En la Escuela Montessori
hay una niña que ama las sandías
y muerde impecables granadas.
Cercada por amor y explosiones,
transita entre desastres de guerra,
persigue espíritus
que pulen y repasan.
Sobreviviente,
exiliada de su propia infancia,
viaja en un poema
hasta Septiembre y Valparaíso.
Se instala en los temblores de Chile,
la secreta hipocresía de sus familias,
las viejas cocinas,
madera en las guitarras,
frutosas haciendas,
arados tirados por caballos,
casas con parrones y hormigas.
Lúdica, observante,
milenaria en el grabado,
colectiva de aprecios,
ferviente defensora de su espacio,
incorregiblemente humana,
ser que escucha los siglos,
alma en que enseña el color.
Sobreviviente
al espanto de los tanques,
protectora de manos y ojos,
poderosa adversaria del dolor,
ligera resistente de la aurora,
niña atada a sus lanas,
niña liberada y a salvo.
Bendita
porque guía mis desvelos,
revela el amor de los triángulos,
la sospechosa actitud del dinero,
la genuina mirada del destino.
Bendita
y cada día más joven
-cautiva de su infancia-
más rotunda de vida,
más sembrada de cielo.
El sitio de la artista es www.roserbru.com
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