Mi esposa tiene pacto con el viento
Dibuja imágenes en el aire
Sostiene un par de estrellas
Cocina porque disfruta crear
Mi esposa tiene pacto con el viento
Dibuja imágenes en el aire
Sostiene un par de estrellas
Cocina porque disfruta crear
Elevaré un muro
para que tú lo saltes en primavera
y desde su cima mires las estrellas
No es un muro para encerrarte
Es un límite a cruzar
Una invitación del sol
Un truco en el libro de los padres
Escuche a mi hija elegir su destino
Memorizar la aurora
Digerir sus nubes grises
Renacer desde la piedra
Septiembre me está llamando
Habla de madrugadas y auroras
Flores entre árboles muy verdes
El cielo besado por volantines
Nuevos niños sobre amplios horizontes de luz
Tan triste como partes azules
Que recogen amigos o calles
Y a veces translucen un camino
o desfiles de sombras
o Platón
Cargados de un adiós
de maestros
y alumnos
que piden perdón
-Poema de Isidora-
Lo que reina en mi alma
Es la risa de mi hija
Sus ojos en el cine
El piano
con que llama a las estrellas
Lo que hoy me pesa es el frío
La palabra que no llega
Nuestra alma atrapada en las paredes
El engaño de buscar lo que ya tenemos
Aquí dejo mi domingo
Los gasté en mil palabras de primavera
Isidora en video
La perfecta paz de Carola
Como mi abuelo Bladimiro, hoy viajaré en tren
Pensaré en sus tardes cruzando Chile
Sus manos apaleando el carbón empleando lleves de hierro
Su rostro amado por el viento
Su espíritu unido a nuestro pueblo
Para hoy, elegí mi sombrero de fiesta
La teología de un sueño
Caminar hasta una playa sin nombre
Una once con Isidora, mi hija de luz
Estuve con Béla Bartók en las casas del bosque
Buscábamos la risa de los niños
Melodías silbadas por ancianos
Los cantos que bendicen la tierra
Llevo días saltando sobre el Rimac
Comiendo papas a la huancaína
Conversando con César Vallejo
Caminando dormido en los desierto
Viendo a la noche dormir sobre Nazca
Elegí ser tu lluvia
Nacer este ocho de agosto
Justo a la hora del crepúsculo
Volar desnudo y sin miedo
Gritar sobre la estrella sin nombre
Nacer y vivir pese al dolor