Para quienes fuimos niños en Valparaíso.
"La Joven Italia" nombra una tienda en nuestro centro
y no alza rebelde la idea de Patria
Resurgimiento.
Civiles en armas.
Esperanza de pueblo cautivo.
Unidad en la diferencia.
Ejército secreto y libertador.
Pero el nombre no es casual.
Allí benditos emigrantes
bordaron altiva libertad hecha bandera
derramaron en ella sus lágrimas
y la cedieron al héroe de oprimidos
virtuosa espada de libertades
venerable hermano Giuseppe Garibaldi.
El guerrero prometió alzar sus colores
en cada batalla
llevarla en la marcha de su pueblo
liberar Roma y Nápoles con ella
hacerla triunfo y audacia
honrarla en templos de humanidad
distinguir con sus trazos
una República Laica.
En Caleta Abarca fue el rito.
Otoño de 1853.
Allí recibió el paño sagrado.
Vientos y océanos formaban el cuadro.
Hubo clamor de Independencia.
Eternidad de Italia.
Estrella de Arauco al atardecer.
Este texto conversa con Emilio Toro Canessa, Profesor de Historia y Geografía, para el Archivo Histórico Patrimonial, I. Municipalidad de Viña del Mar, en los siguientes textos publicados por la Revista Tell en su edición de
Septiembre de 2012 y en su edición de
Octubre de 2012.
Al investigar sobre Giuseppe Garibaldi en el continente americano, siempre encontramos referencias de él en Estados Unidos, Brasil, Uruguay, Argentina y Perú, pero casi nada sobre su estadía en Chile, específicamente en Caleta Abarca en Viña del Mar y en Valparaíso. Por ello, esta investigación, pretende ser un pequeño aporte a la historia local y patrimonial de la ciudad, rendir un homenaje a hombres y mujeres que contribuyeron desde la urbe y fueron un símbolo patriótico importante frente al proceso de unificación italiana.
Durante cortos períodos desde 1851 a un tiempo más prolongado, como el “26 de Marzo al 10 de Abril de 1853”, el héroe de dos mundos llega a la ciudad, atracando su bergantín “Carmen”, cercano a la playa de Caleta Abarca en Viña del Mar. Años en los cuales además, se encontraba en proceso de construcción la línea férrea Valparaíso – Viña del Mar, a su llegada a pies del Cerro Castillo (donde hoy se encuentra un monolito de piedra en conmemoración de los cien años de tan ilustre visita) lo esperaba la colectividad italiana residente en Valparaíso. Pietro Sepp que en 1857, sería director fundador de la 6° Compañía de Bomberos Cristoforo Colombo lo recibe diciendo, “General Garibaldi, héroe máximo de nuestro resurgimiento, esperanza de todos los italianos en el mundo… y de los residentes en estas hospitalarias tierras chilenas, lo saludamos con devoción”. Terminado los discursos, los festejos recién comenzaban, es por ello que los italianos de la ciudad invitaron a Garibaldi “a una Hacienda de Viña del Mar, para un encuentro patriótico”. Para aquel entonces, Viña del Mar era una sola hacienda de la provincia de Valparaíso, a cargo de la Sra. Dolores Pérez de Álvarez, con lo cual no es extraño suponer que ella también fuera parte de los recibimientos o estos hubiesen sido realizados en la casa de su hacienda, cercana a lo que hoy es el Palacio Rioja.
Terminados los festejos, se trasladarían a la Ciudad de Valparaíso, alojándose Garibaldi, en la casa de un connacional en los altos del Almacén La joven Italia, lo que hoy es Tricot. Esta visita generaba “un sentido de pertenencia a Italia”, sentimiento que perduraría en el tiempo y sería parte esencial en el proceso de la unificación italiana.
En el momento previo al zarpe de la nave Carmen en las costas de Caleta Abarca en Viña del Mar, la colectividad italiana residente se encontraba presente para realizar el último adiós al general Garibaldi y a nombre de Pietro Sepp, uno de sus connacionales más representativos, se hizo entrega de un presente.
Se trataba de una hermosa bandera de seda, bordada con hilos de oro y plata, la cual por una parte del paño, “en sus finísimos tres colores, con emblemas de plata y oro que representaban, cadenas… y cañones destruidos, se erguía una Italia en forma de hermosa mujer triunfante llevando una corona torreada, con las palabras independencia, unidad y libertad”, a Giuseppe Garibaldi, “Los italianos residentes en Valparaíso, 1853”. Para él, esto fue tan importante, inesperado y conmovedor, que responde: “En esta playa chilena, de frente a este mar infinito les juro que siempre flameará a mi lado, en primera línea y en todos los combates que me esperan por la libertad de Italia eterna”. A las semanas después de su partida, aparecía publicado en El Mercurio de Valparaíso, “señores, habiendo tenido tantas pruebas de nobleza ofrecida, me es grato, querer ofrecer disculpas de mi parte, y hacerme intérprete del amor y gratitud que debo a ustedes por su afecto y acogida, saludos G. Garibaldi”.
Estos serían sus últimos años en América, ya que se encontraba pronto al retorno para luchar por la causa de unificación, con esto querían hacer sentir a su amigo el apoyo, “el dolor, angustia…, la vergüenza y el daño de no tener un nombre patrio. Pero jamás pensaron la suerte que estaba echada a su bandera cuando flameara”. La bandera italiana de Valparaíso fue “el sagrado estandarte de la legión de los Mil”, la que en manos de Simone Schiaffino uno de sus miembros y parte de la embarcación, que zarpó en 1860 desde el puerto de Quarto en Génova, rumbo a Sicilia. El 15 de mayo de 1860, en la batalla de Calatafimi, “apretaba a su pecho sangriento, el regalo más preciado y amado por Garibaldi, el tricolor, hermosamente cosido y adornado por los emigrantes italianos de Valparaíso”. Lograda la unificación Italiana, la Sociedad de Beneficencia Italiana en Valparaíso en 1871, lo nombra miembro fundador y presidente. A lo cual responde, “Mis queridos amigos, acepto con gratitud el precioso título de ser vuestro presidente honorario, lo recibo con afecto de gentil acogida dada por mis queridos conciudadanos de Valparaíso. Suyo Giuseppe Garibaldi”. La bandera, regalada en Caleta Abarca, pasaba a ser el símbolo más preciado de la unificación, “un estandarte de libertad, conquistado y ganado por un pueblo que se reconoce”, unida a éste, todo gracias a las colectividades italianas de Viña del Mar y Valparaíso, que hicieron entrega de él, en la esperanza y sueño de lograr una Italia unida.
“La colectividad italiana residente se encontraba presente para realizar el último adiós al general Garibaldi… y se hizo entrega de un presente. Se trataba de una hermosa bandera de seda, bordada con hilos de oro y plata”.
DESTACADO:
“Esta investigación, pretende ser un pequeño aporte a la historia local y patrimonial de la ciudad, rendir un homenaje a hombres y mujeres que contribuyeron desde la urbe y fueron un símbolo patriótico importante frente al proceso de unificación italiana”.
Maino, Valeria, “I Marinai italiani in Cile a meta del secolo XIX”. En Favero, Luigi, Et Al; Il Contributo Italiano allo sviluppo del Cile, Edizioni della Fondazione Giovanni Agnelli, Torino, 1993.
El Mercurio de Valparaíso, Movimiento Marítimo, sábado 26 de marzo de 1853, El bergantín Carmen, de origen Peruano pide permiso al puerto de Valparaíso, para permanecer 24 días señala que la tripulación está compuesta por el comandante y tres personas.
Presenza, Periódico Quincenal de la colectividad italiana en Chile, Pág., 8, agosto 2011.
Baggio, Luciano; Massone, Paolo; Presencia italiana en Chile. Ediciones Presenza. Santiago, 1992.
Larraín, Carlos; Viña del Mar, p. 17, Sinopsis de los propietarios de las dos haciendas de Viña del Mar. Editorial Nacimiento, Santiago 1946.
Giuliani Balestrino, Maria Clotilde; L´Italia Fuori dall´Italia, Gli Italiani in Cile, p.91. Bozzi Editore, Génova 2000.
Nota: Las traducciones del italiano al Castellano, han sido realizadas por el autor.
La imagen proviene de
este sitio.