Bendigo mi origen, el sol
Los cisnes que tejieron la lluvia
El poema de los nombres
La Luna, que heredará mi ternura
Bendigo mi origen, el sol
Los cisnes que tejieron la lluvia
El poema de los nombres
La Luna, que heredará mi ternura
Acarreo rocas y extraigo metales
Cada jornada saco piedras del abismo
con mis ojos las trituro
y las llevo al fuego de mi alma
Vuelvo cada día y hay nuevas rocas
pesadas y fuertes como torres
monstruos de invasión continua
ladrillos tejidos de palabras
folios
sombras volcadas en papel
¿Conoces el destino?
¿Hay allí una serpiente mordiendo su cola?
Un pueblo ondeando sus banderas
La eternidad del silencio
o sólo el Amor extendiendo su presencia
Disque su teléfono invisible
Marque el número de su Maestro Interior
Trama misteriosa de conciencias
Sala en que el yo
danza en la torre de todos
y arden los siete pilares del cielo
Hace tiempo que Giusseppe Verdi
golpea mi puerta
Llega con vinos y quesos
mas sus ojos paridos por el viento
esos que lloraron y amaron por todos
Al salir una estrella
le presento a Gershwin y Duke
El se ríe, y luego llora
Después me habla de Italia
sus campos gobernados por la aurora
aquellos magnolios plantados por sus manos
amistad entre luz y belleza
En la profunda noche
solloza
piensa en su música agrietando tristezas
fustigando tiranos
elevando emociones
alentando el pensamiento
Antes de irse
estudia a Billie Holiday
me deja un abrazo en morse
habla de mujeres prohibidas
brinda por la libertad que crece
sube al cielo de John Coltrane
Mi acrobacia consiste
en zigzaguear seco entre la lluvia
claro, como un Maradona imposible
electrón de ojos turquesa
partícula de un plano escondido
capitán de viajeros astrales
Mi acrobacia
aquella única que cuenta
la aprendí huyendo de maridos
asido a la rama que oculta el abismo
parado sobre diez cabezas de un tigre
caminando sobre un gato egipcio
volando hacia el Padre
como la fe de un inocente
Mi caída
la que ahora presumo
causó un agujero en el ser de este mundo
y pasé de un infierno a otra tumba
herido por mi propia ternura
alma girando en el éter
tiempo ajeno al tiempo
noche herida en su pubis
mi fuego buscando otra piel
Envío mi ternura a tu alma
y te llamo, niña, hija
estrella encendida en mi nombre
sueño del último fuego
Carola Jamett luce una araña en su centro
Al occidente, Vargas la llaman.
Yo la nombro esposa
Esfera y refugio de luz
Alma con raíz en la lluvia.
Gracias por los quesos
y estos nombres de tus naranjas
tus pronósticos del tiempo
un poco de vodka
mezclado con cielo
Hoy escucho mi silencio
Una pausa antes del asalto
Antes de cruzar el árbol nocturno
y asirme a los hilos del sol
para respirar su fuerza
y conquistar la vida
Jamás el sol ha olvidado
su muerte
Ni Oscar Ichazo
sus noches de Chamán
Lee el hombre su vida
en las piedras.
Marilyn |
Lo que Múnich Von Trappen
Hare Krishna non prestan
Porque mi Padre
el que abrió mar y cielo
no es Dios de muertos
sino de vivos
y Robert estuvo allí
esa noche de sobredosis
Ese agosto en que
Marilyn partió a otro Hollywood
y Lenin cerró sus ojos en la ambulancia
Porque, claro,
nunca murió en su cama
sino en brazos de América
o, al menos, en los de su Fiscal General
bien lo sabe Hoover y Netflix
el rostro triste de Clark Gable
y los ojos sabios de Billy Wilder
Tom y Jerry jugaban al jazz en los cines
y pronto balas harían crecer el Valhalla
mientras Vietnam bebía Napalm
y Malcolm cae bombardeado
lo mismo que Jack
Ernesto en las montañas
Marcos un 5 de octubre
y nuestro hermano Martín Lutero hijo.
No por mucho florecer
asoma el día desde su tumba
o cae el cielo sobre Nueva York
y el Presidente se despide desde La Moneda
Me parezco a mi hija
El mismo sol brilla en nuestro centro
Espíritus comunes nos conforman
y nos cobija una misma alegría
este destino de abrazos
el libro que leen nuestros sueños
Marque su trabajo sobre un Libro de Paz
Uno de esos textos que flotan en el aire
y se leen en la profunda noche
como puntos de luz en el cielo
Lleve su trabajo sobre los hombros
O deje que él lo conduzca a usted
Niños y marineros sobre techumbres
Artistas y Obispos sobre tejas de Madrid
Y al fin, dejé su trabajo en el olvido
Renuncie
Camine bajo el sol del día lunes
Beba chocolate del destino
Tome el tiempo de nacer junto al mar
La sentí como vida en mi rostro
Fin de un silencio
Amistad entre el mar y estas rocas
Elías subió desde Pirque a las estrellas
Fue criado en la Colmena
Vivió entre flores de Guatemala
Escuadras de acero salvaje
Tormentas de higos
Nietos y bisnietos del Winnipeg
Ahora sonríe en Reñaca
Despierta acontecido en Ovalle
Enseña el poema de la palta
El largo beso de la Chirimoya
Aquellos pasos lila de su esposa
Su nombre en el Zafiro del Este
Elías cruzó el espejo en Pirque
Habló de Londres con Zaratustra
Bebió pintas bajo suelo bombardeado
Estuvo en la tumba del viejo Moro
Fue maíz y papa de altura
Lloró en la raíces y en la puerta de Chile
Que el poema se una a tu nombre
y tu piel de Carola sea mi piel de Gonzalo
y tu noche de hembra sea mi luz de alegría
sereno cuerpo de Luna, agua ondulante
sol que hiere mi pulso
agua volcada en mi carne.
Escribo para no perder mi cabeza
No herirme de cielo
No huir de mi infancia
No dejar que se pierda el calor de mi madre
Escribo para no llorar de certezas
No trizar mi silencio
No ahogarme en la sombra
No dejar que se borre el azul de sus ojos