Llevo a esta
muerte
el anillo de luna que me regalaste,
allá siempre, en
nuestro primer despertar.
Ahora, en este mutismo abismal,
sólo me pesa tu
ausencia.
De 1955 a 1986, Simone de Beauvoir residió en el número 11 bis de la calle
Victor-Schœlcher de París, donde murió acompañada de su hija adoptiva y de Claude Lanzmann. Se la enterró en el cementerio de
Montparnasse de la capital francesa, en la división 20, al lado de
Sartre. Simone de Beauvoir fue enterrada llevando en su mano el anillo de plata
que le regaló su amante Nelson Algren al despertar de su primera noche de amor.
Domingo, 18 de mayo de 1947
Mi precioso y amado hombre de
Chicago, pienso en ti en París, y en París te echo de menos. Todo el viaje fue
una maravilla. Prácticamente no hubo noche, ya que volamos hacia el este. En
Terranova empezaba a ponerse el sol, pero cinco horas después amanecía en el
aeropuerto de Shannon, sobre la dulzura y el verdor del paisaje irlandés. Todo
era tan hermoso, y tenía tantas cosas que pensar que apenas dormí. Esta mañana,
a las diez (a las seis de allí) me encontraba en el corazón de París. Esperaba
que la belleza de París me ayudase a superar la tristeza, pero no fue así.
Primero, París hoy no está hermoso. Hace un día gris y nublado; es domingo, las
calles están desiertas; todo parece mortecino, oscuro, yerto. Tal vez mi
corazón esté yerto, insensible a la belleza de París. Mi corazón aún está en
Nueva York, en la esquina de Broadway en la que nos despedimos. Está en mi
casita de Chicago, en mi cálido hogar, muy cerca de tu amoroso corazón. Supongo
que en dos o tres días todo habrá cambiado un poco, pues otra vez me sentiré
inmersa en la vida política e intelectual francesa, el trabajo y los amigos.
Hoy, en cambio, ni siquiera me apetece tomarme el menor interés por tales
cosas. Me siento cansada y perezosa, y sólo disfruto con los recuerdos. Amado
mío, no sé por qué esperé tanto a decirte que te quiero. Tan sólo quería estar
segura, y no decir palabras fáciles y vacuas. Ahora, en cambio, me parece que
el amor estaba ahí desde el principio. De todos modos, ahora sí está ahí: es
amor, y me duele el corazón. Soy feliz de ser tan amargamente infeliz, y es
dulce tener parte de esa misma tristeza. Contigo el placer era amor, y ahora el
dolor también es amor. Hemos de conocer todos los tipos de amor. Conoceremos la
alegría de encontrarnos y estar juntos de nuevo; la deseo, la necesito y la
tendré. Espérame. Yo te espero. Te amo más de lo que nunca he dicho, más
incluso de lo que tú sabes. Te escribiré muy a menudo. Escríbeme también tú muy
a menudo. Soy tu esposa para siempre.
Tuya,
SIMONE