24 de marzo de 2010
esfumada
Eres un poema,
nombre preciso de Dios,
mirada y juicio del hombre,
rumor de lluvia,
señora del viento,
voz que rompe mi pena.
Tardé en seguirte,
temblé y ya no estabas,
nada había de tu ropa blanca,
tus discos, tus hospitales.
Bajé al pequeño bosque
a buscar tu tumba,
los restos de tus ojos,
algo que hablara de ti.
Nada encontré,
Nadie sabía de tu alma,
ni siquiera el sol de primavera,
la ciudad de Granada
o el largo agonizar de este verano.
En la imagen: "Mond Guter Dinge", "La luna está de buen ánimo", de Max Ernst.
23 de marzo de 2010
mujeres y hombres buenos
Voy con los números hacia mi cáliz,
nada es posible en este invierno,
nada que argumente sobre el buen Cristo
o madure lentamente bajo este débil sol.
Mis recetas están sobre los platos rojos;
mi fe crece con cada nuevo oleaje,
aunque las hogueras busquen mi cuerpo,
derribando mi alegría, mi fuerza, mas no mi luz.
Vertiré en colores mi evangelio,
lo pondré en naipes de mesa,
aparentes canciones de amor,
simples poemas, gotas que hablan,
tiemblan y buscan el mar.
Este poema está inspirado en los "hombres buenos", llamados cátaros por sus adversarios, aquellos cristianos medievales que en Occcitania, el país de la trova, buscaban abandonar todo apego a lo material y fueron exterminados por la Cruzada Albigense y la Inquisición. Por lo mismo, estas letras también tocan los habitantes idealistas de nuestra tierra, los que piensan más en dar que en recibir.
Bajo las líneas se encuentran documentales que ilustran la historia de esta comunidad religiosa.
22 de marzo de 2010
hombre gris con guitarra
No puedo hablar, no tengo manos,
ni espíritu,
ni ganas de vencer al tedio.
Me fui volviendo un escombro,
apagándome,
dejándome sitiar por el miedo,
marchito, mínimo,
seco como un río de piedras,
desolado, sin amor, sin ganas.
Soy un hombre gris,
un ser que renunció a la bodas,
a los juicios, los poemas,
al pequeño calor de los abrazos.
Mi único bien es la guitarra,
la música me salva unos minutos,
me causa emociones,
me deja parir una palabra.
Este poema está inspirado en las relaciones ente "La Tempestad" de Shakespeare, el soneto de Beethoven asociado a la misma obra y la cinta "La vida de los otros", del director y guionista Florian Henckel von Donnersmarck.
La imagen corresponde a la obra de Picasso "Hombre con guitarra".
21 de marzo de 2010
Un viernes en Santiago
Derrotado por un poema,
excéntrico, rápido,
ajeno a las plegarias,
a los ataúdes de ébano,
al férreo control de las aduanas.
Así es mi pensamiento
cuando caminamos por Santiago
y nos besamos entre los árboles,
en los radiotaxis, los cementerios,
los pequeños comercios,
los grandes laberintos de marzo.
Sobre los ojos, la luna nueva,
dos puertas iguales hacia una boda,
un hombre sin uñas,
las danzas de Googoosh,
la alegría de la novia,
doce postres de fruta sobre la mesa.
El sacerdote bromea,
las mujeres imitan
los movimientos del fuego,
la novia resplandece,
camina por los techos,
gira y gira hacia el sol.
La imagen de Googoosh, la gran estrella iraní, proviene de este sitio.
Este poema, es un desarrollo fantástico de nuestro viaje del viernes a Santiago para asistir a la boda de Silvana.
20 de marzo de 2010
Hotel Providencia
Mientras la abrazaba,
sentía que pasábamos a otro estado,
mudábamos nuestra habitación de hotel
por una estación del metro.
Era incómodo besarla
y sentir el bullicio del público,
los comentarios,
los ojos de caminantes
y desempleados.
Etre besos, ella conversaba con una muchacha
que tuvo seis hijos con un hombre de Dios;
todo mientras las cajeras aplaudían
y los guardias corrían premunidos de sus radios.
Tanto público me incomodaba,
me hacía retroceder,
refugiarme en nuestro hotel de parejas,
cambiar el fuego por la calma,
por los gemidos de la noche,
los murmullos tras la puerta,
la nueva luna en la ventana.
Muchas veces fui y regresé
hasta embriagarme,
perder todo pudor,
abandonarme a las multitudes,
al placer de las vitrinas,
el frenesí de las miradas,
el ir y crecer del deseo
entre tu cuerpo y mi alma.
La fotografía es de Markus Hartel.
19 de marzo de 2010
árbol de la paz
En mi casa tengo un árbol azul,
lo riego con buenas noticias,
las canciones de Isidora,
las miradas de mi esposa,
los pequeños pasos de los ángeles.
Mi hija trepa por sus ramas,
saca frutos con forma de estrellas,
frutos que iluminan
y caminan por el aire,
hacen preguntas,
juegan a esconderse,
piden y propagan la paz.
He visto el mismo árbol en la casa de Gabriela,
bajo el parrón de mis padres,
sobre el piso de sinagogas y mezquitas,
en los patios de las madres nuevas,
en la cocina de mis abuelos.
La imagen corresponde al "árbol de la paz", bajo cuya sombra se pactó el término de la guerra de independencia cubana. La foto fue tomada por Macos Solano.
18 de marzo de 2010
Dentro del Espejo
Podemos entrar en el espejo,
los obreros azules solemos hacerlo,
levantamos torres en un poema,
nos abrazamos con Próspero,
somos novela, ramo de espigas,
hermanos reunidos en círculo,
acacia que late en el bosque,
pequeña piedra lanzada al mar.
Podemos vivir en un mundo de delfines,
hacernos pequeños en un cuarto oscuro,
cruzar las puertas del solsticio,
formar un coro, una danza,
ser la mano que guarda y extiende la luz.
También podemos mirar el espejo y pasar de largo.
Cerré mi libro “Landmarks” anotando: “el alma no se mira a si misma en un espejo, sino que en un poema, en un templo, en un símbolo”.
Ahora Sonia T., nos dice: “Es la literatura un infinito espejo que nos refleja los unos en los otros, un cordón de vivencias, anudadas por imágenes corredizas de un devenir sin tiempo”;
Esta amistad de ideas gatilló en mi el poema de hoy, en base a algunas inquietudes que hace tiempo rondan en mi cabeza sobre la relación entre arte y francmasonería.
El eje de estas nociones es que podemos incorporarnos a una obra de arte persistente como náufragos llevados por Ariel a la isla de Próspero en la dinámica de “La Tempestad”, como una Alicia que entra a su espejo.
Esto coincide con mi decisión de formar la “Fundación Tempestad” para ayudar a que el mundo de las artes pueda abrazarse con los pueblos, para que las multitudes invadan sus espejos, tal vez siguiendo la fuerte luz que brilla en el pequeño cristal de los Arnolfini.
En la imagen, "El espejo de Alicia", obra de Sebastien Servaire.
17 de marzo de 2010
Castigar el alma.
Todos los días ocurre un silencio,
una tardanza, un extraño designio del mal,
algo se quiebra, se pudre, se escapa.
Todas las tardes alguien nos miente
y algo se olvida, se calla, se cede.
Es tan fácil perderse,
dejarse ahogar en el rocío,
castigar el alma,
derramar el vino.
Es tan fácil dormirse,
sostener las sombras,
esconder los labios,
bendecir lo tibio.
En la imagen, "El Coloso", actualmente atribuido a un discípulo de Francisco de Goya.
16 de marzo de 2010
Guerra
De qué amor está hecha la guerra?
Hay sombras, bombas sobre ciudades,
pintores que torturan,
buses cargados de cadáveres,
balas murmurantes,
espinas y cisnes en el cielo.
.
Hay niños degollados en la noche,
aviones sobre el río Hudson,
multitudes incendiadas,
mujeres pariendo entre los gases,
muertos pedaleando sobre el fuego.
De qué razón está hecha la guerra?
qué premios busca?
Hay cerdos conduciendo la esperanza,
accionistas de su tormenta,
hombres que rezan y cantan.
Encabeza esta entrada "Matanzas en Corea", obra de Pablo Picasso inscrita en la tradición de Goya. En el cierre se encuentra "Barricada", testimonio de Eduard Manet, tras su participación como Guardia Nacional en los sucesos de la Comuna de Paris.
15 de marzo de 2010
Sólo el pasado es para siempre
No hay huellas de Dios en mi alma,
sólo hay ángeles que dicen mi nombre,
primaveras que gobiernan mis silencios,
mujeres que sostienen mi mirada,
noches que ocurrieron en secreto.
Todo fue en otro tiempo,
cuando sólo vestía de azul
aún no caminaba sobre el fuego,
aún no me extinguía en tu mirada.
No importa,no hay rencores,
al fin y al cabo,
sólo el pasado es para siempre.
Poema nacido este mediodía en el Bar Inglés de Valparaíso
La imagen corresponde al grabado "Melancolía", de Alberto Durero.
el ángel de luz
El ángel de luz ingresa con los pies en punta a nuestro cuarto,
me guiña un ojo y se sienta junto a mi esposa,
le habla a su oído que duerme,
sopla oro y cometas sobre sus ojos.
El ángel me habla de Isidora, de su colorida y dulce inocencia,
me dice que los seres de luz compiten por visitarla cada aurora,
buscan una pizca de su tibieza, aprenden y cuidan de su alegría.
Aún no amanece y estoy a la espera del ángel,
del primer rayo de la mañana, de la buena noticia,
el buen principio, la esperanza.
Nota: El gran temor de los ángeles es que los niños los detecten y jugando los hieran o los hagan prisioneros.
Hugo Simberg, creador finés, dejó constancia de ello en esta pintura de 1903.
14 de marzo de 2010
caminar sobre el fuego
Todos estamos vestidos de blanco,
desnudos nos hemos bañado en el Pangue,
en la alta montaña,
mimados por una luna gigante.
Llevamos tres días meditando,
nos protege un círculo de poder,
vivimos recitando poemas,
caminando, cantando desde el vientre,
comiendo piñones y verduras,
conversando con el fuego,
las araucarias, las quebradas,
los espectros y hechiceros de la noche,
las fuerzas que visitan nuestros cuerpos
las fuerzas que erizan el alma.
La hoguera está encendida
y todos estamos danzando,
cantando los versos de la maga,
girando y volviendo a girar.
Los ayudantes esparcen las cenizas,
ella me pide que cuide las puertas,
que nadie cruce antes que ella,
que nadie lo haga después.
Pese al impulso de los tambores,
nunca pensé en caminar sobre el fuego,
hasta que vi pasar a decenas y
contemplé a mi maestra saltando
como un hada entre las nubes,
y a Susana jugando con el fuego,
derramando el rojo y el verde
sobre las tiernas y pequeñas llamas.
De pronto, cedí ante el impuso,
tres veces crucé sin dolor alguno,
sin heridas, sin espacio
para el temor o el día que viene.
Todo esto sucedió,
tras conversar con la Diosa
que lloraba en el Tatio,
poco antes de caer a las aguas,
la explosión que destruyó una calle,
el conflicto con los fantasmas,
el mar que invadió nuestros cuerpos,
nuestra nueva vida e Isidora.
Todo esto sucedió garcias a mi maetra Amla, que llego a mi vida para mudarla mediante el afecto y sus conexiones con las estrellas.
Marcia Orell, que también es mi maestra, miraba el fuego desde el borde.
En la imagen, una de las montañas del Alto Bio Bio.
13 de marzo de 2010
A mi esposa
No se que me pasa,
no se si es el vértigo,
el pesado silencio de los notarios,
los azadones, las parras,
las bocinas de los barcos,
el fétido aserrín de los jaguares.
Tal vez es todo eso
y la llegada de los circos en septiembre,
los elefantes que besan a sus hijos,
el rocío, los ombligos,
tu rostro azul violeta en mi ventana.
Deben ser las rocas que saqué de la Luna,
los afectos, los gorriones, las caricias,
los tomates que penden en mi alma.
Sí, creo que estoy feliz,
sereno como un hombre que perdona,
poderoso como el vino
y el secreto crepitar de la alborada.
En las imágenes, "Noche de Luna" y "Elefante", de Kandinsky.
12 de marzo de 2010
Alerta de Maremoto en Valparaíso
Estamos en el Almendral,
muy cerca de mi casa de infancia,
a ochenta metros del mar,
cuando un ángel delirante
comienza a mecer los muebles.
La funcionaria reza,
yo escucho
los gemidos de la tierra,
sus vaivenes, su estruendo.
Terminada la audiencia,
una estampida humana
busca refugio en los cerros,
las sirenas cantan
sus señales de miedo,
vehículos de emergencia
anuncian la invasión del mar.
Mi hija, por suerte mi niña está en el campo.
Nuevamente la radio del celular,
alerta de maremoto
entre Coquimbo y Valdivia,
alerta de muerte,
de exterminio, de holocausto.
Sin embargo,
unas muchachas fuman
sentadas en los escombros,
sumidas en sus propios males,
ajenas a tanta revuelta.
La radio cuenta
que a pocas cuadras
el cambio de mando continúa,
en mi alma cesa el peligro,
comienzo a decir chistes,
mientras las multitudes
de lo cerros miran y miran el mar.
La fotografía de Valparaíso es de Sergio Larraín.
11 de marzo de 2010
Con la altura de un lucero
Te vas con la altura de un lucero,
alegría sobre nuestra alma dormida,
hay fibras de tu espíritu en cada rostro nuestro,
tu dulzura está en los pinceles del kinder,
los sueños de las madres,
los labios de las quinceañeras,
los ojos sabios de los ancianas,
el secreto silencio del mediodía.
Te fallamos,
nos faltó estatura,
nos sedujo la ambición,
el dinero en la mente, los viajes,
la champaña,
sedas en el cuerpo y carbones en el centro.
¿Cómo retener tu sonrisa?
¿Cómo volver a cubrirnos con tu alma?
Seguros de tu luz, tu honradez, tu cariño.
Seguros de tu palabra,
que es pura y simple franqueza.
la ingeniero
La joven ingeniero enciende un cigarro tras otro,
llena formularios para su beca en Inglaterra,
guarda sus premios y medallas,
bebe café en pequeñas tasas blancas.
Una parte de ella, se ocupa de pensar un edificio,
definir las dimensiones de su acero,
los detalles del diseño, las claves
adecuadas a la fuerza del terreno.
Jamás visitó la obra en Concepción,
confió en su equipo,
la honestidad de los obreros,
la firmeza de los jefes,
la pureza de los materiales.
Años después llega el gran sismo.
Ella está segura pero inquieta,
una traición al diseño
pudo resultar fatal.
Apenas puede, llama al edificio.
El conserje está dichoso,
la obra permanece intacta.
La ciudad se movió dos metros
y la torre no presenta grietas.
Ella sonríe,
apaga su tabaco,
sigue bebiendo café.
En la fotografía se aprecia a una mujer fumando en el Londres de 1999. La imagen fue tomada por Jodi Cobb, artista asociada a National Geographic.
10 de marzo de 2010
Mi amor.
En ti hay vida nueva,
vida que antes nunca hallé,
estado sagrado,
agua, verdadera luz.
Mi vida sin ti no tiene sangre,
ni centro, ni hogar,
pues tu eres mi casa,
en ti me abandono,
a ti me entrego.
Sólo quererte me purifica,
mi amor es grave, dulce
y tan sin peso a la vez,
tan lleno de alegría,
tan lleno de ti.
La bella vida nuestra
es imperceptible,
delicada, casi
no es posible verla.
Sólo vivirla y nada más
nos concede Dios.
Adaptación de la carta de Gabriela Mistral que Doris Dana guardaba en su caja fuerte, transcrita en “Gabriela Mistral, Niña errante”, editada y prologada por Pedro Pablo Zegers B. y publicada por Lumen.
El texto original puede leerse en este sitio.
La imagen proviene de www.letralia.com
La Cómoda
Después del terremoto compré una cómoda de lingue,
manillas de bronce, cajoneras amplias, espejo de plata.
Hece cien años,
el mueble nació de la lluvia
en las regiones australes.
Carpinteros anarquistas
lo modelaron sobrio
cálido, limpiamente alegre.
Mis abuelos reflejaron
ese espacio y lo hicieron sagrado,
palparon esas tablas,
guardaron allí sus cartas,
sus mandiles, sus anillos,
los dibujos de mi padre.
De niño jugaba bajo sus maderas,
escondía juguetes en sus rincones,
olía sus fantasmas, lo creía una casa,
un castillo, una nave de mi alma.
En las imágenes, una Fraternidad de carpinteros parisinos frente a su Restaurant. Alguna vez lo visité y quedé admirado de sus tradiciones. Me habría gustado almorzar allí con mis abuelos.
9 de marzo de 2010
Apasionada
Busco oro en tus pezones,
música al comenzar a beberte,
diamantes en tus quejidos,
puridad en tus piernas,
océanos y montañas en tu alma.
Busco mi fuerza
al interior de tu cuerpo,
me alimento de tus lágrimas,
tus mordiscos,
tu ímpetu,
tu apasionado encanto.
Busco fuego entre tu calma,
misterios en tus ojos,
claridad en tus silencios,
porciones de luz entre tus labios.
La imagen pertenece a Pamela Albarracín.
Viaje a Constitución
Mi vagón está vacío.
Por las ventanas
ingresa un paisaje de parras,
pequeños pueblos de adobe,
brazos de cordilleras,
aguas enérgicas que buscan el mar.
Llevo un largo rato
prisionero del paisaje,
mis pensamientos giran
en torno a las uvas,
las copas de vino,
los más rojos tomates,
los humeantes hornos de barro.
Desciendo en una estación sombría,
no hay niños corriendo
ni vendedores de empolvados
ni ancianos ofreciendo ajo y perejil.
No hay bicicletas ni caballos,
no hay panes tibios,
no hay pequeños senderos
hacia la playa.
Entre los escombros,
desciendo hacia las olas,
sólo me hablan
los nombres de los botes
que descansan en la plaza,
los ratones que han perdido el miedo,
las naranjas que flotan entre las aguas.
En el 2003, en compañía del guittarista Enrique Kalinski y de mi amiga Erika Díaz Muñoz, viajamos a Constitución para conmemorar con la gente de esa comunidad, los 30 años del Golpe de Estado.
Ahora, mi alma viaja de nuevo para estar con ellos en medio de la nueva tragedia.
La foto es del flickr de Erick Céspedes.
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