El cielo se mueve en mi alma
Susurra su aurora
Cruza entre nubes
Se lanza colorido hacia mi noche
El cielo se mueve en mi alma
Susurra su aurora
Cruza entre nubes
Se lanza colorido hacia mi noche
Amada:
Yo soy los ojos que te miran
El hombre que hoy no te toca
La ciudad
de la que sólo te llegan noticias
Estoy en Café Box
Espíritu transparente de Quilpué
Hogar de la naranja
Ruta material de la Paz
...
Muy cerca, Florencia y Bruselas
El tigre y su fuerza
Aquel Balneario al que marcho
La alegría musical de Ivan Joui
...
En este lugar que fue ruinas
Batalla el café y la pizza
Melodías que conversan
Laberinto de aromas
Vecino acontecer del monte
Isaac no la nombra, salvo al dedicarle el libro
Ese sol inmenso no cabe en un nombre
Ni en la tarde del primer beso
Ni en los ojos de Alejandro
Ni en la piel tibia de Eloísa
En sus poemas
ríos de sutil intimidad
sereno amor
persistencia en la ternura
candelabros en cena de aniversario
Son cuarenta años
y podrían ser mil
dos seres abrazados en la luz
seres radiantes de cariño
un bosque de rosas
al que llamamos Amor.
En la puerta de mi alma: una estrella
El rayo libre de tus ojos
Tanta vida que arrebaté a la muerte
Mi hija cantando y creciendo
En la puerta de mi alma un poema
El río que nace en tu boca
Alegrías que entregué a mis hermanos
La dicha de mi hija en el verano
Somos el Alma del Mundo
Llamas del mismo fuego
Nudos del mismo telar
La Alta Luz que se extiende
Viento que gira y gira
en eternidad
Mi alma está en la esquina norte de la primavera
A un lado el diluvio
En mi alma diez silencios
Cien procesos cruzan rasantes
Isidora despierta
La guerra multiplica los muertos
He pensado en las piedras
El alma que viaja en las nubes
Nuestro salario de miedo
Trabajos del sol en mis sueños
La noche cayendo sobre mi cuerpo
Mis abuelos la abrazaron primero
Eliana Venegas presentó a mis padres
Su hija ofició mi boda
Nuestros caminos se cruzan en el laberinto
En su casa: piano y mil alegrías
Chile enamorado de su futuro
Ideas fluyen en su mesa
El destino abre otra puerta en México
Mucho antes: la muerte atacó su dicha
Eliana parió primaveras
Enseñó a leer y la lengua de Montaigne
Creció hermosa como las flores del bosque/La abrigó el cariño
Tiene el alma colmada de estrellas
Enhorabuena Pelele Tenerife Toldo
Preeminencia Calígrafo Craso Sopaipilla
La nariz de un párrafo Herencia Codorniz
Ciruela
El ciruelo del barranco
fue concebido para la navidad
derrama sus caldos ácidos sobre diciembre
es azúcar rojiza
caldo de verano
la vida en el paladar
Estuve con Alejandro en Jerusalén
Recibimos luz en la explanada de las mezquitas
Vimos al sol resplandecer
en la Cúpula de Bronce
Visitamos el muro que sobrevivió al templo
Allí nuestros espíritus profundos se abrazaron
Luego volamos sobre el
Jardín de los Olivos
En la cercana Belén
su robusta voz de Maestro
formaba ríos de aguas
azules
y la gente bebía su alegría
su actitud de respeto
las canciones que aprendió de su madre
En la montaña junto al Mar de Galilea
Conversamos sobre “Abnegación”
Su viaje de cien años
La clave de “Bienaventurados los pobres”
Desapego/Deja todo
El camello que no cabe en la aguja
Tiempo y lugar sagrado para la Luz
Trafún, Complejo Maderero Panguipulli
10 de octubre, 1973
Isis muestra su rostro entero en los cielos
Cientos de soldados persiguen a Bernarda
Condenada a muerte por Consejo de Guerra
Ella dispara desde su ira
Recuerda a Claudia, su hija
Su escuela rural en Puerto Fuy
El asalto al Retén de Neltume
Las municiones escasean
Hay perros y helicópteros
que buscan su nombre
Se esfuerza en morir combatiendo
Herida por una rosa de fuego
Su espíritu la ve caer al río Toltén
Aguas sagradas la reciben
La disuelven
Desaparece y se hace eterna
Junto a Isidora
lo observamos enseñar con su guitarra
Realizar el incendio de las manos
Atacar el bordón en varios puntos
Herir el sentido con dardos de alegría
Impedir el paso de la hora
Impregnar su pulso de emoción
Previamente nos mostró Florencia
Llevó nuestra mirada a cuerdas y maderas
Magia de la tiorba[1] en la Ciaccona
Ajabeba en Campos de Marte
Atabales presidiendo desfiles
El Dulcémele alegrando la paz
Guía en el país de la música
Su arte es Geometría y Equilibrio
Tallado del aire/Hermandad con el silencio
Contracción del tiempo
Mutación de la luz en sonido
[1] La tiorba es un laúd grande; ciaccona una danza
barroca, ajabeba una proto flauta traversa; atabales unos timbales y dulcémele
es un predecesor del piano.
Walter Gropius organizó el futuro
Lo arrancó desde los pechos de Alma Mahler
Percibió el sueño en otras almas
Fue trapecista entre conciencias
Fundó Bauhaus en Weimar
La escuela surgió del pan compartido
Colores que cantan y noche de fiesta
Insistente, alzó su templo:
humano, solar y enamorado de lo útil
la fábrica en serie
las
líneas rectas
Aprendió a volar sobre la primavera
Buscó el aire que respiran los montes
Rozó las copas de los árboles
Es parte del viento
Es el verbo del sol
El maestro navegó sobre el invierno
Aprendió sobre tempestades
Caminó sobre olas gigantes
Habló con sus ojos al destino
Enfiló su nave a los sueños
Superadas las pruebas
Enseñó a gobernar los metales
Alquimia celeste
Fuerza de la luz interior
Explosiones que mueven el tiempo
Vanessa ama estudiar
Un día la expulsaron por elegir la vida
Y ello hizo más potente su candelabro
Así, se hizo maestra
Asombrosa lingüista
Psicóloga
Abuela y madre que enseña
Estrella radiante en el Árbol de la Vida.
Su pelo negro y ondulado
Entrega señas de su energía
poema que cruza los mundos
Reina de la Danza
Aurora en el rostro de la Tierra
Ella ama escuchar
Recibir y diluir las tormentas
Hacer rondas con Francisca
Sembrar su ternura
Limpiar las lágrimas del Tiempo
Sara nació gigante
Fuerte para enseñar el respeto
Liberar espíritus
Ser madre en la sangre y en el alma
Abrió los ojos
en la primavera de Chile
aprendió a caminar sobre sueños
amó a un hombre justo
alzó su bandera en la montaña
no se rindió
jamás bajó su mirada
Varias mañanas me tomó en sus brazos
Observé la aurora en sus ojos oscuros
La escuché conversar en los jardines del Pedagógico/ En La Alianza
Bajo el parrón de mi casa
y junto a la rosa eterna de mi infancia
Soy Pedro Aguirre Cerda
y hablo las trece lenguas del invierno
heredé visiones de Sarmiento y Letelier
Enseñé castellano, filosofía
y Educación Cívica
Aprendí de obreros en Liceos Nocturnos
Fui diputado, ministro y Presidente de Chile.
Comprendí que no hay Democracia sin Educación
Sin ella, más que ciudadanos somos clientes
Egos ajenos a su alma
Seres que aún no encienden su estrella
Escuela común y activa
Escuela laica
Leche en todos los vasos
Una ronda en cada solsticio
La bandera de todos sellando esta unión
No hay Democracia sin Derechos Humanos
Sin un espacio para cada conciencia
Sin libertad de expresarse
Sin el derecho a reír
Todo ello lo aprendí en el Pedagógico
En largas conversaciones con Gabriela
Exiliado recorriendo el mundo
Uniendo anhelos de Chile
Cumpliendo mi palabra de honor
¿Y qué han hecho ustedes con nuestra esperanza?
¿Dónde está el poema que escribió la primavera?
Las empresas que forjó este pueblo
Nuestro orgullo de vivir erguidos y jamás de rodillas.
No hay Democracia sin educadores
Sin almas que guían a otras almas
Benditos obreros del pensamiento
Seres que Escuchan- Conversan- Motivan
Maestros que despiertan el arte
y dejan sellos de su luz en nuestra paz
Pedro tiene mil años o más
Mil cien probablemente
Parece un sabio griego
O el abogado Ulianov
caminando por un parque helvético
Entiende enseñar como un acto de amor
Lleva chispas de Frankturt y su escuela
Es un beatle
Uno secreto y, en serio, uno de los buenos
Posee vehemente amistad con la alegría
sana afición por la risa
propensión a la hermandad
pasión de justicia
Equidad como fuerza de sus sueños
Sin embargo, es serio
Porque ser feliz no se improvisa
Aunque tampoco se planifica
Se lleva con arte
Como la tarde eterna del primer beso
Pedro entiende el aula como espacio de
humanidad
Insiste en ser leal a su pueblo
Confía en sus hermanos estudiantes
Sabe que educar es forjar la Democracia