16 de marzo de 2017
Servicio Nacional de Menores
Hoy he negado la paz.
La dejé morir en carpetas de niños.
Futuro sin luz.
Siglo sin risas.
Sendero vacío del espíritu.
Había en mi jardín un lugar para la rosa.
y lo dejé partir.
Allí quedan inviernos y cementos.
Tumbas de niños olvidados.
Montaña del Yo.
Cielo en que brilla el vacío.
Hoy he negado la paz.
No habrá sopa en mi mesa tan limpia.
Vencerá el dolor a la risa.
Me atraparán dinares.
No brotará el amor.
15 de marzo de 2017
La Joven Italia en Caleta Abarca
Para quienes fuimos niños en Valparaíso.
"La Joven Italia" nombra una tienda en nuestro centro
y no alza rebelde la idea de Patria
Resurgimiento.
Civiles en armas.
Esperanza de pueblo cautivo.
Unidad en la diferencia.
Ejército secreto y libertador.
Pero el nombre no es casual.
Allí benditos emigrantes
bordaron altiva libertad hecha bandera
derramaron en ella sus lágrimas
y la cedieron al héroe de oprimidos
virtuosa espada de libertades
venerable hermano Giuseppe Garibaldi.
El guerrero prometió alzar sus colores
en cada batalla
llevarla en la marcha de su pueblo
liberar Roma y Nápoles con ella
hacerla triunfo y audacia
honrarla en templos de humanidad
distinguir con sus trazos
una República Laica.
En Caleta Abarca fue el rito.
Otoño de 1853.
Allí recibió el paño sagrado.
Vientos y océanos formaban el cuadro.
Hubo clamor de Independencia.
Eternidad de Italia.
Estrella de Arauco al atardecer.
Este texto conversa con Emilio Toro Canessa, Profesor de Historia y Geografía, para el Archivo Histórico Patrimonial, I. Municipalidad de Viña del Mar, en los siguientes textos publicados por la Revista Tell en su edición de Septiembre de 2012 y en su edición de Octubre de 2012.
Al investigar sobre Giuseppe Garibaldi en el continente americano, siempre encontramos referencias de él en Estados Unidos, Brasil, Uruguay, Argentina y Perú, pero casi nada sobre su estadía en Chile, específicamente en Caleta Abarca en Viña del Mar y en Valparaíso. Por ello, esta investigación, pretende ser un pequeño aporte a la historia local y patrimonial de la ciudad, rendir un homenaje a hombres y mujeres que contribuyeron desde la urbe y fueron un símbolo patriótico importante frente al proceso de unificación italiana.
Durante cortos períodos desde 1851 a un tiempo más prolongado, como el “26 de Marzo al 10 de Abril de 1853”, el héroe de dos mundos llega a la ciudad, atracando su bergantín “Carmen”, cercano a la playa de Caleta Abarca en Viña del Mar. Años en los cuales además, se encontraba en proceso de construcción la línea férrea Valparaíso – Viña del Mar, a su llegada a pies del Cerro Castillo (donde hoy se encuentra un monolito de piedra en conmemoración de los cien años de tan ilustre visita) lo esperaba la colectividad italiana residente en Valparaíso. Pietro Sepp que en 1857, sería director fundador de la 6° Compañía de Bomberos Cristoforo Colombo lo recibe diciendo, “General Garibaldi, héroe máximo de nuestro resurgimiento, esperanza de todos los italianos en el mundo… y de los residentes en estas hospitalarias tierras chilenas, lo saludamos con devoción”. Terminado los discursos, los festejos recién comenzaban, es por ello que los italianos de la ciudad invitaron a Garibaldi “a una Hacienda de Viña del Mar, para un encuentro patriótico”. Para aquel entonces, Viña del Mar era una sola hacienda de la provincia de Valparaíso, a cargo de la Sra. Dolores Pérez de Álvarez, con lo cual no es extraño suponer que ella también fuera parte de los recibimientos o estos hubiesen sido realizados en la casa de su hacienda, cercana a lo que hoy es el Palacio Rioja.
Terminados los festejos, se trasladarían a la Ciudad de Valparaíso, alojándose Garibaldi, en la casa de un connacional en los altos del Almacén La joven Italia, lo que hoy es Tricot. Esta visita generaba “un sentido de pertenencia a Italia”, sentimiento que perduraría en el tiempo y sería parte esencial en el proceso de la unificación italiana.
En el momento previo al zarpe de la nave Carmen en las costas de Caleta Abarca en Viña del Mar, la colectividad italiana residente se encontraba presente para realizar el último adiós al general Garibaldi y a nombre de Pietro Sepp, uno de sus connacionales más representativos, se hizo entrega de un presente.
Se trataba de una hermosa bandera de seda, bordada con hilos de oro y plata, la cual por una parte del paño, “en sus finísimos tres colores, con emblemas de plata y oro que representaban, cadenas… y cañones destruidos, se erguía una Italia en forma de hermosa mujer triunfante llevando una corona torreada, con las palabras independencia, unidad y libertad”, a Giuseppe Garibaldi, “Los italianos residentes en Valparaíso, 1853”. Para él, esto fue tan importante, inesperado y conmovedor, que responde: “En esta playa chilena, de frente a este mar infinito les juro que siempre flameará a mi lado, en primera línea y en todos los combates que me esperan por la libertad de Italia eterna”. A las semanas después de su partida, aparecía publicado en El Mercurio de Valparaíso, “señores, habiendo tenido tantas pruebas de nobleza ofrecida, me es grato, querer ofrecer disculpas de mi parte, y hacerme intérprete del amor y gratitud que debo a ustedes por su afecto y acogida, saludos G. Garibaldi”.
Estos serían sus últimos años en América, ya que se encontraba pronto al retorno para luchar por la causa de unificación, con esto querían hacer sentir a su amigo el apoyo, “el dolor, angustia…, la vergüenza y el daño de no tener un nombre patrio. Pero jamás pensaron la suerte que estaba echada a su bandera cuando flameara”. La bandera italiana de Valparaíso fue “el sagrado estandarte de la legión de los Mil”, la que en manos de Simone Schiaffino uno de sus miembros y parte de la embarcación, que zarpó en 1860 desde el puerto de Quarto en Génova, rumbo a Sicilia. El 15 de mayo de 1860, en la batalla de Calatafimi, “apretaba a su pecho sangriento, el regalo más preciado y amado por Garibaldi, el tricolor, hermosamente cosido y adornado por los emigrantes italianos de Valparaíso”. Lograda la unificación Italiana, la Sociedad de Beneficencia Italiana en Valparaíso en 1871, lo nombra miembro fundador y presidente. A lo cual responde, “Mis queridos amigos, acepto con gratitud el precioso título de ser vuestro presidente honorario, lo recibo con afecto de gentil acogida dada por mis queridos conciudadanos de Valparaíso. Suyo Giuseppe Garibaldi”. La bandera, regalada en Caleta Abarca, pasaba a ser el símbolo más preciado de la unificación, “un estandarte de libertad, conquistado y ganado por un pueblo que se reconoce”, unida a éste, todo gracias a las colectividades italianas de Viña del Mar y Valparaíso, que hicieron entrega de él, en la esperanza y sueño de lograr una Italia unida.
“La colectividad italiana residente se encontraba presente para realizar el último adiós al general Garibaldi… y se hizo entrega de un presente. Se trataba de una hermosa bandera de seda, bordada con hilos de oro y plata”.
DESTACADO:
“Esta investigación, pretende ser un pequeño aporte a la historia local y patrimonial de la ciudad, rendir un homenaje a hombres y mujeres que contribuyeron desde la urbe y fueron un símbolo patriótico importante frente al proceso de unificación italiana”.
Maino, Valeria, “I Marinai italiani in Cile a meta del secolo XIX”. En Favero, Luigi, Et Al; Il Contributo Italiano allo sviluppo del Cile, Edizioni della Fondazione Giovanni Agnelli, Torino, 1993.
El Mercurio de Valparaíso, Movimiento Marítimo, sábado 26 de marzo de 1853, El bergantín Carmen, de origen Peruano pide permiso al puerto de Valparaíso, para permanecer 24 días señala que la tripulación está compuesta por el comandante y tres personas.
Presenza, Periódico Quincenal de la colectividad italiana en Chile, Pág., 8, agosto 2011.
Baggio, Luciano; Massone, Paolo; Presencia italiana en Chile. Ediciones Presenza. Santiago, 1992.
Larraín, Carlos; Viña del Mar, p. 17, Sinopsis de los propietarios de las dos haciendas de Viña del Mar. Editorial Nacimiento, Santiago 1946.
Giuliani Balestrino, Maria Clotilde; L´Italia Fuori dall´Italia, Gli Italiani in Cile, p.91. Bozzi Editore, Génova 2000.
Estos serían sus últimos años en América, ya que se encontraba pronto al retorno para luchar por la causa de unificación, con esto querían hacer sentir a su amigo el apoyo, “el dolor, angustia…, la vergüenza y el daño de no tener un nombre patrio. Pero jamás pensaron la suerte que estaba echada a su bandera cuando flameara”. La bandera italiana de Valparaíso fue “el sagrado estandarte de la legión de los Mil”, la que en manos de Simone Schiaffino uno de sus miembros y parte de la embarcación, que zarpó en 1860 desde el puerto de Quarto en Génova, rumbo a Sicilia. El 15 de mayo de 1860, en la batalla de Calatafimi, “apretaba a su pecho sangriento, el regalo más preciado y amado por Garibaldi, el tricolor, hermosamente cosido y adornado por los emigrantes italianos de Valparaíso”. Lograda la unificación Italiana, la Sociedad de Beneficencia Italiana en Valparaíso en 1871, lo nombra miembro fundador y presidente. A lo cual responde, “Mis queridos amigos, acepto con gratitud el precioso título de ser vuestro presidente honorario, lo recibo con afecto de gentil acogida dada por mis queridos conciudadanos de Valparaíso. Suyo Giuseppe Garibaldi”. La bandera, regalada en Caleta Abarca, pasaba a ser el símbolo más preciado de la unificación, “un estandarte de libertad, conquistado y ganado por un pueblo que se reconoce”, unida a éste, todo gracias a las colectividades italianas de Viña del Mar y Valparaíso, que hicieron entrega de él, en la esperanza y sueño de lograr una Italia unida.
“La colectividad italiana residente se encontraba presente para realizar el último adiós al general Garibaldi… y se hizo entrega de un presente. Se trataba de una hermosa bandera de seda, bordada con hilos de oro y plata”.
DESTACADO:
“Esta investigación, pretende ser un pequeño aporte a la historia local y patrimonial de la ciudad, rendir un homenaje a hombres y mujeres que contribuyeron desde la urbe y fueron un símbolo patriótico importante frente al proceso de unificación italiana”.
Maino, Valeria, “I Marinai italiani in Cile a meta del secolo XIX”. En Favero, Luigi, Et Al; Il Contributo Italiano allo sviluppo del Cile, Edizioni della Fondazione Giovanni Agnelli, Torino, 1993.
El Mercurio de Valparaíso, Movimiento Marítimo, sábado 26 de marzo de 1853, El bergantín Carmen, de origen Peruano pide permiso al puerto de Valparaíso, para permanecer 24 días señala que la tripulación está compuesta por el comandante y tres personas.
Presenza, Periódico Quincenal de la colectividad italiana en Chile, Pág., 8, agosto 2011.
Baggio, Luciano; Massone, Paolo; Presencia italiana en Chile. Ediciones Presenza. Santiago, 1992.
Larraín, Carlos; Viña del Mar, p. 17, Sinopsis de los propietarios de las dos haciendas de Viña del Mar. Editorial Nacimiento, Santiago 1946.
Giuliani Balestrino, Maria Clotilde; L´Italia Fuori dall´Italia, Gli Italiani in Cile, p.91. Bozzi Editore, Génova 2000.
Nota: Las traducciones del italiano al Castellano, han sido realizadas por el autor.
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14 de marzo de 2017
Quintillizos
Aquí horas y epopeyas.
Reyertas entre óvulos.
Placenta repleta.
Dad y recibid movimientos.
Diez ojos en la sombra.
Multitud interior,
Sol dividido en cinco seres.
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13 de marzo de 2017
Entre rayas de una corbata
Estoy entre rayas de una corbata.
Resido en la Luna de un electrón.
Nunca dejo de girar.
Escapo al recuerdo de otros.
Múltiples olfatos.
Aguda mirada de un niño.
Pero algo pasa en mis labios.
Quizá de tanto besar han crecido ciudades.
Rondas de seres gritones.
Soles rojos y azules.
Líneas férreas.
Niños buscando mi rostro.
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12 de marzo de 2017
Isidora canta
Isidora canta.
Une su luz a las notas.
Comprende silencios.
Aterriza en el viento.
Roba al invirtno su s sueños.
,
Une su luz a las notas.
Comprende silencios.
Aterriza en el viento.
Roba al invirtno su s sueños.
,
11 de marzo de 2017
Guardatemplo en Valparaiso
Mi hermano observa la ciudad.
Allí lo nombra la tarde.
Recibe poder de la Luna.
Vientos del verano.
Brava historia de sueños.
Busca en su interior el sol.
Así se torna cósmico.
Benigno cometa.
Amigo de verdades.
Sereno guardián de la luz.
En él está el templo.
La ciudad del hombre.
Libertad de tantos.
Fuego de siglos.
Bella noticia de la aurora.
10 de marzo de 2017
Volver a clases
En la mañana volver a clases.
Hablar de Hamlet con estudiantes.
Caminata recta por ciudades.
Cottard y Platón enfrentados.
Lihn casi en la tumba.
Modos de trabajar en el arte.
9 de marzo de 2017
Mahfúd Massís
Mahfud y su esposa Lukó de Rokhaa |
Mahfúd Massís no cabe en su sombrero.
No cabe en Belén ni en Recoleta.
Hay fuego en sus libros de combate.
Exilio en su nombre.
Raíces del mundo en su sombra.
Fue gigante nacido en su poema.
Ángel profundo.
Estrella atea.
Ser de tantos castigos.
Insigne profeta del viento.
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8 de marzo de 2017
Rousseau y Hume juegan ajedrez
Rousseau y Hume juegan ajedrez.
El soñador asedia al pragmático.
Nostalgia y humor disputan.
Emoción enfrenta a la duda.
Sultán duerme junto al fuego.
Eloísa muerde su granada.
Emilio hurga en sí mismo.
Los niños han muerto abandonados.
Hume acompañó Rousseau exiliado en Inglaterra. Jugaban ajedrez.
Existían sospechas recíprocas. El genio de Ginebra abandonó a sus
hijos en un hospicio.
se conservar anotadas sus partidas de ajedrez.
Mujer
Eternidades
Primero fue cielo y tierra.
De agua y raíz surgió la mujer.
Hay olas en su nombre
y océano infinito en su centro.
En ella regresamos y nacemos.
En ella nos bendice el sol.
Extiende su flecha la noche.
Recibe su copa el instinto.
Allí brotó nuestro espíritu.
Abuela y madre bordaron.
Tía de cuentos.
Serena maestra entre niños.
En ella, la Luna encarna.
Viaja paz en el río.
Poderosa tempestad.
Intuición en el pulso.
Maga guiando los hilos.
Violación
Corre animal tras su presa,
ebrio de ansias primarias,
alza puñales de fuego,
inmundo en su risa,
vasallo de la carne,
hipócrata iracundo,
humano definitivamente humano.
Ella busca salvarse.
Negrura de bosque,
fulgor de casas,
refugio entre árboles,
grieta sorpresiva,
anhelado oleaje de aguas.
La carrera es a pie descalzo,
batalla entre ramajes,
chivateos malignos,
profuso llanto,
espinas punzando las piernas,
continua presencia del barro.
De pronto,
largo salto de la bestia,
golpe en vientre y la boca
ropas rajadas a golpes,
mujer inconsciente,
derramada alegría en la hierba,
prohibido el futuro,
quebrada la luz de su calma.
Trabajo
Ella carga el hogar en su cuerpo.
Lleva paraíso en sus senos.
Enseña. Cocina. Calcula.
Siembra. Cosecha. Combate.
Alimenta fuego de siempre.
Pisa uvas.
Teje un libro de sueños.
Agrega esperanza a este viaje.
Serena: carga el tiempo en sus brazos.
Faena en fábricas y casas.
Arrastra cadenas de esclava.
Barcos hundidos en su cuerpo.
Menos sueldo por igual trabajo.
Menos sueldo y menos descanso.
Ella marcha y hay que incendiarla.
Excluirla del voto.
Encerrarla en celda del género.
Hacerla objeto en la industria.
Bombardearla en la guerra.
Negar su derecho al deseo.
Negar su historia y su alma.
Mujer lesbiana y mujer transexual.
Avanzan hermanas radiantes.
Colores profundos del cielo.
Bravas en su resiliencia.
Libertarias compañeras.
Maestras que aceptan su luz.
Avanza su ronda tan digna.
Perfume de su temple.
Belleza de su aurora.
Franca amplitud de su cielo.
Avanza en ellas la brisa.
Abraza el sueño al deseo.
Besa el cielo a la tierra.
Canta el sol en sus danzas.
Escribieron conmigo y me enseñaron el camino:
Marcela Navarrete, Ana María Guzmán, Lorena Misle, Johanna Iturra, Gustavo Gómez, Pamela Verdugo, Igal Vega-García, Myriam Parra Rafael Rojas, Eduardo Olivaes Cifuentes, Ariadna Peña Álvarez, Bella Clara Ventura, Elizabeth Godoy Monárdez, María Eugenia Díaz Ruiz., Fabián Murciano Gómez, Ema Bravo Ríos, Marianela Puebla, Nora Torres Ramos, Rita Emperatriz Díaz Torres, Karin Fick Quiñones, Viviana Véliz, Rodrigo Antonio Sanhueza, Dora Ernestina Miranda Peña, Carolyn Andrea Bernal Suazo, Marianela Pineda Sotomayor, Yolanda Allemandi, Isabel Godoy, María Angélica Barrientos, Marcela Marambio Kóck; Jorge Calderón Ramírez, Paulina Pereira Garrido; Muriel Lorca Puls, Pamela Alicia Canessa Quiroz, Bélgica Morales Lupayante, Pía Gómez, Marisol Elisa Utreras Guerra, Marisol Zúñiga Soto, Marcela Medina Mafi, Mariam del Toro, Francisco Núñez Lozano, Magnífica Rina, Carla Jofré Vidal, misteriosa Isabel, Paulina Ríos Ramírez, Carolina Reyes y Pamela Ocampo Azócar.
Para escribir este texto, pasé por el mundo requiriendo una frase, una palabra o un silencio para construir un poema con ocasión del día internacional de la mujer.
La fotografía de mujeres obreras proviene de este sitio.
7 de marzo de 2017
Casa del año
Tengo amistad con el tiempo.
Soy ruta del aire.
Secreto de otoño.
Libro escrito en el barro.
Soy rito de Luna.
Viaje de un niño.
Duelo entre sombras.
Casa vacía del año
Soy ruta del aire.
Secreto de otoño.
Libro escrito en el barro.
Soy rito de Luna.
Viaje de un niño.
Duelo entre sombras.
Casa vacía del año
6 de marzo de 2017
Corazón Infinito
En otra ocasión fui nube.
Casi algodón en el aire.
Mar ascendido.
Agua atrapada en el viento.
Casi algodón en el aire.
Mar ascendido.
Agua atrapada en el viento.
5 de marzo de 2017
Llueve de noche
Llueve de noche.
El cielo no tiene esperanza.
Rayos quiebran su nombre.
Su cuerpo está desnudo de estrellas.
Chocan la tierra y el agua.
El cielo no tiene esperanza.
Rayos quiebran su nombre.
Su cuerpo está desnudo de estrellas.
Chocan la tierra y el agua.
4 de marzo de 2017
Andar Madrid al revés
No pude salir de mí mismo.
Despertar de este silencio.
Caer del número nueve.
Dejar mi nombre a la lluvia.
Andar Madrid al revés.
Pero sobreviví al invierno.
Otoño que pide limosna..
Biblia de hombres.
Balas cruzando esta tierra.
El lunes creciendo en la piel.
3 de marzo de 2017
Carmen Gloria Quintana
Comienzo a pensar el poema del 8 de marzo.
Y allí estás tú.
Respiras resiliencia.
Sentido de historia.
Noviazgo del verano con la Luna.
Pronto vendrás y seremos abrazo.
Sol de ti niña.
Tierra de madres.
Sencilla valentía de valores.
Honrada altivez de la esperanza.
2 de marzo de 2017
Karateca
1 de marzo de 2017
Cueca
28 de febrero de 2017
Dios ha muerto.
Dios ha muerto.
La CIA lo ha matado.
Aviones sobre el once.
Purga en Ejército Rojo.
Hambre en planicies de África.
Grasa en almuerzos del mall
Murió en bombardeo de Tokio.
Fue niño asesinado en Auschwitz
Profesor degollado,
Pequeño príncipe hemofílico.
Fusilado en Estadio Nacional.
Allí está su cadáver.
Yace en el hedor de la historia.
Bienvenido el amor del dinero.
Acciones en posiciones sólidas.
Uranio y oro a raudales.
Bonos de facebook y gmail.
Nuestra Familia
Bodas de Oro, 24 de febrero 1967-24
de Febrero 2017.
El Origen
Estamos en 1906, a sus cinco años, Olga Maturana Santelices, extraña a
su padre, el obrero anarquista Clodomiro Maturana, quien viajó desde Santiago a Antofagasta integrando un
pequeño grupo revolucionario enviado para ayudar en la
organización de la huelga del
Ferrocarril Antofagasta Bolivia, demandando principalmente, la extensión del
horario de colación.
El movimiento culminó con la Matanza de Plaza Colón el 6 de Febrero de 1906,
ejecutada por la guardia armada del alto
comercio y marinería de la fragata Blanco Encalada.
Se cuenta que Clodomiro llegaba y salía de los puertos a
nado, buscando evitar los controles policiales. Ahora, siempre que buceo o que doy brazadas en el
agua, pienso en mi entrañable bisabuelo.
La tarde del jueves 16 de agosto de 1906, a las 19.55 horas, un niño de siete años,
Gustavo Isaac Villar Esquivel, realiza
sus tareas mientras se desencadena el Gran Terremoto que destruyó Valparaíso. Nunca olvidará
aquella hecatombe. Nunca conocerá a su bisnieto
Germán que se salvó a nado del maremoto de 2010 en Robinson Crusoe.
Es la segunda década del
siglo y Andrés Bordón levanta en brazos a Bladimiro -su
nuevo hijo- y lo presenta a la diosa de la noche, tal como lo hicieron sus ancestros collas, mucho antes de ser desalojados de sus tierras
en la banda oriental de Los Andes, en aquella operación militar binacional contra civiles que nuestros Estados llamaron “Guerra del Desierto” y “
Pacificación de la Araucanía”
Bladimiro conservó de
su pueblo la costumbre de caminar durante horas, como si todavía viviera en
aquellas serranías, partiendo antes del
amanecer, buscando luz en una pequeña
escuela, amparado por la buena Luna de
la que habló Atahualpa Yupanqui.
Alicia Garrido Aravena es una joven morena, genuinamente cristiana, vive en Valparaíso sobre Plaza Ecuador, mientras
sus padres liquidan centenarias tierras de Limache. Su madre se llama Aurora y
tiene toda la autoridad de la heredad agraria.
Alicia Garrido es
hermosa en sus silencios y delicadamente coqueta. Pronto Miguel, uno de sus
muchos hermanos, le presenta a un amigo oriundo de Copiapó, un joven apuesto que estudia en la notable obra
universitaria que legó a los estudiantes
humildes don Federico Santa María. Se trata de un muchacho que acaba de cumplir su servicio
militar en la aviación y al que décadas después llamaremos “Tata Mero”.
Se casan y viajan al norte, viven con los padres de
Bladimiro, Andrés y Luisa, de modo que sus
hijas van creciendo en un mundo de primos y tíos, toda una comunidad humana de
la que se alejan paulatinamente por el
andar de las locomotoras que conducía nuestro abuelo y la muerte de sus ancestros.
Entretanto, la niña Olga crece. Domina la razón y aborda las
emociones desde una bondad conmovedora. Donde ella está todo se vuelve
sereno. En la agitada ciudad obrera de
Antofagasta, es nombrada Secretaria del Tribunal del Trabajo y luego Inspectora
del Trabajo, la primera mujer chilena
que cumplió esa responsabilidad.
Ante la catástrofe de la depresión mundial de 1928,
Olga, joven funcionaria, recibe
el encargo de acompañar a los miles de cesantes que abandonan el norte salitrero en busca de una plaza en
la agroindustria del Aconcagua o en las
importantes obras públicas de aquellos años.
En nuestro país se cierra el ciclo del estado oligárquico y tras una década de inestabilidad y
violencia política, se consolidan derechos sociales. En la nueva generación familiar todos
los jóvenes van a la Universidad. Se desarrolla un sistema de salud y
otro de pensiones. Se inicia el voto
femenino. Desde 1920 la educación
primaria se torna universal pública y obligatoria hasta cuarto año primario. Surgen
vías férreas y carreteras. Nuestra
abuelita Olga colabora desde la Dirección del Trabajo, organismo del que llega
a ser Directora Provincial.
En su genio autodidacta, dedica energías a investigar y escribir.
Sus obras sobre los derechos de la mujer obrera son todavía citadas como
un valioso aporte a la humanización de
las condiciones laborales. Pero no le basta con ello, también se deja
tiempo para ser voluntaria de la Cruz Roja
y desde comienzos de los años treinta, constructora de templos de virtud
en la naciente francmasonería mixta de Chile.
Al amparo de las tres luces conoció a Gustavo, que tenía una
vida de enamorado y deportista, un matrimonio anterior y la elegante gallardía de su físico,
que incluso a los 70 años le
permitía apagar el fuego de un golpe, como si aún fuera
el brillante puntero derecho de Everton
campeón 1916 o el joven que contribuyó a crear el Club Deportivo Playa
Ancha.
Inspiradoramente feliz
era aquella pareja. Su mesa de catorce
asientos solía estar llena de gente,
atraídos en su mayoría por la presencia de Olguita, su conversación,
su alegría al cantar, al jugar cartas o al tocar el piano.
Su hogar era cálido. Solían haber caquis en las repisas;
multitud de ensaladas, manzana rallada, pantrucas, pescados de roca, el trabajo
metódico del reloj cucú.
Poco antes de 1960, el
abuelo Gustavo perdió su patrimonio al invertir en la Compañía Olivera del Pacífico, que presidía el senador, hermano de ideales y viejo conocido de la infancia, Salvador
Allende Gossens.
Ese traspié fogueó el carácter de Ramiro, hizo que la
abuelita Olga vendiera su piano y retornara al mundo laboral como vendedora de
libros puerta a puerta. En adelante, el
joven estudiante trabajó por las noches
atendiendo máquinas automáticas tocadoras de discos y cortando boletos en la
peña de los Parra, entre otras actividades.
Se dice que el tata Gustavo liquidó hasta el último bien para devolver lo
invertido por quienes confiaron en él. Así era su ética espartana. Aquella
honestidad descollante.
Otra tragedia fue el ahogamiento en una piscina de la joven
ahijada de Ramiro, hija de Eliana Venegas, que luego sería compañera de
estudios de Alicia.
Unidos desde jóvenes.
Por fin estamos en los sesenta, tras la crisis de los misiles
y el naranjazo, Chile vive un proceso revolucionario. El Che ha sido asesinado
en Bolivia y es nombrado Presidente Honorario del Festival del Cine de Viña del
Mar. Se desata la reforma universitaria. Hay tomas de fundos. Huelgas de
profesores. Hierve la reforma agraria.
Una joven rubia, estudiante de pedagogía en francés y de
deslumbrantes ojos azules es elegida
Reina de la Semana Mechona.
Tiempo después, Ramiro,
estudiante de odontología de permanente promedio siete, tendrá oportunidad de
hablarle en la casa de Recreo de su comadre Eliana.
Comienzan a
pololear y Alicia hace un viaje por tren a Buenos Aires junto a compañeros
universitarios . Ramiro se desespera por su ausencia y parte a buscarla. Se
casan pocas semanas antes de que mi padre se recibiera de odontólogo.
Por imposición de la abuelita Alicia, la boda es en la
Catedral de Valparaíso el 12 de febrero
de 1967. La fiesta es en el Centro Santiago, hogar de la masonería mixta
porteña, ubicado en parte del sitio que ahora ocupa el Congreso de la
República.
El fotógrafo se
embriaga y todo el registro de aquel día se extravía, por lo que se conservan
sólo las fotos de estudio. La ropa de
Ramiro era arrendada. El menú contempló camarones de entrada y pollo con
acompañamiento.
La orquesta contaba con un eximio violinsta de aquel
tiempo. En los descansos de los músicos
profesionales, compañeros de estudios improvisaban con la guitarra y el piano.
En junio de 1967 fueron a un curanto de profesores en Cerro
Castillo y tras compartir con gente
y probar el vino de la tierra, concibieron
a su primer hijo, en su pequeña casa de
calle Cirilo Amstrong en cerro
Miraflores. Al año siguiente, llegó Tanita, luminoso, flaquito, musical,
alérgico y llorón.
El antiguo hacer de las
abuelas.
Ante padres llenos de actividades, la abuelita Olga dedicó
gran parte de sus afanes a cuidarme, enseñarme quehaceres de la cocina y la
magia de los libros, implicarme en juegos de cartas, llevarme a disfrutar el
paseo por la ciudad recibiendo infinidad de sonrisas y abrazos. Fue mi pequeño
paraíso. El lugar desde el que me expulsó su muerte.
La despensa de la abuelita Olga estaba siempre bien
provista. Sabía que en nuestro país al terremoto lo sucede el incendio, la
inundación y la revuelta social.
La abuelita Alicia hizo otro tanto con Tanita, por lo que el
niño creció en cercanía de sus tíos, en
Placeres y en calle Urriola. Cerca de los cuentos de tía Cecilia. Los cariñosos
regalos de tía Myrtha. Los juegos de fantasía con el Tata Mero. La seriedad karateca
del tío Vladimir. El arroz con papas fritas que preparaban en ese hogar.
La familia vive, mientras muchos desaparecen.
El quiebre entre el
tata Gustavo y Salvador Allende, cuatro veces candidato presidencial de la
izquierda, provocó que Ramiro tomara cierta distancia de la actividad
política y se centrara en su labor dental y en su desempeño académico que remataría con su elección como
Decano hacia el cambio de siglo. Su
disciplina científica es la fisiología, que busca desentrañar los misterios del funcionamiento del cuerpo humano.
En 1974, Caviedes, un quinceañero muchacho colorín, llegó a refugiarse a nuestra casa luego de
ser detenido por tirar panfletos. Muchos
años después nos visitó tras su exilio en Argentina.
Después, Ramiro atendía prisioneros políticos y creaba en su estudio
una pequeña sala de encuentros para parejas separadas forzadamente.
En 1976, meses después de la muerte de la abuelita Olga, de
improviso llegó Daniela, un poema de alegría para sus padres y hermanos mayores.
En enero de 1980,
mamá esperaba otro hijo, el ocho de enero fue a parirlo. Los hermanos
discutíamos si sería niño o niña y
definíamos la fiesta que sería su vida. Por la tarde llegó el papá. Sus
noticias eran otras. El niño no
sobrevivió al parto.
Tras esa tragedia, nuestro hogar se llenó de pulgas y
ratones. Murió también el abuelo Gustavo. Nos mudamos de Yungay a Playa Ancha
en 1981.
Meses antes, Chile adoptó una nueva Constitución mediante un
plebiscito fraudulento.
Veraneos
En 1971 veraneamos
en Limachito. En 1972 estuvimos
en unas cabañas junto a personal de la
Universidad de Chile en Maitencillo.
En 1972, Ramiro compró la casa de Olmué. La llamó Villa
Alicia. Entramos por la ventana
mediante un tablón. El baño era de pozo y quedaba en una casita cerca de la quebrada.
Nos bañábamos en el estero. El primer día que fui a la parcela bajé la quebrada
y me perdí. Apenas se construyó la
piscina, Ramiro nos perseguía y nos lanzaba al agua. No habría un segundo niño ahogado en su vida.
Los veraneos eran también una oportunidad para compartir con
abuelos y tíos que nos cuidaban en estancias que iban desde fines de noviembre a comienzos de marzo
Los primeros viajes
familiares.
En abril 1961, poco
antes de cumplir los 17 años , Ramiro acompañó
a sus padrinos en un viaje a Puerto
Montt. Las dificultades del vuelo y la coincidencia con el terrible accidente
aéreo en que murió todo el equipo de Green Cross, hizo que
Ramiro regresara en tren y desechara
nuevas travesías por el aire.
En 1978 comenzamos a viajar. Mamá partió con sus hijos mayores a Florida en el marco de
un paseo organizado por la GUAY. En 1979, mientras mamá recorría Europa en tren, papá viajó al Sur
con Tanita y yo, conduciendo un amplio vehículo
blanco, dotado de tecnología anterior a la era del casete.
Ahora, siempre que voy al sur recuerdo las vacaciones de
1979, los hoteles en que estuvimos. Balas en la Iglesia de Rancagua. El Hogar
de O’Higgins en Talca. La visita a la casa de un campesino que cultivaba trigo.
Un zorro en Nahuelbuta. Frío en Rio
Bueno. Navegación a Corral por el Calle
Calle. Rosas en calles de Puerto Varas.El
gran comedor del ahora demolido Hotel
Pedro de Valdivia. La Hostería de
Castro.
Hasta 1980 , Ramiro persistía en su recelo a los aviones.
Afortunadamente, su amigo Pancho Corral lo curó de aquella fobia, llevándolo a
volar a muy baja altura sobre las
cumbres de Olmué.
Así, Alicia y Ramiro partieron a la ciudad de Buenos Aires con los Saavedra y luego
no han cesado de visitar
otros lugares. Quedaba atrás la
época en que mi padre se desplazaba en barco entre Valparaíso
y Antofagasta.
En 1982 fuimos todos juntos a Mendoza, cruzando entre altas
paredes de hielo. Allí conocí a Peruco, sobrino del tata Mero e igual a él,
pero con acento cuyano.
En 1985, Alicia y Ramiro emprendieron una viaje de varias
semanas y la familia quedó bajo la
supervisión de Gastón y Roselba.
Lo que ocurrió después
está demasiado fresco como para escribirlo.
Gonzalo Villar Bordones
24 de febrero de 2017.
27 de febrero de 2017
Humanidad
Humanidad se escribe con H de mujer.
A igual trabajo igual paga.
Todos somos hijos de la sangre.
Débiles clientes de la muerte.
Conciencias embutidas en la carne.
Destinos embriagados de libertad.
Letras de palabra infinita
Escribo humanidad con G de Justicia.
La observo en medio de un sueño.
Aquello ajeno y nuestro,
Amanecer en vísceras y sesos.
Libro de multitudes.
Pan amasado en silencio.
La obra visual es de Gottfried Helnwein
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