Mis manos conocen el rostro de Isidora
Hay lazos de luz entre nosotros
Nos une el lazo del tiempo
Cierta cadencia de estrellas
Hilos invisibles del Amor
Mis manos conocen el rostro de Isidora
Hay lazos de luz entre nosotros
Nos une el lazo del tiempo
Cierta cadencia de estrellas
Hilos invisibles del Amor
Le pedí labios a mi piel
y un río de alegría a mi alma
de mis zapatos espero una ruta
a mis rodillas les exijo dignidad
Arribaste del cielo con una estrella en la mano
Caminaste sobre el agua
Cantaste con voz de viento de fuego
Posaste la mirada sobre el mundo
Y en en ella había lenguaje de amor
Llevo mi mano a tu alma
y la entibia tu luz
la plenitud de tu cariño
agua de espíritu
agua nacida en las estrellas
No pienses en la mañana que pasa
Concéntrate en el verano que miente
Aquella calma dulce de las chirimoyas
La hierba que cubre a la serpiente
*
Piensa, si quieres, en el camino de las almas
Aquellos recuerdos de los niños
La ira del silencio
Las naranjas que maduran en invierno
................................................................Para René, en agradecimiento por su compañía el 6 de julio
A René no lo hieren las piedras de la ruta
Camina descalzo entre ciudades y bosques
Lo anima la luz de Jesús
Escribe lo sencillo y lo dudoso
Yerra y acierta
Elige el abrazo y la oración
*
René llega hasta donde no alcanza la primavera
Comparte su fuego en jornadas de invierno
En su sangre recuerda a Siria
Patria Joven
Mano sobre mano, la unión
*
René elige el respeto
Comunión de diferencias
Honradez del iniciado
El libro en que todos escribimos
Nuestra Patria Universal de la paz
Isidora respira cerca
Opina sobre ejercicios de teatro
Cuenta las luces de los barcos
Es pilar de la noche
En mi alma defiende la paz
En mi vida los libros
Palabras cruzando hacia la luz
Saltando de una a otra conciencia
Provocándome con sus cadencias
Exigiendo nacer desde el silencio
Proclamando su ser
Prolongando los viajes del pensamiento
Las conclusiones te pedí
Y llegaste con una hoja de otoño
Un pañuelo bañado por tus lágrimas
Nuestro libro quemado sobre el altar
Las olas están respirando
Sus manos blancas aparecen entre las rocas
Acuden desnudas a las playas
El viento las empuja
Limpia sus nombres de guerra
Las deja preñadas de sol
Heredarás la tierra nos dijiste
Y yo te seguí hacia el altar
Pero allí sólo había aire y rocas
y el polvo
que ahora cubre nuestras tumbas
Te pedí agua y me enviaste la lluvia
El océano en un dedal de plata
Esta botella con leche
Tus manos llenas de sal
El Maestro dejó sus sandalias en el desierto
Perdió su libro de oraciones
Arrojó su báculo al Océano
Regaló su amor y su manto
Cruzó cien veces por el ojo de mi aguja
Mis manos duermen apretando tus pechos
Hundidas en el poder de tu sexo
Sintiendo tu luna y tu nombre
La humedad de tu lengua
El tiempo que cruza por tu ser
El invierno levantó su mano de barro
Y mintió sobre los límites del silencio
Habló en esperanto y en persa
En griego de Platón
En el hebreo antiguo de Sansón
*
Luego llegó la primavera
Con sus campanas de estrellas
Y su eterno amor por la verdad
No levantó su mano
Simplemente llevó su luz
Vida es un poema de piedra
Hechizo de la muerte
Pausa en medio de mil cielos
Hecatombe de la noche
Milagro parido por la luz
No estoy hecho de piedra
sino que de otoño
colecciono crepúsculos
guardo sus fragmentos en frascos
lloro antes de vaciarlos en mi alma
Hay ranuras en mi alma
Cruzan por allí estrellas y diccionarios
Plazos de muerte
Lecciones de sombra
Aceros empuñados por la luz.
Ella no está
Pero sigue allí su sonrisa