Los muros horadados de la Bastilla
marcan la muerte de Dios
figura ya agónica
desde el libro de Copérnico
que también comenzaba con el logos
Revolución
En Köningsberg
a
mil pasos de un caballero teutón
la noticia empujó a Kant hacia las estrellas
¿Cómo justificar el bien?
¿Cómo celebrar y contener
libertades?
¿ Cómo retornar a las cinco de la
tarde?
Decapitado el monarca y elevados –
por un instante- los humildes
el mundo - humeantemente industrial
- se aplicó a la guerra
y las almas pensaron desde sus trincheras
barricadas, bunkers, campos de prisioneros
mientras cadáveres y
sirenas
abrumaban la ciudad bombardeada
antes y después de la tinta en el 18 de Brumario
o de Hiroshima clavada en nuestra sangre
Así Verdún vuelve a morir en las páginas de Heidegger
Walter Benjamin no puede cruzar su frontera
Nietzche es camillero
de guerra
Hanna Arendt huye del holocausto
y apunta su luz al mal
fuerza agazapada en la reglas
grises del día a día.
Mas no todo fue tragedia y exilio
Ya no está Baruch, ordenando universos mientras pule lentes
Ni Voltaire festejando sus cálculos de Lotería
Ni Confucio aconsejando a su Rey
Ahora filósofas y filósofos se besan
en Friburgo
muy cerca de Homero y Aristóteles
al tiempo que Byung-Chul Han denuncia autoexplotación & cansancio
y Judith Butler, con serena sabiduría ,
aborda el devenir performativo de
la identidad
en lo que concierne al género
en lo que atañe a lo humano
Así, en aulas y rodeadas de
pantallas, las altas conciencias envejecen,
estudian, escriben, dialogan y enseñan,
mientras cuidan sus jardines
y siguen degustando trozos del
fruto prohibido
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Lo muerden y ya no es higo ni manzana
sino luz
Llevan sus linternas al interior de la conciencia
Denuncian el Diluvio y el fin de los ritos
Examinan la Democracia
La Escuela
Los triunfos del desierto
El Ser ensimismado en sus pantallas
El sentido de lo humano sobre la tierra