21 de enero de 2010

Himeneo





Voy con mis palabras

que son armas de paz,

con mi orgullo,

que es tu amor,

tu amor

y la dignidad respetada.



Voy al borde del mar

a construir un pacto,

para estar donde tu marches,

para escuchar tus días,

para cuidar tus tardes.



Voy para perdonar,

para transigir y ordenar,

para arreglar enchufes

y llaves, para cocinar

con prudencia,

para jugar con los

niños

al atardecer.



Llevo mi trabajo,

mis artes,

las estrellas que voy

encontrando

en mi ser,

mi alegría,

mis heridas,

mi historia.


Voy seguido

por un hipocampo

y un delfín.

Coincidencias que

me hablan

y me dejan en silencio

junto a Baco y Apolo.









En la imagen: "Hymenaeus", de Poussin.

20 de enero de 2010

La Negra, mi amiga Carla Jofré.







Nada baja del cielo,

salvo tus ojos

cuando comparten su alegría.



Nada es eterno,

salvo tus abrazos,

tu copa en América,

tu cuaderno interior.


Compleja, hay ciudades grises

en tu alma, hay lluvia,

siempre hay música,

hay espíritus que vienen del sol.



Negra, te persigue

el deseo de los hombres y

de las amigas,

hay miradas que te palpan,

hay fuerzas que te buscan

a toda hora.



Mira: te rondan ángeles que

adoran tus noches.

Huidobro crece en

tu pelo. Hay años que

lloran de amor por ti.



Me gusta mirarte cuando hablas

y dejas tu pasión en el aire

y brota tu perfume

y viertes rebeldía en gotas de dulzura.



Me alegro cuando abrazas a Pía y a Gaby,

cuando caminas sobre el mar,

cuando te sientas en mi cama azul.


Me gusta cuando lloras,

porque luego vendrá la alegría.


Me gusta cuando llegan

almas a buscar tu calor

y tu las abrigas,

las mimas,

dejas que se embriaguen

de ti.



Me gusta cuando perdonas,

porque así me enseñas,

porque así eres vida.

19 de enero de 2010

Al estilo de Shakesperae




Dedicado al Calibán que hay en mi y en mi pueblo.



Gonzalo, amargado de mierda,

que el rocío que barrìa mi madre

sobre los baños de las mansiones

te inunde a ti y a tu obra,

que un viento del sudeste

sople sobre ti y te cubra la piel

de úlceras.


Querido Hermano,

los obreros de igualdad

lucharon siglos para

crear la escuela que te enseñó a hablar

y el único provecho que has obtenido

es saber maldecir.



A cada instante se te ha enseñado

una cosa u otra, incluso el nombre

de la gran luz y el de la pequeña

que ilumina el día y la noche.

Mucho se te ha dado,

pero sólo te conmueven los latigazos,

no la bondad.


Hermano, se que toda esta tierra

te pertenece por tus padres,

que desde siempre

vienen cultivando los huertos,

construyendo las cisternas,

elevando torres sin cesar.

Todo es tuyo y todo se te niega.


Se que tu alma está llena de ira,

los hombres que salvaron los libros

desde las llamas: te desprecian,

te excluyen de sus brindis

de sus viajes, de sus poemas,

te tratan como un niño,

un esclavo, una pequeña

masa de arcilla

para trabajar sobre ella

y rogar su voto.


No alguien para escuchar.

No alguien para abrazar.


Se que por ello prefieres el gobierno

de los dioses que poseen la tierra,

son menos hipócritas

más claros en sus objetivos,

más cercanos a ti.


Pero. ¿Recuerdas?

de joven alguna esperanza abrigabas,

antes de que te rechazaran

las sílfides de los ríos y de los bosques

y huyeran de ti aquellos duendecillos

que en el claro de luna

trazan círculos de hierbas amargas

y se solazan al oír la noche

apoderarse de la ciudad.


Vamos, ven a quemar mis volúmenes,

los instrumentos que hacen la música

la belleza que escondo en mis muros.

Hazlo y verás que así borras tus dedos,

tu lengua, tu propia alma.

18 de enero de 2010

Más







Gonzalo.

Menos televisión y más música.

Definitivamente más teatro.

Más agua.


Muchos más abrazos para Isidora,

más amigas, las mismas y otras,

más ratos de alegría bajo la lluvia,

más crujidos bajo mi cama.


Menos quejidos y más viajes,

más ahorro, más visitas a la cárcel,

más Logia, más arte,y,

por cierto, más esperanza.






En la foto, mi amiga Gaby y mi ahijada Maia Gea.

17 de enero de 2010

regresaron los dueños





La mayoría nos dijo su poema.

Nos habló con su aliento de piedra,

con su rabia, con sus sueños.



La plaza está vacía,

los dueños vuelven por

su escritorio, su espada,

sus típicos guardias de verde.



Viene un Udi a la Inspección del Trabajo,

un numerario cuidará los colegios,

cuatro que de jóvenes vistieron de rojo,

ahora hablarán de cultura

y culebras.



Claro, la culpa la tienen los de arriba,

pero también nosotros,

los hombres del mall,

de la piscina,

de "El Mercurio" en la mañana

y el chardonay al atardecer.



Nosotros, los que estamos en otra,

mudos, silenciosos,

demasiado alegres para ver el dolor.







En la imagen, la barra del Liguria.

Gaby.







Mi amiga es loca, tórrida, sexual,

usa el rojo, el naranja y el verde,

figura en la sonrisa de los niños,

en la muerte de los ancianos,

en los árboles.



Mi amiga canta como espíritu del viento,

es alegría hecha carne y bosque,

vertientes, copas, humaredas,

plegaria secreta del mar.




Mi amiga dibuja corazones sobre su ropa,

habla el lenguaje de las moscas,

se alimenta de raíces y hierbas,

es madre y ninfa,

espíritu de arañas y del agua.




Mi amiga es fecunda y láctea,

hay pezones en su alegría,

rondas en su mirada

fiestas en su verano,

vida en su canción.






La foto es de Ma. Irene.

16 de enero de 2010

el poder del verano






Feroz, así es tu cuerpo cuando triunfa el verano

y dejas que el mar te perdone,

y yo me haga dueño de ti.


El estío te llena de luz,

te vuelve perfecta,

hembra hecha besos,

de urgente danza,

de intensa piel.


Enero se empeña

en curar tu tristeza,

eleva tu fuerza,

te sana,

te corona reina.


El verano te hace tierra,

bosque,

rosa,

océano,

mujer que defiende a su pueblo.






En la imagen, Renoir nos presenta a "Gabrielle con una rosa"

15 de enero de 2010

El Incendio




A este incendio

no lo extingue el odio,

sólo se apaga a través del amor.


Este incendio no termina con un voto.

con un pago,

con un triunfo.


La calma comienza con la renuncia.

Sacar el corazón del mundo.

Comenzar a ser.


Habrá que persistir en la locura,

besar el trigo,

ser un océano sin costas

un árbol,

hermano

del gusano y del búho,

hermano

del rico y del ladrón.








En la imagen, se aprecia a Rumi, imaginado por Lisa Dietrich.

14 de enero de 2010

Carta a una indecisa.








Cuando llegues a mi hogar,

por favor no toques la puerta;

no me digas que votaste por Piñera;

no uses tus ojos en mi contra,

no lleves tu canto a mi boca,

no pintes tu estrella en mi alma.


En cambio, si llegas con mi pueblo en tu rostro;

con su historia en tu carne;

con su fuerza en tus labios…

entonces a tu casa llegas,

entonces en mi alma descansas.


Si llegas, si al fin llegas,

entonces no hagas pausa,

no regreses,

no temas,

no te marches sin alma.



La imagen es de mi amiga Paloma Bayteman y pertenece a su facebook.

Mi hermana está de cumpleaños





Daniela cumple un nuevo año.


Mi hermana grande.


Mi hermana madre.


La niña de rizos,


de piedras,


de ojos grandes.



Ahora la lluvia es su hogar,


los niños y la lluvia,


la fuerza,


su gran coraje.






Daniela se ríe con su padre.


Se esconde, sube árboles,


abre el agua con sus brazos,


no tiene miedo,


Daniela canta.




Mi hermana es cielo,


cruza cerros junto a su abuelo,


lo adora,


pequeña niña,


niña y madre.




Daniela llegó en un año de muerte;


se alzó en su contra


se impuso,


venció,


se hizo grande.

13 de enero de 2010

sueño del trece de enero









En calle Independencia hablé con MEO.

Relajado tras entregar su apoyo.

Parado en medio de la calzada.

Distendido, me decía bromas


La alcaldesa de Viña

llegó al lugar.

Mucho más delgada,

el pelo teñido de negro,

felicitaba a MEO

antes de subir a un pequeño auto

lleno de mujeres.


Poco antes,

un restorán del Puerto,

muchos salones,

parrillas llenas de carnes

y quesos de cabra descomunales,

los baños inmundos y oscuros,

busco el patio,

mudar mi ropa,

el suelo húmedo,

orina que emerge

y se extiende.


Un niño me observa,

una Van entra al patio

y comienzo a correr.


Encuentro a un grupo de obreras.

Ellas celebran.

Una de ellas es Patricia Odales,

abuela a los treinta años,

nuevamente embarazada.

Lleva el cabello largo

y crespo, está muy alegre,

delgada, viste de blanco.

Nos invita a todos a seguir corriendo.


En la calle Chiloé está Pancho Acevedo.

Más rojo, más delgado, los ojos hinchados,

la piel con menos manchas.

Enseña a las quince obreras

con cuadernos que trae en su auto.

Está contento. Feliz con Patricia.

Nuevamente será padre.


Llega otro médico

y Francisco le muestra

pequeños huesos llenos de barro,

y el dedo de un hombre.


Antes del restorán estoy en Santiago.

Busco un lugar de descanso y entro a mi Colegio.

Es casi de noche y comienzo a correr.

Test de Cooper.

Hay gente en el patio.

Marisol González entre ellos.

Sigo corriendo por el segundo piso

hasta entrar a la sala de los delfines.

Allí quiero descansar, pero no hay espacio.

Hay mucha gente durmiendo allí.

Billetes valiosos en una repisa.

Pienso en tomarlos y no lo hago.

Marisol comienza a llamarme por los parlantes.

Dice que escapo,

que me ha visto,

que quiere hablarme.


Bajo a buscarla y entro al restorán.







La imagen proviene de www.region15.cl

12 de enero de 2010

Centro de Santiago





Las mandrágoras crecen bajo capas de cemento.

La ciudad se afiebra.

Llegan ratones hambrientos de pureza.

Asfalto.

Cuerpos que sudan junto a las tazas.


Los animales muerden la piel.

Empujan.

Danzan.

Devoran.

Hacen su fiesta en nuestra cama.


En la ciudad no hay puertas azules.

No hay casas pintadas de blanco.

No existen los trinos,

las notas mudas,

la pausa.




La foto de nuestra Alameda proviene del diario La Nación de Argentina.

11 de enero de 2010

duerme






Descanso e Isidora llega a dormir sobre mi hombro,

todo el diez de enero pesa sobre nosotros.


Me llamaste Gonzalo antes que el sol,

hablaste conmigo en el desayuno,

fuiste al agua en mis brazos,

me regalaste alegría en cada instante,

ahora duermes y duermes sobre mi alma.

10 de enero de 2010

El viaje de Tati





Tati prepara su viaje,

aprobado su examen quiere ir

desde Buenos Aires a la Patagonia,

en busca de su nieve

cayendo sobre el mar.


Sola con su cargamento de memorias;

ajena a los cuidados de Esteban,

la resistencia de los materiales,

las miradas de su madre,

los juegos de Sofía en Antofagasta.


Buscará el sur siguiendo las estrellas,

la cruz dibujada en el firmamento,

la mandrágora creciendo sobre la pampa,

obreros caminando,

la Tierra del Fuego,

el Liceo,

el viento,

la antigua casa.



En la imagen, el rostro de Tierra del Fuego, de autor anónimo.

9 de enero de 2010

tomates






Tomates químicamente rojos,

nacidos de pequeñas

gotitas de sol,

amados por el agua,

nombrados en las ferias,

trozados y húmedos

en nuestros platos azules.


Tomates de Limache,

vestidos de ají y queso.

Frutos nevados de cebolla.

Rodajas que miran

su hogar en el cielo,

su historia de arados

y almácigos,

manos que los sacan

de su sueño.



Tomates heridos,

sangre de reina,

gazpacho,

alma de ravioles,

montañas de fruta,

frascos,

hileras de cáscaras

que regresan a la tierra.




En la imagen, una hermosa foto de Pamela Albarracín.

8 de enero de 2010

Manuel cumple tres años.





Hoy, Manuel cumple tres años.

Sus padres lo colman de cariño.

Hay una ciudad llena de amigos suyos.

Suele vestirse de verde y lleva el pelo rizado.

Tiene los ojos colmados de historias,

la piel llena de abrazos,

el alma entregada a su madre.


Su padre le ha regalado luz y silencio.

Valentina la ha dado autoridad y mando.


Un hermano suyo viene en camino.

Jugarán en las colinas de Valparaíso,

amarán los volantines,

las tardes en el agua,

los tréboles que surgen

en medio del jardín.


Un día, harán ronda con Maia e Isidora,

mientras Sofía habla de las estrellas,

de la música,

del travieso aroma de las flores.


Amanda los cuidará desde lejos,

Vicente persigue mariposas

y los padres recuerdan “La Tempestad”,

la primavera en Costa Azul

y nuestros nombres bajo el mar.

7 de enero de 2010

6 de enero




6 de enero



Mientras las estrellas jugaban sobre nuestras cabezas

y un comité de ángeles peinaba a Isidora,

tres almas descansaban una al lado de la otra.

Desperté y comencé a escribir mi sueño en el Pedagógico.

Dejé de lado la manifestación clausurada por Daniel Díaz.

Al rato llegó Isidora con su rito de leche, bacinica y abrazos.



Tras disparar un poema al cielo,

repasé mi alegato de la mañana.

"Sandoval contra el Servicio",

un cargo redactado ambiguamente,

ausencia de Fiscal,

Tercera Sala de la Corte,

Maureen en la relación.

El Estado recusó

y quedé libre a las nueve y diez,

tras publicarse el aviso.



Mientras esperaba en el Palacio

noté que tengo convicción de palabra,

que soy un poema hecho de luz,

agua y barro. ¿ No será demasiado?

También estudié el caso de Alberto.


Minutos más tarde

comencé a caminar por la calle Prat,

por la vereda del mar venía Reinaldo

y cruzó para recordar nuestro comité del martes,

nos reímos un rato,

me habló de cucharas atacando a platos

de un hombre que no aprende.


Entré a la Notaría de Ricardo y Anita,

corregí una escritura

y seguí hacia la Gobernación.

Allí hablé con Rosa, las esposa de Fernando,

observé los dibujos de su hijo que adornaban el muro

y le entregué un amparo de transparencia

para Pamela, la Coka Grande y Martita.

Rosa pidió otro documento

y me regaló un viaje junto al mar.


En el ascensor que conduce a mis carpetas

encontré a Daniel y le conté del sueño

de su clausura y su multa,

del enojo del pueblo en su contra.


En mi despacho aguardaba la demanda de Marcela,

una historia de infidelidades, viajes

y 140 millones en discusión.

Tras tareas y llamadas regresé al Puerto,

pensando en la hilación de los temas,

en la aplicación de los símbolos a la realidad,

en las líneas que me llegaron desde Europa.



En el trayecto me llamó José,

pidiendo un documento y una gestión.

En el piso 15 regresé donde Rosa.

Abracé a su marido.

Me contó de su hijo mayor.

De su pasión por el dibujo.

Bajo al piso 6.

Una maga calamar me saluda.

Cumplo el encargo de José.




Vuelvo a la ducha, agua fría,

Tú entras para ofrecerme las llamas.

Desayuno: un vaso de agua.

Tareas del día: Tomar una hora con Benedicto, el pediatra.

Confirmar la casa de veraneo en Maitencillo.


Cierro el flash back.

Es mediodía y estoy junto a Neptuno,

pido un café americano,

Roberto Ampuero llega con sombrero

y guayabera blanca,

como si aún estuviera en la Isla

en que dijo usar el verde oliva.


Reviso las librerías y te llamo.

Al rato respondes y me regalas

tu presencia en el almuerzo.


Caty y una colega

me ayudaron a esperarte,

hablando de rabietas,

de tener hijos distanciados

de aranceles y pagos.


Tu estabas peinada por el sol,

la dulzura brillaba en tu rostro

mientras me hablabas del Convento

y me desafiabas a escribir este poema.


Yo te escuchaba y dejaba que mis dedos

recorrieran tus manos.


Me perturbó que cruzara tanta gente que conozco,

como si la ciudad me hablara constantemente,

de estudios, conversaciones pasadas,

derrotas, usos cotidianos.


Caminamos juntos por Avenida Brasil,

Vimos juguetes para Sofía y Manuel.

Hablamos de tus libros que se mudan y mudan.

Compré el bono de Isidora.



Regresé al trabajo.

Hablé con un marido para saber que haría con su vida.

Resolvió postergar su decisión hasta mayo.

Planifiqué las próximas audiencias.

Cumplí el segundo encargo de José. Hablé con Anita.

Pensé en la solicitud que llegó desde Grecia.

Jorge, un guardia me visitó para

hablarme de su hijo, Obama, el trabajo

del actor sobre si mismo,

la Revolución Rusa,

las iglesias evangélicas y el idealismo alémán.

Arreglé el problema de Macarena.

Salí a comprar regalos.


Regresé a casa y nuestra hija me recibió

sonriente, llena de alegría.

Mané estaba cordial y hablante,

tal como siempre.



Poco después llegó mi padre.

Le conversé sobre Raquel y estuvo de acuerdo.

Me habló de los landmaks,

revisó un libro dorado con fotografías de iniciaciones antiguas.

Comentó las gracias

y la belleza de Isidora.

¿Dónde se conocieron los tatas?

Me dijo que no recuerda.

Pidió ver a los candidatos en su franja.


Preparé una cena de res, pavo y ensaladas.

Guindas, frutillas y helado llegaron al final.

Tu nos hablaste de reclamos contra el Castillo,

de direcciones y gatos.



Isidora hizo una rabieta al quedarnos solos.

La tomé en brazos y la llevé a su pieza.

Conversamos de papá a hija.

Hicimos un trato y regresamos amigos.


La familia a jugar al sillón,

revisar internet, leer,

confirmar el refugio en la playa,

ver los monos de Isidora y

las historias de Charlie.



Se apaga la tele y vienen los relatos para la hija.

Leemos el libro que le regalé para su primer solsticio de verano.

A Isidora le encantan las imágenes de Santos Chávez.

Los poemas de Víctor Jara la dejan en silencio.


Quise escuchar Finlandia y luego lo olvidé.


Nos vamos a la cama y seguimos con un resumen

de Jolanta, la princesa ciega.


Me recuerda a Sidharta, nos quedamos dormidos.



Uy, me salté a Esteban en la Avenida Brasil,

las llamadas de Tati

con su disco desconfigurado y los preparativos

del examen que ya viene.


Casi olvido a Gonzalo Dittus

y el éxito de la exposición de Andrea Gaete en el Bar Inglés.

6 cuadros vendidos, que alegría!!!


También obvié tu llegada a casa,

mis manos ayudándote a subir,

el recuerdo de tu padre tocando la puerta.



Recreo, amanecer del siete de enero de 2010.





En la imagen "El almuerzo desnudo", de Eduard Manet.

6 de enero de 2010

trenes y cuerpos de mujer





Soñé que iba al Pedagógico

y conversaba con Juan Cameron

en una oficina llena de máquinas y papeles.



Me regaló un certificado de matrimonio

para anotar sobre él.


Una muchacha de aquel sueño

me pidió escribir un poema

a cuatro manos sobre

trenes y cuerpos de mujer.


Yo hablaría sobre las estaciones,

los rieles, las calderas y

el acero que abre la tierra.


Ella se quedaría con las curvas

cerradas, el vapor,

los lugares

en que los árboles besan el humo,

el espacio verde

en que todos los trenes se pierden.




En la imagen, una reproducción de "La Gare Saint Lazare", de Claude Monet.

5 de enero de 2010

El Balcón de Manet





Era otra vida y estábamos en España.

Eduardo imaginaba conversaciones con Goya.

Quería visitar el mundo de las sombras

sin abandonar la mañana.

Gozar del sol andaluz

y registrar la pena de los castigos de infancia.



Las jóvenes damas miraban el desfile

en compañía de su padre.

Incluso el perro se había colado a la fiesta.

Pero Eduardo, el niño encerrado,

sólo miraba las espaldas de su familia

y pensaba en las figuras que nacen del sol.


Claro, pensaba en Febo

observando aquella escena.

Entonces, se puso en el lugar de Dios

y nos puso a todos allí.







En este ejercicio de escribir cada día un poema, esta mañana no he seguido un sueño, sino que he buscado inspiración en la reproducción de un cuadro patrimonio de la humanidad.

4 de enero de 2010

Subimos Recreo en bicicleta.






Soñé que subíamos Recreo en bicicleta.


Más allá de la Bimbo había un zona de restoranes.


Íbamos hacia Valparaíso pero nos detuvimos allí.



Entramos a un local de techo alto y diseño al estilo del Soho.


Los trozos de pizza no estaban sobre platos


sino que sobre un oscuro papel lija.


Me pareció impresentable, pero luego aprendí.


Había que raspar la comida.


Había que darle un nuevo sabor.


Alguien pidió un pisco sour


que llevaba hierbas adentro


y lo recomendó con entusiasmo.




La imagen corresponde al un restaurant en Soho, NYC, y proviene de este sitio.
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