Pese a los arrebatos de algunos engreídos.
Magistralmente iluminados por Carlos León,
cruzamos los siete muros del saber
armados de genuina humildad
y acerada admiración por la razón.
Pronto llegamos al recinto
en que Minos
juez de todo laberinto
resuelve el destino de las almas.
Para nuestra enorme decepción
el gobernante de Creta
pidió cadenas y fuego
para nuestro viaje
en base a tres cargos severos.
Prescindencia de toda Justicia,
innegable alianza con los poderosos
ejercicio abusivo de la memoria
en desmedro de emociones
sentidos e inteligencia.
Conforme a su fuego interior
nuestros guías aconsejaron
invocar el espíritu libre de la Universidad de Chile
buscar el resplandor en la oscuridad
y decir la verdad desnuda
con toda la franqueza de las artes.
Para ejercer como Tribunal
el padre de Ariadna mudó su forma
a la de siete mujeres bellísimas
que constantemente
confundían sus cuerpos
para luego revivir su autonomía.
Caridad,
la más luminosa de todas,
concedió la palabra a Victorio Pescio
con una voz que era pura alegría y consuelo.
Majestades – dijo mirándolas con seriedad-
los cargos levantados a mi Escuela
son graves pero efectivos.
Graves porque muestran los límites
que no hemos sabido vencer
para el completo esplendor de los espíritus .
Efectivos, porque son evidentes
y palpables como el zumbido de las abejas
o el frío del hielo que muere en nuestros cuerpos.
Sin embargo, majestades, son también evidentes
las virtudes que brillan en la frente
de cada día de esfuerzos.
Vuestra infinita comprensión
puede apreciar en toda su rudeza
los naturales límites
que surgen del objeto de nuestro estudio.
Hasta ahora nos hemos limitado a estudiar reglas
y no su contexto, su mérito, sus peligros o beneficios
Muy poco hemos hablado de Justicia
sus diversas vertientes,
su notable fulgor en las conciencias
su sagrada hermana Libertad.
Hemos estudiado lo mínimo
pero hemos tratado de hacerlo bien
muchas veces con exceso de rigor y detalle
muchas veces con insólita devoción por el texto.
Respecto del entendimiento con los poderosos
Creedme que es mínimo,
considerando que estudiamos
los preceptos que ampara la espada
y que vivimos en un país en que todo
incluso la educación de calidad
es materia de pago , lucro y exclusión.
Observad estas salas, estas esculturas
y estos teatros
creados para un pueblo rico en sueños
y pobre en recursos.
Observad y concedednos
vuestra gracia.
Se nos reprocha por último,
nuestro exceso en el Arte de Simónides.
Como siempre Elevadas Virtudes,
vuestro dardo ha dado en el blanco.
Pero sed misericordiosas.
A más de alguien hemos salvado
recordando una norma de excepción,
enlazando instituciones distantes,
respetando un plazo o un trámite ritual.
Sed generosas hasta el límite
porque ejercitar la memoria
es amar la humanidad
recordarse a sí mismo
conservar el brío de la palabra
tener los datos mínimos
para construir el horizonte.
Por último, benignas maestras
tened presente
algunos momentos dichosos
en que la Gran Luz
destelló en nuestro viaje
y ahora nos permiten decir
que estos cien años valieron la pena.
Pienso en Agustín Squella
enseñando la palabra Democracia
Rivacoba hablando con pasión a sus alumnos
la oceánica claridad de Meza y Casarino
Carlos Verdejo estudiando en la cárcel
Bobbio aplaudiendo a los jóvenes,
Víctor Providel rechazando un premio
forjado con el dolor de Chile.
Concluida la defensa
el Tribunal suspendió el proceso
y por extrema gracia
nos concedió diez años para enmendar,
antes de quebrarnos por completo
con los hierros del olvido.
En el Fragmento del Juicio Final de Miguel Ángel, se observa a Minos y la cola que le imagina Dante.
Proviene de
http://www.donotbediscouraged.blogspot.com/
Se cuenta que el rostro de Minos es el de Biaggio da Cesena, Maestro de Ceremonias del Vaticano.