Madre y Padre,
por favor bajen de su lugar
sobre el arco iris,
al menos, dense una vuelta por Kansas,
o mejor por Haití y Ciudad Juárez,
las rocas del Tibet y los mínimos bosques
que nos quedan.
En serio, consigan ropa de esta época
y vengan rápido.
No se crean el cuento de Sodoma y Gomorra,
basta que tomen un buen hotel,
no salgan solos de noche,
cuidado con el pasaporte y las claves secretas.
En realidad es urgente que vengan,
las quejas son múltiples y graves:
abandono;
obsesión contra los placeres de la carne
y paradoja de prácticas abominables
contra niños;
sostenida alianza con el dinero y los odios;
castigo a la Iglesia Obrera;
abominación de condones y pastillas,
en un mundo con niños hambrientos,
lleno de VIH y abortos.
Sería bacán que borraran
algunos pasajes sagrados,
desautorizaran a ciertos papas y pastores,
igualaran a todos los seres que sufren,
asistieran como padrinos a las bodas gay,
enseñaran el desapego,
definitivamente pusieran más énfasis
en los rostros de la paz,
los caminos de la alegría,
la libertad como destino y misterio.
En cuanto a la historia
de la vida después de la tumba,
si quieren pueden insistir en ella,
al fin y al cabo no hace mayor daño,
provoca lindas fiestas en México,
anima a los que lloran,
tiene un sentido profundo
de nuevo tiempo, de grandes puertas.
En todo caso, déjenme decirles
que la idea de la crucifixión no es buena.
Un padre no debe abandonar a su hijo,
ni sacrificarlo como cordero o ratón de ensayo.
En cuanto al poder de los dioses sobre la naturaleza,
mejor será que lo desmientan por completo,
porque la pila de desastres castigos,
hace tiempo que colmó las paciencias
y habla muy mal de ustedes.
Bueno, en vuestro favor debo decir
que nosotros lo hemos hecho bastante peor.
De partida inventamos personajes
y les atribuimos vuestra fuerza y bondad,
los manipulamos como títeres,
fuimos vuestro Mago de Oz,
el alma detrás de las máscaras.
Insisto, vengan.
Les adjunto boletos de primera;
zapatos rojos
y entradas de Palco
para escuchar a Serrat
más allá de todo horizonte,
junto al signo de vuestra paz.
Vengan,
no quiero ser otra huérfana
hablando con puras sombras.
En la imagen de "El Mago de Oz", se aprecia a Judy Garland mientras canta imaginando un mundo distinto, antes del tifón y el camino amarillo.