2 de agosto de 2013

La acacia me es conocida


La acacia me es conocida
Soy una expresión del sol
Renazco desde la sombra
Viajo en la palabra
Soy parte de la Unidad
Lo permanente
Lo incondicionado.
 
La acacia me es conocida
Soy una expresión del sol
Soy otro  a través del amor
Soy más que el ego
Soy tú a través de la palabra
Soy tú por medio del amor.
 
La acacia me es conocida.
Vivo y renazco en ti
Soy Luz
Soy Hiram
Soy el Dios de los Salmos
Me llamo también Humanidad.
 
 
La imagen proviene de este sitio.

1 de agosto de 2013

Producciones El Deseo




El deseo  ordena e insiste.
Gigante que manda.
Frágil ante el aroma
y la música.
Sensible al roce.
Mimético. Celoso.
Infecto de envidia.

Pero, hay varios deseos.
Unos altos y permanentes.
Unos flexibles.
Otros urgentes e invencibles.

El deseo nace de lo que falta.
Crea carencias.
Se llama  también "querer".






La fotografía de Penélope Cruz dejándose llevar por el aroma,  proviene de la cinta "Volver", dirigida por Pedro Almodóvar  y desarrollada por "Producciones El Deseo". La imagen proviene de este sitio.

31 de julio de 2013

Cita en Recreo




El genio  del color  ha muerto.
August Macke es silencio en las trincheras.
Lejos está su alegría  y el Jinete Azul.
Nunca saldrá del fango y el gas mostaza.
Nunca  dejará 1914.
Nunca llegará a la cita con su esposa.
No volverá a pintar su rostro.
La plenitud de su cuerpo.
Su mágica afición por los sombreros.

Gonzalo Cienfuegos lo sabe o lo intuye
y cumple  en Recreo la cita frustrada.
Rescata los cuerpos de sus tumbas
y deja el sombrero  como pista.




Ayer, en un acto de defensa de los nueve murales que serán demolidos en Recreo, un parlamentario me preguntó por el significado de “La Cita”, de Gonzalo Cienfuegos, adaptada por Claudio Francia a los muros de Recreo.

Mi mente ya había identificado el sombrero con el expresionismo alemán, pero en ese momento vino a mí la epifanía. El fantasma que acompaña a la modelo es el pintor alemán, August Macke, que ha muerto a los 27 años  en la Gran Guerra y regresa como espíritu a la cita con su musa y esposa Elizabeth Gerhardt.

A los 16 años se topó con Elizabeth camino a la escuela. Se hizo amigo de su hermano para acercarse a  ella y se ofreció a retratarla para conocerla y enamorarla.

Ahora noto las similitudes entre el personaje del pintor y el autorretrato de Macke, realizado en 1906.

Retrato de su esposa www.wikipaintings.org
Tienda de sombreros www.2ndart.com
Autorretrato hacia 1906 www.wikipedia.com

Fotografía August y Elizabeth  www.vevidoo.de



El Templo de Cariño Malo



Cocina libre de microondas
escribió Rita
sobre la puerta
que abre el paso a sus hornos.

"Conócete a ti mismo"
"El hombre es lo que come"
"Su placer es mi trabajo"
Son frases que quedaron en silencio.

Ondas electromagnéticas
son las culpables.
Celulares calentando la comida
Moléculas alteradas
Alimentos mal cocidos.

¿Será verdad tanto peligro?
Infórmese, me dijo Rita
Maga  de la cocina.

30 de julio de 2013

Hoy sigue el mar sobre la tierra




Hoy sigue el mar sobre la tierra
tal vez siempre estuvo allí
igual que el nombre de la rosa
igual que los ojos de Isidora.

Me tejo y me destejo.
Me comprendo
y hallo nuevos misterios.
Me acerco
y me vuelvo a alejar.



El océano estaba sobre los árboles


Íbamos por Camino Real
y vimos al océano
encaramado
en  ramas de otoño

No es el mar dijo Isidora.
Apenas es una visión
alcanzo a medio pensar.
Brevemente.
Antes de abrazar a Myriam
disfrutar su torta
agradecer la realidad.

29 de julio de 2013

Cumpleaños en Recreo


Para la que está de cumpleaños hoy:
El silencio. Las alas. El tiempo.
Para ella, los colores, el agua,
la aurora, los vientos.

Para ella,  hijos y  nietos.
Ligero crecimiento de jazmines.
Territorio para ojos y labios.
Bullicio en sus salas.
Sol emergiendo del suelo.

Cuerpo y Contexto




En mi cuerpo.
Árboles, azahares y clementinas.
Higos.
Antigua humedad de veleros.
Agua que estuvo en el viento.

Tengo una sala de besos.
Un remolino de sueños.
Las manos que cuidan a mi hija.
Animales que cruzan por mi centro.

En mi cuerpo.
El futuro y el cielo.
Granadas mordidas en  la lluvia.
Alcachofas molidas.
Manzanas ralladas.
Leche y café que me esperan.





El autorretrato de Frida Kahlo proviene de www.wikipaintings.org

Revelación sobre Gabriela y Cardonal

Un meteorito cayó sobre Gabriela
El amplio cielo de Pascua.
nos la llevó.

 Luego comencé una carrera en Valparaíso. Apenas podía mover  mis  piernas hacia nuevos y extraños estudios.

Un hombre azul me acompañó desde Barón. Me llevó al laberinto interior del  Cardonal. Recorrimos su extenso Museo vacío y desapareció al salir, cuando caí en una playa inexistente, cuyos guardias me llenaban de preguntas y me  impedían  salir de esa realidad imposible.

Nunca llegué a  mi destino.

28 de julio de 2013

Cuestiones de estilo


¿Qué sobra en un poema?
¿Qué se extraña?
¿Qué abunda en sus silencios?
¿Cómo lo recibe la voz?
¿Es acaso una  música?

¿Qué hay en cada palabra?
¿Son banderas las letras?
¿Termina el poema en el texto?
¿Extiende su mano a las ciudades?
¿Rompe algo?

¿Dónde se inicia un poema?
¿Lo sabe acaso el autor?
¿Quién creó sus palabras?
¿Quién las hará vivas en el futuro?






El Zar es gentileza del pintor ruso Borís Kustódiev. Proviene de www.wikipaintimg.org

Repítalo cien veces








La honestidad común  no basta. La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta. La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta. La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta. La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta. La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.La honestidad común  no basta.

27 de julio de 2013

Esperando el Tsunami, obra de Flavio Galleguillos, inserta en una tradición universal.




Recreo, julio de 2013.

Los poetas de Latinoamericana, al igual que aquellos primeros escribientes de Mesopotamia, hemos crecido alimentados por el terror, desde aquel tiempo remoto en que Trengtreng filu y Kaykay filu se enfrentaban mediante grandes olas, terremotos y erupciones volcánicas, mucho antes de la llegada de las espadas, las armas de fuego y los hombres montados en corceles.

Vuela entre nosotros la sensación de que la tragedia volverá repetirse, la recibimos con la leche, particularmente, tras los golpes y autogolpes que caracterizaron a nuestro subcontinente luego de la segunda guerra mundial, frecuentemente en un marco de constantes catástrofes naturales.

Pero, no estamos solos en ese temor, se trata de algo universal y profundamente humano.

A través del mito sumerio de Gilgamesh nos han llegado las primeras noticias de la destrucción generalizada, el diluvio. Esas tablillas de barro, confeccionadas hace más de cuatro mil años, entregan luz sobre la vida infinita que ganan los héroes durante el desastre, al enfrentarse a él y superarlo. Por ello, Utnapishtim, el salvador de los sumerios, se hace inmortal y su pariente literario Noé – que significa consuelo- alcanza a vivir cientos de años.

“Nunca fuimos más libres que durante la ocupación alemana” nos confesó Jean Paul Sartre y a nosotros nos hace mucho sentido, porque enfrentados a decisiones de vida o muerte, de honor o vergüenza, atisbamos el cielo abierto de la libertad, dejando nuestra pequeñez para acercarnos a la heroicidad trascendente.

Esa contraposición entre héroes, habitantes privilegiados de la literatura y seres mortales corrientes, ajenos al acontecer de las artes, permite que el aventurero y tramposo Ulises regrese a una Itaca universal e infinita y, en cambio, el calmado Hans Castorp, se diluya en el Gran Océano de la Muerte, tal vez en el barro sangrante del Maine o de Verdún, y que, paradójicamente, gracias al genio de Thomas Mann, se haga inmortal en su enfermedad y su timidez.

Entre nosotros, con certera maestría, “Cien Años de Soledad” logra describir todo el ciclo de destrucción a que están condenados los habitantes de la América Macondina, dejando caer sobre ellos el fuego de la guerra, el implacable diluvio, la peste del olvido y toda clase de maldiciones.

Flavio Galleguillos nos transmite ese temor en “Esperando el Tsunami”, miedo casi inconsciente que infecta las mañanas de primavera y carcome la superficial tranquilidad de la “classe moyenne”, a la que despreciamos y a la que pertenecemos.

Y sin embargo ese temor, configura un estado de ánimo vigoroso y alerta, en contraposición al fracaso personal, la derrota existencial y la vida equivocada que Flavio nos revela sombríamente en su primer libro “Poesía Equivocada”. No se expresa por el autor, pero se intuye a la luz de la tradición, el diluvio es la oportunidad de vivir intensamente, la oportunidad de convertirse en héroe.

Ingresemos al poema que da nombre al libro, “Esperando el Tsunami”:

“El paisaje no puede ser más iluminado: el mar azul turquesa apacible y quieto de fondo, los jardines de las casas burguesas en los cerros de Recreo: explosiones de verde, blanco y la vida vegetal buscando su energía en el aire transparente y fresco del día soleado. Los transeúntes de la mañana laboral se dirigen a sus trabajos en el puerto, una extraña armonía de cosas que se repiten con una mecánica inexorable. Mientras yo voy dispersándome sin sentido en estados contemplativos y sensaciones fragmentarias, en la inmensidad del planeta azul el agua dominante prepara una inesperada y decisiva devastación total que borrará todo vestigio humano de la superficie de la tierra”.

El poema de Flavio se cruza con las palabras de Rubén Darío en “El Coloquio de los Centauros”, que ya observa el poder del vacío al interior de las mañanas luminosas.

¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia
ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia.
Es semejante a Diana, casta y virgen como ella;
en su rostro hay la gracia de la núbil doncella
y lleva una guirnalda de rosas siderales.
En su siniestra tiene verdes palmas triunfales,
y en su diestra una copa con agua de olvido.
A sus pies, como un perro, yace un amor dormido.

Enrique Lihn, nuestro experto en muerte, resume esta identidad entre vida y extinción, expresando: “Ahora sí que te dimos en el talón. La muerte de la que huyes, correrá acompasadamente a tu lado. Buenas noches, Aquiles.”

Ah poetas, con plena lucidez, una y otra vez nos recuerdan que todo es efímero y carcomido por la muerte; y nos invitan a ver las cárceles más allá del fulgor de las acacias, nos muestran el desamparo de los niños, más allá de nuestro jardín de rosas, y, bajo el cielo tan amplio y nuestro, nos hacen evidente el flagelo de la ignorancia en la mitad de la población que no logra comprender una página escrita. No es que el diluvio se acerque. El diluvio está entre nosotros.

Con el riesgo de exceder las reglas de estilo, propias de la presentación de un libro ajeno, considero ineludible consignar la vecindad entre el trabajo de Flavio y las líneas que llevo escribiendo desde hace algunos años.

Ambos somos ochenteros, maduramos escuchando a Los Prisioneros y Soda Stereo; desarrollamos la misma profesión profana; coincidimos en torno a la destrucción que viene; y participamos de una comunidad lárica centrada en Recreo.

En efecto, dediqué el poemario “Prófugos de un aguacero azul” a la temática de la destrucción que se repite y a la capacidad de las artes para conservar el presente. 

En “Iniciación y Poesía”, mi último trabajo, he tenido una parcial recaída en dicho tema:

La piedad está llena de memoria.


Nadie te responde nada.
Nadie sufre tu luto.
Nadie perdura en tu lluvia.
Nadie la nombra: piedad.

Por eso, volverán a encerrarnos, 
sembrarnos como luz en la tierra,
hacernos perder la esperanza,
prohibirnos incluso cantar.

Volverán los campos vacíos,
la secreta voz de las hélices,
los golpes como fuego de piedras,
la vida cayendo en el mar.

Volverá la memoria vaciada,
los niños creciendo sin cielo,
perdidos en otros países,
jugando a dejarse matar.


Pero, la última entrega de Flavio no se agota en el desarrollo del temor por la catástrofe que retorna, aborda la poesía con admirable serenidad y sencillez, registrando para el devenir, unos trazos de su vida punky, budista y vegetariana. Posee una sola línea que delata su formación jurídica – “la rigidez cadavérica”- , e ilumina con algunos fragmentos que hablan de sus lecturas de los antiguos Maestros Chinos. 

En el campo de lo íntimo es más parco, apenas entreabriendo las puertas de sus espíritu, nos entrega unas pocas noticias sobre su alternancia de ex novias, que fundamenta una conexión sutil y pesimista entre el autor, Felipe Camiroaga y Gustavo Ceratti. 

Flavio se muestra más generoso al guiarnos en un viaje por el Continente, por la Ruta 68, por las calles oceánicas de Recreo y por la terrible inmensidad de nuestro cielo. Viaje que nunca se limita a lo externo y que posee siempre implicancias en el laberinto interior.

Turbulencias sobre el océano

Turbulencias en el vuelo y en el corazón. A 3000 kilómetros de tierra firme, este viaje hacia ningún lugar se repite, como el déjà vu de una tristeza circular.




En las Fotografías, Flavio, su hermana Ximena y su cuñado.
La muchacha de trenza es Teresa, dueña de casa en "La Tetera Mágica", de calle Serrano. La trajimos desde  Praga para iluminar la hora del te.





No amarás las casas



No amarás las casas
porque en ellas
no está la vida
ni el tiempo.

Por lo mismo
no amarás las fotografías
ni los objetos que ella tocó
ni siquiera sus joyas
de pesado oro
sus aros de viento
sus anillos de cielo.

No amarás las huellas
que dejó sobre la tierra
ni el poema que escribió para ti
ni el perfume de azahar
que reinaba en su nombre.

No amarás lo pasado
sino el presente
el recuerdo que anida en tu centro
la vida que brota
desde ese cielo.




En la fotografía, la casa en que vivió mi familia por tres generaciones.
Proviene del perfil Facebook de Amanda Mandy.

26 de julio de 2013

Recreo Agredido

"Los Meneses", obra de Gonzalo Cienfuegos" a punto de ser demolida.


Estamos en días de sombra.
El dinero agrietó nuestro muro
Allí donde ahora hay espíritu
pronto habrá estacionamientos
estantes con fármacos
canastas con chocolates
talco
y cajas de leche. 

A quién le importa el coraje de Myriam
Los trabajos de Francia
Nuestro dragón bajo cielo rojo
El espíritu de Egipto en Calle Balmaceda.

A quién le importan estos textos
que viajan de un espíritu a otro
párrafos de sentidos y sueños
viento plasmado en paredes
viento perfumando nuestros sueños.

Caerán estos muros y nacerán otros
liberados por la ternura que crece
liberados por la mente que zumba
liberados por el cielo que truena.

Caerán estos muros
para que vivan  los Meneses
y  dejen su silencio de piedra
su extrema devoción televisiva
su extensa conexión con la muerte.







Nueves murales serán sacrificados por Salcobrand



Nuestro barrio es su gente, su geografía, su arte. Con singular civilidad, los habitantes del barrio han cuidado y querido los veintidós murales que connotados artistas nacionales, la Galería Casa Verde, la Asociación de Juntas de Vecinos y el Gobierno Regional le regalaron a nuestra comunidad.

Los vecinos supieron querer esta intervención urbana creada en diálogo permanente con un texto poético, y la asumieron como suya, haciendo de Recreo un espacio en que se une la belleza natural y la humana.

Incluso los desesperados que rayan su rabia en las paredes, respetaron estos lugares en que fulgura el ser humano a través del arte.

Pero hace unos días, una empresa de demolición ha comenzado a destruir nueve de ellos, emplazados en el extenso muro de la Casona Riosto, ubicada en calle Balmaceda esquina Diego Portales.

Se ha actuado sin ninguna consideración con vecinos y artistas; y sin consideración con Farmacias Salcobrand, la marca que pretende instalarse en el barrio, aún al costo de asociarse a la destrucción del espíritu alojado en nuestros muros.

¿Qué hubiera costado contactarse con Casa Verde o la Asociación de Vecinos?; ¿Qué hubiera costado mantener algunos de los murales o, al menos financiar su instalación en otros espacios?

Klaudio Vidal, Francisca Núñez, Roser Bru y Gonzalo Cienfuegos, junto a Claudia Francia - quien adaptó las obras al formato muro - son los artistas violentados por la demolición.

Yo soy quien soñó estos muros, quien los hizo poesía, y quien ahora se suma a su defensa.










Las nueve obras que serán demolidas y lastrece que sobrevirán, pueden apreciarse en www.murosquemiranalmar.org



25 de julio de 2013

yo soy

Yo soy tu libro La página que arrancas La palabra que callas El vino que bebes en silencio

24 de julio de 2013

La verdad es el tiempo

La verdad es el tiempo
nos precede
nos acompaña
nos supera.

Paraíso y Diluvio



Salí del paraíso. Sobreviví al diluvio. Ahora levanto estrellas en mi  ciudad de viento.

Todo parece en orden  y ahora llegas tú. Deja todo y sígueme, dices. Exiges que ni siquiera espere el funeral de mis padres.

Salí del paraíso. Sobreviví al diluvio. Ahora retumban a lo lejos, los elogios, los discursos, las piedras sobre los nuevos ataúdes.



fotos de www.panoramio.com

23 de julio de 2013

Frase guardada en el bolsillo



Estos días azules y este sol de la infancia
me siguen aquí, a mi último día
más allá de todas las Españas
pero lleno de sus guitarras
de sus periódicos
de su guerra universal
en que tanto se ha  perdido



Conversación, a partir del último poema de Antonio Machado.

22 de julio de 2013

Sueño con serpientes














Escribo sobre mis serpientes
Son esbeltas y largas
Las uno en barra de combate
Las lanzo contra enemigos mayores
Vencen casi sin esfuerzo
Son de fuego y de sol
Son árbol y espuma
Líneas de colores
Rayos que nacen desde mi cielo.


En la imagen, "Moisés y la serpiente de bronce", de  Sebastien Bourdon.

21 de julio de 2013

Apego y Pena


Ni siquiera la mitad del tiempo he sido infeliz.
Ni siquiera la décima parte.
Por eso me apeno más.
Es mucho lo que he de perder.





La fotografía es de Antonio Quintana.
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