Ahora soy el guardián de los tulipanes.
Me debo a su tierra húmeda
Vigilo los gusanos del aire
La ambición de las gaviotas
El orín nuevo de los halcones.
Ahora soy el guardián de los tulipanes.
Me debo a su tierra húmeda
Vigilo los gusanos del aire
La ambición de las gaviotas
El orín nuevo de los halcones.
Estoy en el amor
Lo recibo
Lo dejo pasar por mi cuerpo
Reflejarse en mis actos
Expandirse en el bosque y las estrellas
Toda la tarde tomados de la mano
La hija y su padre
Dos nubes en lo alto
Ambos cruzados por el cielo
El tiempo colmado de amor
En mi puerta hay un ángel
Mi madre a sus veinte años
La sombra de un domingo
El bosque que llega cantando.
En mi ventana tengo un tesoro
Hay delfines saltando
Amistad del arcoiris
Mis hermanos delfines
Los rayos del lucero
La noche y su cabellera de estrellas
Toma el cuerpo de la primavera
Mídela con tus manos
Entra en ella por un río de cielo
No la desees, sólo tómala
Roba su aroma y su tierra húmeda
Canta para ella
Haz que regale su cintura
Haz que sus ojos te nombren
y deje sus sandalias bajo tu cama.
Las sombras se refugian en nuestro apruebo
Sin ninguna vergüenza copian la barba de El Moro
Maquinan contra la Gran Convención
Diestros en el engaño al soberano
Servidores de la extrema riqueza
Mayordomos de esta Antigua Hacienda
Al sur del temblor
Justo en la crisis del silencio
Noche escrita sobre la noche
Nuestros barcos con anclas de papel
Ahora, luces de Valparaíso
La niña en este campo de conciencia
Corriendo asida a un elástico
Libre a pesar de su Fe
Al sur del amor
Cerca de un muro sangrante
Nuestras manos cuajadas de sol
La victoria cumple 50 años
Por mi parte, ya sabía caminar
Miraba multitudes saltando en las pantallas
Mientras los niños dejaban de andar descalzos
y la leche bendecía nuestros sueños
.
Los mayores discutían sus tormentas
ENU, JAP y Cobre
Tres sectores de la Economía
Viviendas para obreros
Hielo austral en los desiertos
Una torre infinita para la UNCTAD
.
Junto a la aurora, los estudiantes
Libros de Quimantú
Obreros a cargo de industrias
Campesinos ocupando las haciendas
La justicia en sus mil días de fiesta
Aprovecho el sol
Dejo que lea mi cuerpo
Nuestro pueblo exige sus cuarenta medidas
El sol en ventanales alargados
Nuestro orgullo en las escuelas
Independencia de pensar
Tierra y libertad en el Wallmapu
Queremos un cielo de volantines
Mil veces la palabra mujer e nuestros votos
Belleza de la igualdad
Derechos para los bosques
Un defensor de animales
Queremos que el amor no tenga restricciones
Tributos proporcionales a la riqueza
Promoción del trabajo
Elevación del magisterio
Negociación colectiva por ramas de la economía
Entre mis labios y los tuyos
¿Qué historias hay?
Siento tres fantasmas tomados de la mano
Un ángel pensando
Nuestra ventana hacia el circo
A propósito
Del techo cuelga un acróbata
Yo giro mi cabeza y te veo tejer
Pensar tus artes
Abrir los secretos de mis sueños
Mis ojos quieren volver a dormir
La noche abriga
Pienso en acurrucarme y ceder
Convertirme en foto y poema
Recuerdo de un abrazo
Colores trazados sobre el papel
Pienso en la pradera de mi amigo
Sus jardines y bahías
Las tumbas que lleva en su alma
Colores que aplica a sus sueños
Su digna estatura de maestro
Sonrisa de artista
Ternura de niño encerrado en un viejo.
Vuelvo con once sílabas maduras
Salgo hoy desde el fondo del tiempo
Arranco tumbas y rocas muy duras
Engaño estas señales de campo
Yo ataco esta patria de ciegos
Derribo la urbe que contemplo
Soy la hora que apuran los fuegos
El rayo que aguarda este templo
Higuera negra que pide tu riego
Carola viste de sofá
La estampa un río marrón
Teje mientras nos llama el cine
El aroma de septiembre
Naranjas que beberemos con ron
Ríe al saber de estas letras.
Cuatro halcones en el vecindario
Isidoro, Raúl, Belisario y Miguel
Juegan a lucirse ante gaviotas
Mostrar sus plumas largas
Desplegar sus alas marrones
Pecho lleno de primaveras
Sangre llena de viento
Su gran poder al volar
Tengo españoles en mi pelo.
Niños de potos rosados
Acróbatas en número de doce
Bosques lluviosos
Aceitunas - Almendras- Higos
Alamedas
Nuestro Aconcagua
Pirámides
Algunos siglos del Mundo
La ciudad de Buenos Aires
Borges, Gardel, Evita
Un parrón en Quillota
Bandejas de caquis
La moto de Ernesto Guevara
Todo el placer de Costa Rica
MI hija quiere que me corte estos vellos
No puedo hacerlo
Tal vez caiga desde allí Vietnam
El Hudson
La aviación de Corea
Corfú y Patmos
Ciertos camellos verdes
Profesores de física
Pitágoras
El American Bar
Los guantes de Marisol Urzúa
Mi triciclo rojo
Diego Portales
Todo el poder del Amazonas
Nogales, comuna libre
Ron blanco
Gotas del Nilo
Toda la Inspección del Trabajo
Hungría y Perú han llegado a mi moño.
Helicópteros descienden y despegan.
Hay buses con turistas
Barricadas
Procesiones
La maratón de Tokio
Campos nudistas
Partos
Autopsias
Salas de Prensa
Estaciones orbitales
Orquestas
Industrias
Barcos cargados de uñas
Amplitud de Senegal
Sirenas
Estepas y sus jinetes
Templos de Baal
Afrodita y Adonis
Bosques de Mirra
Gigantes
El rostro de los Reyes Magos
Nemrod cazador
La última carga de Laertes
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Hoy caminé y sentí el agua en mi cuerpo
El cielo inundó mis cabellos
Quedé como diuca
Helado, poblado de nubes
Traspasado por ríos que caían desde el aire.
He nombrado los crímenes de la sombra. Los que llevan en su hígado las ballenas. Esos que pudren la nostalgia y maltratan nuestro árbol de conciencia.
Como sombras reconozco la cobardía, seguido de la ira, traición y envidia.
Siempre me visitan los espectros y el fuego de mi infancia los detiene, preserva mi luz, extiende el amor.