Soy la sal del mar
Aire que roza las olas
y empuja gaviotas
El sol tras La Campana
Río con fuente en el cielo
Estrella unida a esta mirada
Soy la sal del mar
Aire que roza las olas
y empuja gaviotas
El sol tras La Campana
Río con fuente en el cielo
Estrella unida a esta mirada
Debo pedirte que me beses
y abras la ruta de tus pechos
Pues quiero invadir tu cuerpo
Elevar mi premura
Empujarte a mi mundo
Eligir nuestra unión
Le temo al fuego de la primavera
A las manos fría de octubre
Cierto horizonte en llamas
La tierra que cubre mi tumba
Isidora no se parece en el cielo
Es el cielo
Roza con su piel las teclas del piano
Se afana en extender su luz
Borra con su abrazo mi pena
Roberta
Flack y Quincy Jones, David Redfern, hacia 1973
Nuestro hermano Quincy Jones[1]
tuvo muchas vidas en su existencia
La música lo rescató de las pandillas
y comenzó a viajar con la luz
vibró en el púrpura corazón del ser
supo dejar su ego en la puerta
Así como a Amstrong lo rescató una trompeta
A “Q” lo salvó un piano
Luego ambos regresaron la mano al destino
y regalaron miles de instrumentos
fueron hijos que retornan a casa
para abrazar a los suyos
y alimentar la primavera
Nuestro hermano abrazó al Dr. King
Fue Supremo Alquimista en Estudios de Grabación
Me guiñó un ojo desde su columna en Nueva York
y su llamado llegó hasta mí atravesando inviernos
haciéndome sentir importante
digno de cabalgar sobre el viento
Escuché su espíritu en “Soul Bossanova”
Me mostró su jardín secreto
La montaña en que sembró su alegría
La pared azul en que escribió sus sueños
Jones, Sascha Steinbach, hacia 2020
[1] No he encontrado el registro de su iniciación
masónica, pero me lo dijo un hermano viajero que sentó junto a él en la columna
del sur.
Amo escuchar a Chris
Sentirla abrazar a otras mujeres
Rescatar sus almas
Bendecir tanto despego
Tanta rectitud en la leche
Mi libro es ancho como el azul del mar
Llega hasta las fotos de Maurico Orrego
El abrazo de Axel Madariaga
La mañana en que mataron a a Jaime Aldoney
Llega hasta los bordes de mi sangre
Continúa en los ojos de Isidora
La calle Yungay
Este roquerío en que me busca el sol
Me cuesta abrazar a un gato
Pero no seguir el hilo de un poema
Buscar su parto en Punta Arenas
Aquella epifanía de luz
Violeta creando el mundo
Su libro impreso en nuestra conciencia
Miro la ciudad y ella me intuye
Sabe que pertenezco a su luz
Despliega en silencio mi nombre
Busca mi rastro en sus plazas
Me extraña en sus calles
Piensa en mí para abrazarme
Mi esposa cocina como diosa
Piensa con la precisión y el filo del acero
Conversa con gracia
Viste con alegre elegancia
Me regala la tibieza de sus labios
Me gusta errar al mirar la luna
apuntar a un lucero nuevo
el pequeño mercurio
el siempre enfadado
marte
Cierto día acerté a un rayo de Venus
cierta galaxia muy lejana
un bosque de asteroides
la base estelar Omega
aquel cometa que marca los siglos
Lo que pienso crece en mi sangre
Es eco de estrellas
Incertidumbre de electrones
Espíritu con pies en el lodo
Genuino poema del sol
Viene el domingo
a escuchar nuestra alegría
Es primavera y vivimos en Democracia
Aún hay cultura en Chile
Carola sonríe/ papá almuerza
Isidora piensa
Aún podemos regalarnos
Definitivamente estamos en el paraíso
Busco a mi niña
Ella está ofuscada y tensa
A mi me falta su abrazo
Yo la apoyo con todo
y le envío mi luz en silencia
El deseo cerca nuestro presente
Borra los costados del futuro
Vuelve frágil la alegría
Borra la magia del recuerdo
Y sin embargo
el deseo nos levanta
nos enfoca
torna sagrado un beso
La luz de mi alma
surge desde la piel del silencio
abraza colores celestes
golpes de las olas contra la costa
el buen sol que asoma tras La Campana
Es Isidora que despierta
Paz de esta ciudad
Carola que se alza entre tomates
zapallos y hierbas del monte
para expresar sus pensamientos
volcar el cosmos de sus relatos
ser y sentir el firmamento
Viajo entre maravillas
y mi conciencia va forjando el poema
5 metros de altitud sobre el nivel del mar
ambulancias parten a reparar nuestra sombra
Son las 7 y 55
Claudio Calderón abre el libro de clases
La luz vuelve a ingresar al bosque
No olvides
que mi primavera es de piedra
de limón es mi acto de sonreír
un li tiene voz em conciencia
mi carne es poema de luz
Este año ha crecido mi libro de lluvias
Lo saben mis amigas gaviotas
Los palotes que habitan el jardín
Nuestros caracoles que marchan en primavera
He sido fecundo
Rosas crecen en mis hombros
Giran mis libros sobre el planeta
y mi hija me llama padre
hogar de abrazos
hermano de luz
No estás salvado Gonzalo
Has triunfado y perdido
Has escrito en el viento
Has amparado la vida
Vuelves y no vuelves al abrazo
¿Qué haremos
cuando nos falte Valentín Trujillo?
Porque su
corazón sostiene la mitad del planeta
Su luz vive en preguntas
de niños
y sus
manos, hijas de mil estrellas
rozan el hilo y
la sangre de cada instante
¿Qué haremos
cuando nos falte?
porque cada flor
marchará a su tumba
habrá ronda y rito
entre espíritus
y desde
nuestro plano surgirán aplausos
ese profundo que
le adeuda nuestra infancia
aquel gigante
que merece su talento
y ese
imborrable, el de la esperanza
Luego, desde el centro
azul de un abrazo
la trama del tiempo
y el sol que perdura
lo dejarán a la
izquierda de nuestros silencios
por su fecunda coherencia
de Maestro
sus manos
selladas por la Luna
su alma: armonía que canta