25 de agosto de 2010
Isla Choros
Al mediodía del solsticio estival,
llegamos a esa sección del Paraíso,
tomamos una pequeña lancha
que abría líneas blancas
en la inmensidad del azul
y miramos nuestros espíritus
en el espejo limpio del mar.
En minutos,
arribamos a las paredes de roca,
la cara rugosa de un dios de piedra,
príncipe del océano
sosteniendo la vida en su rostro,
aves con destrezas submarinas,
innumerables pingüinos,
patos juncos, cormoranes,
relucientes lobos y nutrias,
pájaros que caminan sobre las olas,
delfines juguetones
y amistosos,
apacibles ballenas jorobadas,
quiscos armados de flores,
quebradas abismales,
lagartijas oscuras,
la música viva
de la isla.
Éramos felices actores
buscando el sentido de su obra,
la misteriosa ínsula de Shakespeare,
aquel país perdido en los sueños,
la patria mágica de Calibán,
refugio de náufragos y perseguidos,
fuente de vida,
cielo del pensamiento,
círculo fecundo del amor.
Ahora el dinero,
quiere invadir aquel reino,
olvidando sus propios cantos,
traicionando sus solemnes promesas,
maldiciendo a la sagrada belleza.
Oh Sycorax,
madre inmemorial de la tierra,
por ti nos pertenece esa isla,
toma en tu vientre su defensa,
levanta los rayos de tu furia,
derrama tu copa de paciencia,
excita flores y témpanos,
encierra la avaricia en tus árboles,
castiga a los mentirosos,
los perfumados ladrones,
los terribles adversarios
de nuestra estrella.
Y tu, buen Próspero,
convoca al genio de la montaña,
las celestes ninfas del sombrío bosque,
las magas que caminan por la arena,
los seres que trazan círculos en la hierba,
la última chispa de este dormido pueblo,
ven con todos ellos y trae tu hechizo invisible,
saca tu libro de su sepulto
y detén a los enemigos de tu Isla,
a los que odian el vuelo de los sueños,
los soberbios faraones de la muerte.
La explicación del conflicto puede encontrarse en www.salvemospuntachoros.org.
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24 de agosto de 2010
tan hembra como una cueca
Voy a inventarme un canto,
hombre no miento,
para abrigar al diablo,
sin casamiento.
Me falta el aire, ñato,
dice gabriela,
cuando se viene el día,
de ser estrella.
De ser estrella, si,
vamos volando,
ese era el mango largo,
de don Bernardo.
Tengo la flauta corta,
dice el rotuelo,
puta que canta lindo,
es mi consuelo.
Cresta la flauta güena,
grito con ganas,
me pegaste las ronchas,
de otra fulana.
Me desarmaste entera ,
negro garbanzo,
hace cuarenta noches,
que no descanso.
Que no descanso, pingo,
te felicito,
mierda que muerde rico,
tu pajarito.
Como un diamante, si,
vamos en breve,
toda la casa gira,
cuando se mueve.
Cuando se vuelve, fiero,
todo se enciende,
abajo de mi enagua,
pucha que aprende.
Zapateado
Pucha que aprende, si,
dijo el vecino,
tengo la misma roncha,
de tu marido.
Se armó la rosca, diantre,
mira roñoso,
quiero a mi viejo hueco,
pero empeñoso.
Se armó la grande, chucha,
dijo el hormigo,
mientras la vieja brava,
cambia de mino.
Cynzia II es de Fabián Pérez y proviene de www.fineartamerica.com
23 de agosto de 2010
Enterrados pero no muertos
benditos de banderas y herramientas,
mínimos de camisas y overoles,
con voces altas y emotivas,
caprichosos y serios,
lintérnicos y no sumisos,
futbolistas, padres de árboles,
abuelos de abrazos y niños,
luces que ríen en las fotos,
hijos de lágrimas y lavanderas,
numerosos en las fondas,
poderosos de nacimiento,
feroces en la cocina,
aprendices en las camas,
príncipes del carbón y la cazuela,
enemigos del látigo y el engaño;
honrados rostros del sol,
ojos de barro y de piedra,
ateos, canutos,
servidores de la virgen,
moradores del infierno,
porfiados de pura alegría,
geniales, reticentes,
copiapinos,
batidos de lobo y cometa,
partidarios secretos de la noche,
hijos tenues de la montaña,
vivos donde debieron estar muertos.
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22 de agosto de 2010
el fantasma reveló su nombre
Vino el aire a mi ventana,traspasó vidrios con sus brazos,tomó cuerpos del otoño,puso su nombre en mi alma.
Por minutos, quedé atrapado en su fuerza,sentí el hielo de su muerte,sus años sollozando sobre el agua,la pura soledad de ese aire,la pena que crece en sus manos.
¿Tendré que llamar a su hija?,hablarle de su madre,de mi cuerpo inmóvil mientras ella bebía mi sombra,incendiaba sus ojos,perforaba mis aguas.
Pasaron los hierros del tiempo y pude mover mis manos,tomar el calor de mi esposa,sentir el respirar de la casa.
En fin, otra fuerza buscando mi copa, horadando mis puertas, dominando mi nave. Todo es igual, pero ahora se su rostro,conozco sus fotos,sus cartas,el nombre profano de su alma.
Desde hace casi veinte años que suelo tener la sensación de que fantasmas se acuestan a mi lado, siento su peso junto a mi, incluso percibo la forma en que se hunde la cama.
A veces, estas fuerzas ingresan a mi cuerpo y las siento traspasar mi carne como un rìo de luz oscura que abre una puerta en mi espalda.
Sin embargo, la fantasma que me visitó esta noche e ingresó a mi cuerpo, reveló su nombre.
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21 de agosto de 2010
Árbol de la Felicidad
Deseo rosas de libertad en los jardines de mi pueblo,
árboles creciendo en medio de las casas,
la palabra hermano,
transitando de un abrazo a otro.
Deseo el buque de Miguel Grau
de regreso en " El Callao",
libros levitando
hacia las señoriales
bibliotecas de Lima,
las estatuas de retorno en sus plazas,
el mar besando el amplio futuro de Bolivia,
ascendiendo montañas,
bendiciendo vidas.
Deseo
y la gente de la tierra
extiende sus pillanes
en los sagrados bosques,
celebra en sus lagos milenarios,
perdura en sus poemas,
extienda el orgullo azul del pehuén.
Deseo puentes hacia el otro Chile,
los volantines perdidos en la nieve,
el pueblo que vive tras el viento,
guardando nuestro cielo en el recuerdo,
habitando antiguas primaveras,
palpitando en los días de septiembre.
Quiero escuelas que enseñen a escuchar,
maestros difundiendo inquietud,
mostrando los rostros del cariño,
el profundo sentido del abrazo,
aguijones fecundos de sol,
cristales que explican la luz.
Quiero la dignidad triunfando en nuestra tierra.
El tirano, al ladrón y el mezquino
reducidos en nuestras almas,
mínimos ante la alta sombra,
tu sombra, tus manos de ser honrado,
tus labios limpios,
tu destino generoso.
El árbol de la felicidad. (cuento tradicional sufi)
Cuentan que hace muchos, muchos años un peregrino tras caminar durante infinitas jornadas bajo el implacable sol de India deseó en su corazón poder descansar a la sombra de un árbol que le diera cobijo. Y así fue que, de pronto, divisó a lo lejos un frondoso árbol solitario en medio de la planicie. Cubierto de sudor y tambaleándose sobre sus fatigados pies se encaminó alegremente hacia el árbol que hacia realidad su deseo. Al fin podré descansar, pensó, mientras se abría paso entre sus tupidas ramas que llegaban hasta el suelo. ¿Qué más podría desear? Tendiéndose sobre la tierra en su refugio vegetal trató de conciliar el sueño, pero el suelo estaba duro y mientras más el peregrino trataba de ignorarlo y descansar, más duro le parecía el suelo sobre el que estaba.
-Si al menos tuviera una cama, pensó.
Al momento surgió una imponente cama, con impolutas sábanas de seda, digna de un sultán. Brocados, lujosos tejidos de Samarkanda y las más suaves pieles cubrían el lecho. Y es que, sin saberlo, el peregrino había ido a sentarse bajo el mítico árbol de los deseos.
Aquel árbol milagroso que es capaz de convertir en realidad cualquier deseo expresado bajo sus ramas.
El hombre se acostó en el mullido lecho relajándose.
-¡oh, qué a gusto me siento, lástima del hambre que tengo! –pensó-, y ante él apareció una espléndida mesa cubierta con la más sabrosa de las comidas, con ricos y variados platos exquisitamente preparados y servidos en la más extravagante de las vajillas. Sobre las más finas telas imbricadas de hilos preciosos se mezclaban oro, plata y finísimo cristal con las más exóticas frutas y lujuriosos postres. Todas estas maravillas tomaron forma ante sus asombrados ojos. Todo aquello con lo que siempre había soñado en las solitarias noches de su largo peregrinar estaba ahora ante él.
El peregrino comía y comía con el temor de que tal prodigio desapareciera en el aire tan súbitamente como había aparecido. Pero, cuanto más comía, más comida aparecía. Y cada nuevo manjar era aún más sabroso y exquisito que el anterior. Finalmente dijo:
-Ya no puedo más y en ese mismo momento la mesa con todas sus maravillas se desvaneció en el aire.
Es maravilloso, pensó, mientras un sentimiento de felicidad le embargaba. No me moveré de aquí y seré por siempre feliz. Pero, de pronto, una idea terrible surcó su mente:
-Claro que esta planicie es famosa por sus feroces tigres. ¿Qué sucedería si un tigre me descubriese? Sería terrible morir, después de finalmente haber encontrado el árbol de la felicidad. Fue la milésima de una fracción de segundo, pero bastó. Cumpliendo su deseo, en aquel momento surgió de la nada un terrible tigre que lo devoró.
Y así, el árbol de la felicidad quedó solo de nuevo, y allí sigue esperando la llegada de un ser humano de corazón completamente puro, donde no resida miedo, ni desconfianza, sino sólo responsabilidad y conocimiento.
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20 de agosto de 2010
Roe versus Wade
¿Cómo es la existencia de un niño no amado?,
¿Acaso es un sol en medio del bosque?
¿Cuándo comienza su luz; cuándo siente; cuándo sonríe?
¿Quién gobierna una conciencia de mujer;
quién decide sobre ella; la encadena;
la vigila; define lo correcto en su vida?.
¿Quién se ocupa de los niños olvidados?;
¿a qué colegios concurren?;
¿quién compra su leche?
¿quién besa sus mañanas?
¿quién abriga sus días?
¿Basta la fe para condenar a una mujer?;
¿bastan las lecturas sagradas?;
¿la opinión de los obispos?;
¿los informes de los médicos?;
¿la firme convicción de los jueces?
¿Quién castiga a los padres que huyen?;
¿quién los tacha de asesinos;
quién maldice sus días;
quién ocupa sus cuerpos?
¿Quién perdona a los niños que roban?;
¿quién construye sus celdas;
cuida sus libros;
lleva miel a sus tardes;
deja ternura en sus sueños?
¿Cuándo comienza lo humano?;
¿cuándo el pensamiento?;
¿debe la cárcel defender tus valores?;
¿sabes que hay otras culturas y creencias?;
¿tienes acaso suficientes piedras?;
¿has visto a tu hija en esa mujer?.
Declaración del presidente Obama pronunciada el 22 de enero 2009
“En el 36º aniversario del fallo de Roe versus Wade, recordamos que esta decisión no solo protege la salud de la mujer y la libertad reproductiva, pero defiende un principio más amplio: que el gobierno no debe inmiscuirse en nuestros asuntos familiares más privados. Sigo comprometido a proteger el derecho de una mujer a elegir.
Si bien este es un tema delicado y a menudo divisivo, sin importar cuáles sean nuestros puntos de vista, estamos unidos en nuestra determinación de prevenir embarazos no deseados, disminuir la necesidad de abortos y apoyar a las mujeres y sus familias en las decisiones que tomen. Para lograr estos objetivos, debemos trabajar para encontrar un terreno común para ampliar el acceso a anticonceptivos de costo asequible, información de salud precisa y servicios preventivos.
En este aniversario, también debemos renovar nuestro compromiso más ampliamente para asegurar que nuestras hijas tengan los mismos derechos y oportunidades que nuestros hijos: la oportunidad de obtener una educación de primera categoría; de tener carreras satisfactorias en cualquier industria; que se les trate de manera justa y que se les pague por igual por su trabajo; y que sus sueños no tengan límites. “Eso es lo que quiero para las mujeres en todas partes”.
La declaración de Barack Obama, proviene de este sitio.
19 de agosto de 2010
Plaza Justicia
Estoy bajo las seis columnas de la Corte,
amanece y los amantes furtivos
han huído de su refugio,
el granito recibe silente los rayos del día,
recuerda la voz enfurecida de las víctimas,
el paso lento de los ancianos,
las ambiciones del malvado,
el juego constante de toma y daca,
las decisiones que nacen del alma
y buscan amparo en las leyes,
los aforismos,los precedentes.
A mi derecha,
una mujer de verde marino,
mira el oriente victorioso,
sosteniendo en diestra mano,
su espada y su balanza vencidas,
intentando altanera
bañarse en el océano,
oculto apenas
de su penosa mirada.
Themis ha dejado su trabajo
y atenta al mundo,
vende sus herramientas
al mejor precio,
prefiriendo la bolsa más llena,
los mejores almuerzos,
el más caro interés.
Avanza la jornada,
los ministros
han comenzado a descender de sus vehículos,
los gendarmes,
vestidos de marciales duendes,
saludan chocando sus tacones,
levantando un casco imaginario,
diciendo chistes al concluir el rito.
Al norte,
una pequeña puerta de bronce,
oculta un conducto secreto,
la columna hueca de
los grandes jueces,
el ojo invernal del laberinto.
A los costados del Palacio,
dos mínimas palmeras,
recuerdan el verdor húmedo de las quebradas,
la selva que hubo en la bahía,
antes de convertirse en ciudad,
mosaico de ascensores,
hogar secreto del viento.
Frente a mi rostro
está el Hotel de Ville,
y un filatélico experimento Bauhaus
con ventanas redondas,
que en verdad son anteojos hippies,
mirada limpia
de Berthold Brecht y John Lennon.
En fin, los jueces y litigantes me saludan,
sonríen los temerosos empleados,
cinco perros vagos deambulan con prestancia,
incluso el que lleva una bufanda amarilla,
el que orina en los peldaños,
y el que piensa en la rueda gigante
del ascensor "El Peral",
en los cien escalones
que conducen al Palacio Baburizza,
el hierro oxidado del "San Agustín",
la terraza colonial del Almirante Cochrane,
estafador en Inglaterra
y héroe genial de muchas guerras.
Llega la ambulancia al Consultorio
y exige la salida del gran camión basurero.
Los marinos cuidan sus camionetas
y ven transcurrir la mañana desde
su sombría ubicación,
ridículos en su prestancia,
sus certezas,
su doméstica rutina
de frío e imperio.
A un costado del Consultorio,
cerca del pequeño túnel que lleva al ascensor,
una pareja de ancianos vende café y roscas,
aconseja sobre recursos y nombres de abogados,
consuela a las madres que han perdido a sus hijos,
tiñen de humanidad el cemento
y el feroz grito de los espíritus.
Camino unos pasos
y junto a nuestra ex Intendencia,
robada ingenuamente desde el Sena,
se observa todavía un espejo azuloso
que extiende la tierra
más allá de las solemnes tumbas
y el centenario muelle,
reflejando con orgullo
los rayos de Zoroastro,
las palabras doradas del cielo,
el cálido pensamiento de las estrellas.
En la puerta principal de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en Chile, se puede observar esta curiosa escultura de la diosa Themis la que, según Homero, estaba a las órdenes de Zeus para convocar a los dioses a asamblea y guardar el orden en sus banquetes. Posteriormente se la consideró personificación de la justicia. Curiosa, pero pareciera representar en mejor forma nuestra realidad cotidiana ya que podemos apreciar en ella que los símbolos tradicionales de la justicia están alterados.
En primer lugar, la venda que debiera cubrir sus ojos, garantía de imparcialidad, no está en su lugar, por lo que se trata de una justicia no tan ciega, como la hemos supuesto siempre. La balanza que lleva en la mano derecha, no está en su posición de equidad sino que bastante cargada hacia uno de sus lados y como enredada en su brazo. Otro de los símbolos, la espada, se encuentra invertida, apoyada sobre el hombro más que en actitud de defender sus dictámenes. Además, no podemos obviar su pose arrogante, con manos en las caderas y desafiante mirada.
Una versión, de transmisión oral, afirma que la estatua fue donada a Valparaíso por un personaje influyente y que, dada esa condición, nadie se atrevió a rechazarla. De tal forma este personaje cobraba venganza de la justicia.
Otra versión señala que, al existir una estatua correctamente representada en el interior de los Tribunales, la del exterior estaría significando que la Justicia sólo es tal dentro del recinto. La Estatua, entonces, representa la inexistencia de la Justicia fuera de los Tribunales.
Por último, cabe destacar la versión de Víctor Rojas Farías en su libro "Valparaíso, el Mito y sus Leyendas". Según el autor, el virrey del Perú era un hombre virtuoso que para gobernar se inspiraba en la estatua de la Justicia por todos conocida. Con venda para no dejarse influenciar, con una balanza pare pesar cada caso y una espada para castigar con dureza. Este virrey tenía instalada la estatua en el patio de su propia casa y para él era fuente de inspiración. Pues bien, este virrey tenía dos hijos (uno legítimo y el otro no).
El hijo nacido en el matrimonio era un tipo déspota que abusaba de la servidumbre, vanidoso y abusador con las doncellas. Un día asesinó a un comerciante delante de mucha gente. El virrey en lugar de castigarlo ejemplarmente le dio protección y permitió que el crimen quedara impune. La víctima de tal delito resultó ser nada menos que su hermanastro. Agobiado por el peso de su conciencia, y estando a punto de morir, ordena fundir la estatua de bronce y fabricar otra con las características de la estatua en Valparaíso (altiva, desdeñosa, sin venda, con la espada y balanza por cualquier lado).
El escritor Víctor Rojas termina su relato informando que esta Estatua formó parte de la indemnización que Chile le cobró al Perú una vez terminada la guerra del Pacífico. Dice que la trajo a Valparaíso la escuadra chilena y permaneció durante un tiempo vagando por ahí... Hasta que se construyó el edificio de los Tribunales.
La primera fotografía es de Rodolfo Palominos, fue colgada en flickr por su autor y reiterada en este sitio.
La segunda, proviene del blog de Alberto López, "ciudad sutil", , quien nos informa que pese a las leyendas, la estatua de Themis fue encargada por catálogo a Francia, a finales del siglo XIX.
El texto explicativo proviene del blog argento http://legalescom.blogspot.com
18 de agosto de 2010
Sambuca en el Condominio de Fuego
Conocí a una mujer que bebe fuego,
siete colinas de Roma
quemándose en un mar de anís.
Esencial como un aguacero en el Caribe,
obrera de cámaras,
ángel criado por otros padres,
reina de escotes y sonrisas,
buenamadre,
viajera secreta a Estambul.
Firme y saludable de sueños,
valiente de futuros,
primera en los crepúsculos,
princesa del tacto,
chispeante,
llorosa,
amante y compañera del sol.
La imagen proviene del sitio www.ramblingspoon.com
17 de agosto de 2010
paseo en bicicleta
Voy sobre dos lunas
ovulando en la tierra,
marcando su humedad
en el campo caluroso,
demoliendo el cielo
sobre la vía,
bebiendo aire,
humareda
y mariposas.
Las ramas de los
aromos,
el silencio de los boldos,
el rumor de las sandías,
van mirando mi camino
y sonriendo ante mi paso.
Les saludo
como a duendes de mi pueblo,
brotes del espíritu,
rayos de alta estrella,
pequeños movimientos de Dios.
Un grupo de obreros marcha
con sus azadones y palas,
los barros del canal
van abrazados a sus piernas,
miles de horas de sol
humean en sus espaldas,
la religión del trabajo,
marca sus manos
con profundos surcos,
las ojotas de neumáticos,
adornan sus pasos,
como piedras negras del río,
noticias urgentes del sol.
En la hora del crepúsculo,
regreso a casa,
llevo una bolsa de higos,
la mirada de un roble,
la luz de diez hombres,
la voz de la luna en el jardín.
La imagen proviene de este sitio.
16 de agosto de 2010
mujer del sombrero rojo
Amada, dame el árbol y el martillo,
el agua pétrea de tus fuentes,
el limpio palpitar de mis sentidos,
la música feroz de tu sombrero rojo.
Sube del fuego hasta mi alma,
honra el tronar de los ríos,
gira con el furor de una novia,
danza en mis selvas y mis playas,
alza las armas del estío,
dame tu Luna y tu pan.
Reina en tu constante victoria,
domina con tu sola mirada,
hazte lenta como el infierno,
grave y plácida en la tierra,
límite azul del domingo,
nombre primero del sur.
Crece como lluvia en la noche,
canta para mí en los jardines,
funda en tu risa las mañanas,
nace conmigo en el mar.
Poema dedicado a mi esposa.
La pintura "Mujer del sombrero rojo", es de Marco Ortolan y proviene de www.artelista.com.
15 de agosto de 2010
Jimmy el Popular
Jimmy el Popular,
se ha quedado sin patente,
veinte años de su taller carpintero,
deben salir de este Recreo.
Ya no habrá más sillones
descansando elegantes
sobre las veredas,
los tapices
vaciarán sus colores
en otro cielo,
las pequeñas herramientas
dejarán de enseñar a las maderas.
Pronto cerrará
la peluquería de don Carlos,
la tienda de verduras,
la Lavandería
de calle Habana,
la última
zapatería del barrio.
Los pequeños comercios
y sus mínimos precios
ya no pueden pagar
las rentas y los impuestos,
las cotizaciones,
los libros,
las frecuentes multas.
Ahora recuerdo mi sueño
de enero,
el barrio habitado
por restoranes de diseño,
las copas brindando,
las calles exclusivas
para motos y bicicletas.
La imagen proviene de este sitio www.aisa.com.sv
14 de agosto de 2010
Juan Bernal Ponce
Soy Juan Bernal Ponce,
pintor, grabador, arquitecto,
aguacero y temporal del invierno,
pasajero de tranvías y ascensores,
volantín perdido entre las nubes,
alumno de Medardo y del viejo Hermosilla,
amigo de zapateros y perseguidos,
estudiante en el Paris de los 60,
desplazado de mi patria,
habitante de ranchos,
escaleras de piedra
y quebradas llenas de flores.
Al salir del Puerto,
busqué atrapar nueva vida,
otras formas,
distintos cielos,
la más fulgurante estrella.
Usé miles de volantines,
buriles, prensas,
Betún de Judea,
aguas fuertes,
cera de abeja,
carbón de sauce,
simple lápiz de sol.
Frecuenté los rostros
y las selvas,
viví en palacios y trópicos,
pero nunca quise dejar los cerros,
el continuo abrazo del viento,
los olores de calle Esmeralda,
el invierno hundiendo
barcos y diques,
la noche vestida de luces
y mar.
Es cierto,
me quedé en otro Valparaíso,
uno con veleros que quiebran
sus botellas,
música orinando en las escaleras,
bomberos saludando al fuego,
novias que danzan en las aguas,
techos,
túneles y
laberintos secretos.
La ciudad puso sus maletas en mis ojos
se ocultó en mis colores,
vivió allí las tristezas del sismo,
los buques de tortura,
las explosiones de gas,
los continuos incendios,
el triste morir de la escuela laica.
Allí quedó la ciudad,
viva y dormida en mis registros,
esperando un pueblo digno
de su belleza,
unos gigantes del viento,
marineros de puro espíritu,
honrados maestros de paz.
En la imagen, se aprecia "Casas", de Juan Bernal Ponce.
Proviene del sitio del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile.
El link, contiene una pequeña autobiografía de este porteño fallecido el año 2006.
13 de agosto de 2010
tres flores
Hoy estamos de fiesta,
en nuestras calles invisibles
hay banderas y cintas,
arcos del triunfo,
poemas caminando
azules por las veredas.
Hoy brotan “Ellas”
flores de nuestros árboles,
frutos de nueva belleza,
nuevas formas de abordar las olas,
dejar las máscaras,
horadar los días,
regresar al mar.
Nuestros guerreros de luz
corren a abrir las puertas,
hay multitud de abrazos,
cadenas que caen,
espíritus buscando su fuego,
preguntas y palabras de paz.
En ellas centramos nuestro amor,
persistimos en el pacto,
defendemos la alegría,
porque ellas son libertad,
rostro transparente
del gran fuego,
madera de nuestros refugios,
fuerza que vence la ira,
fuerza que vence el dolor.
Luego de esta fiesta, el banquete tendrá lasañas nacidas del dulce corazón de Carla y un postre de damascos sumergidos en su jugo, whisky, helado y galletas de champaña.
Nuestro manjar se llama "Postre de las tres flores", en homenaje a las nuevas integrantes de nuestra ciudad.
Los vinos serán rojos y estarán llenos de nuestra tierra, sus piedras, los juegos del viento y el sol en nuestros valles.
La imagen proviene de www.pixdaus.com
12 de agosto de 2010
Rubén Jacob
Tu, que besaste el labio azul del condenado
y cediste al volátil mercurio del crepúsculo,
cavando poemas en la cárcel,
jugando dados con Orfeo,
llenando tu esfera de música,
junto a mesas llenas de libros
y relojes que marchan hacia el invierno.
Tu que anduviste el camino de Swann
y tomaste las manos de Dmitri Shostakóvich,
cargando la claridad de Quilpué,
tus pesados abrigos,
los alfiles,
tu rostro de eremita,
los pulcros expedientes,
el hilo azul
que ata la tierra
y las almas.
Tu, que escribiste para los atrapados,
quijotes enloquecidos en su gabinete,
melómanos gateando en los salones,
amantes de discos,
monarcas del jazz,
profesores de lentes
y bolsos de un gastado cuero.
Tu que fuiste el mejor enfermo,
hombre recto de la lana,
ciego en país de ladrones,
clérigo laico y sexuado,
espíritu en un bosque de silencios.
Tu que mueres y te expandes,
habitas invisible en los océanos,
las anchas mesas de las bibliotecas,
las humeantes tazas de te,
los nuevos territorios
de maderas, metales y cuerdas.
La imagen proviene del blog Poetas en Valparaíso.
Ayer me llamó Claudio Zalazar, para comunicarme que el poeta Rubén Jacob ha muerto.
11 de agosto de 2010
Homicidio en Recreo
Notas la fuerza del viento?
el hielo buscando las campanas,
la hora en que mueren los ancianos,
la firme tristeza del invierno.
Oyes el diálogo de los cuervos?
la molicie en las tardes,
la muerte en los hospicios,
los callejones,
los pobres hospitales.
Ves el hombre de la esquina?
su mercancía química y blanca,
sus cañones hechizos,
el rápido gotear del dinero.
El domingo en Recreo,
a pocas cuadras,
a una mínima distancia,
quince años de una niña,
empuñaron un estoque
contra su padre,
su sombra,
su propio invierno.
El hombre,
nacido en mi propio verano,
fue atravesado
en sus pulmones,
su corazón,
los lugares centrales
de su alma.
Fue el último recurso
contra la barbarie,
los golpes continuos,
los gritos en la noche,
el infierno quemándose
en este barrio.
En la imagen, "La delación y el Giotto", de Roser Bru.
10 de agosto de 2010
figuras para un sweater
eres número y sello del día,
nombre azul de la ciruela,
palabra que toca mi boca,
árbol que vuelve a mentir.
eres viento y labios,
cisne pintado en mis ojos,
cesto de naranjas,
asombro de mariposas,
beso entre arañas.
eres sismo y frecuencia,
derrumbe,
pirámide de fractales,
batalla de nubes,
limones que vuelan y ríen.
eres nieve enojada,
espuma,
caracol enfurecido,
templo de símbolos,
mano que vuelve a tejer.
La imagen proviene de este sitio.
9 de agosto de 2010
* (asterisco)
Tengo la caótica experiencia
de ser un hombre,
puente entre dos presencias,
mundos y cuerpo,
piedras y voz.
Soy engaño de la música,
tempestad como joya de la orquesta,
agua en el teclado del piano,
película filmada por los peces.
A fin de cuentas soy otro,
obús disparado por obreros,
coro y guerra de libros,
plato de medusas e higos.
A nadie menciones que soy un asterisco,
borra de café egipcio,
mano de otros cuerpos,
padre feliz de Isidora.
Tengo la caótica experiencia
de ser un mundo,
voz de piedras,
astrum,
nudo de sangre y luz.
La imagen proviene de www.astroden.com
8 de agosto de 2010
controlando la ira
Aprendo a ceder,
formo un espíritu sin ira,
miro la rabia
como una enfermedad de otros,
una propiedad
de tigres y calibanes.
Aprendo y no aprendo,
porque crece
una laguna negra
en mi alma,
rumor de células
que gritan,
alfabeto de sombras,
centro del mundo inferior.
¿Qué sigue entonces?
ese barro va quedando en mi casa,
se alza como una telaraña en los balcones,
atrapa a los ángeles,
ahoga a los seres de luz.
Allí es cuando urge la tempestad,
el agua que barre con el moho,
libera ventanales,
limpia el rostro de mis duendes.
Una tempestad inteligente,
ataque feroz de neuronas,
sin víctimas ni dolores,
danza de un cuerpo en la selva,
rapto fulminante del orgasmo.
Ese barro es mi petróleo,
leña que incendio en mi hogar,
toro que muere en mis danzas,
juego de luz y de fuerza.
La imagen proviene de este sitio.
7 de agosto de 2010
Derrumbe
Mudos,
los obreros están bajo el derrumbe,
furiosos en su silencio,
vigilantes,
vencedores sobre el miedo
y la poderosa Tierra.
Sus familiares los lloran
y miles de almas
buscan a toda marcha
su alegría,
sus manos de gigantes,
los niños que dejaron el aula
para bajar al laberinto,
hallar su propia piedra,
sepultar sus cuerpos.
La imagen corresponde a la obra “Minero”, de Vania Yunusic Puelma y proviene de www.artelista.com
6 de agosto de 2010
juventud del mundo
Somos la juventud del mundo,
fuego de ceremonias,
lluvia gruesa de invierno,
multitud de círculos,
luna de primavera,
poemas que aman su futuro.
Somos grito del mar,
árbol que ríe en el bosque,
canto grave de las cordilleras,
libro y mirada de obreros,
pasión hecha ronda,
fuerza hecha luz.
Somos madres y padres,
horizontes,
volcanes,
rosales en el desierto,
pueblos que construyen
su paz.
Somos tiempo y espíritu,
conciencia del otro,
obreros del compartir,
luces perdidas en la sombra,
flores que retornan en la aurora.
Poema inspirado en carta de Marcelo Concha Bascuñan, escrita desde el campo de de prisioneros de Chacabuco, fechado en enero de 1974.
En esta carta, relata como intuyó el nacimiento de du hija María Paz Concha Traverso, habla de su amor y de la solidaridad entre los presos.
En la imagen está ella, hija de de aquella primavera.
La foto proviene de su blog.
5 de agosto de 2010
Probé del fruto buscado por Jesús
Hoy creció una higuera en mi jardín.
En sánscrito,
cada hoja tiene el nombre de una estrella,
Eva y Adán, dejaron su olor
de barro en el entorno,
los retos de Jesús tienen una placa de oro,
bajo ella, crecen flores de loto
donde aún se divisan
las manos y los ojos de Buda.
Las raíces como brazos de luz,
buscan agua más allá de este mundo
e intentan dos frutos por año,
dos grandes seres en Piscis,
dos en nuestro Orden de Acuario.
Una loba y dos gemelos
llegaron también a mi jardín,
anuncian la paz en las ciudades,
fronteras diluidas y ajenas,
futuro castigado por la vejez,
ancianos vencidos por la pobreza.
Anuncian también
el fin de los niños,
la huída de flores y libros,
la era del conocimiento,
la intuición
y la ignorancia.
Animado por tantas visiones,
recogí el taksh
y comí de aquel fruto buscado por Jesús,
su sabor era solar
como un buen vino blanco
y tenía secretos de amor
en buena esperanza.
La higuera, una de las primeras plantas cultivadas por el ser humano, ha sida premiada por los poetas, que la han llevado al paraíso bíblico, la han asociado a Buda a Rómulo y Remo y a Jesús.
Según los Evangelios, poco antes de atacar a los mercaderes del Templo, Jesús retó a una higuera por no dar frutos fuera de temporada y con su poder la secó. Algunos dicen que buscaba taksh, el brote primaveral de los higos palestinos, que también pueden ser consumidos.
4 de agosto de 2010
Amanece en Recreo
El día va tomando un color irremediablemente celeste,
hacia el sur, nuestra águila domina el reducto de las sombras,
el norte y el oriente se asoman por la ventana de la cocina,
repletos de carros rojos que insisten en formar el mediodía,
marcando el arribo del futuro,
el monarca dorado del día,
el mago que eleva los árboles
y bendice el rocío.
El Océano está calmado y expectante,
desde mi roca, su superficie parece
el cabello ondulado de un hombre gris,
sólo a lo lejos se divisa un barco,
mientras que en esta calle Portales,
fluye el reclamo ronco de los motores.
En algún lugar,
los escolares beben su café con leche,
los amantes se despiden,
los médicos entregan su turno,
los periódicos caen en medio de los patios,
la Luna juega a gobernar la noche.
Seguro que mi padre alista su clase de las ocho,
mi hermana besa a sus hijos,
mi hermano examina a su primer paciente,
mil aviones aterrizan en todo el mundo.
Hoy no tengo audiencia ni alegato,
sólo debo escribir poemas,
repartir abrazos,
estudiar expedientes,
escuchar problemas,
buscar los misterios ocultos
de esta luz.
La imagen pertenece a David y proviene de este sitio.
En el flickr de Erwin Thieme pueden apreciarse imágenes de Recreo, el barrio asociado a este poema.
3 de agosto de 2010
vida en el espejo de la muerte
siempre estamos a un plaf de perderlo todo,
separados por un semáforo,
la llave del gas,
frenazo tardío,
pastilla equivocada,
piquero en aguas bajas,
jabón sonriendo en la tina,
virus en el metro,
torpeza de un ebrio en el cruce que viene,
hábitos de sales y grasas,
células asesinas,
manos mojadas en los cables,
maridos celosos,
mayonesa casera,
hongos porfiados,
agua en las baldosas,
un disparo durmiendo sobre el piano.
pero aún no ocurre,
todavía respiramos estrellas,
nos llenamos de abrazos,
aplaudimos la nata de la leche,
mordemos manzanas,
defendemos mujeres sencillas,
pintamos trazos sobre la tierra,
dejamos hilos de luz,
palpamos latidos del océano,
escuchamos la voz de nuestros hijos,
cantamos y bebemos la música,
calentamos empanadas en hornos de barro,
reímos,
cerramos los párpados y viajamos al mar.
En las imágenes, observamos distintos autorretratos de Pablo Ruiz Picasso, encabezados por el de su propia muerte.
2 de agosto de 2010
Isidora en la ciudad
Isidora corre para darme un abrazo,
baja saltando la escala,
se esconde en el patio,
saluda a la gente en la calle
y en el restorán,
se sienta conmigo en el cine,
vamos juntos al baño de damas
y al de hombres,
se esconde entre las ropas
de las tiendas,
habla, habla y habla,
duerme profundo
apenas sube a su silla de auto,
ama Toy Story,
come churros y helados,
busca a su mamá,
pide mis brazos cuando llueve.
En la imagen, Isidora junto a su primo Nicolás, en los ojos de Cecilia Bordones, su tía abuela.
1 de agosto de 2010
Dios está en todas las bodas
Dios es un árbol con zapatos azules,
un beso extraviado en un burdel,
profeta contra la pena de muerte,
aguacero vestido de arco iris,
prisionero y amigo de condenados,
nada de omnipotente,
sereno, escuchante, perdonoso,
grande enemigo del hambre y la ignorancia,
indignado con sus cardenales,
voluntario contra la guerra y la tortura,
femenino y masculino a la vez,
presente en todas las almas,
ocupado del que sufre,
encadenado en los hospitales,
libre en las bibliotecas,
científico, intuitivo, musical,
definitivamente artista,
presente en todas las bodas,
feliz con el matrimonio gay,
la pastilla del día antes
y la del día después.
31 de julio de 2010
tres de la madrugada
Comprendo la timidez del día viernes,
los nudos en el cuello de Gabriela Krisam,
las banderas en las casas del barrio alto,
los ojos de los niños con cáncer,
los libros en la biblioteca de Próspero,
el olor a chocolate de mi tabaco.
Vivo en la palabra de los profesores,
con perfumes salinos de mi barrio,
aromas vivos de lo verde,
tierra negra del invierno,
lluvia sobre Curiñanco y Antilhue,
balaceras en Nablus y Shebaa,
rayos que frecuentan mi verano.
Bebo champaña
con necesaria frecuencia,
admiro el pan de Estambul
los más distintos quesos,
el vino con toques de mora,
el yogurt de mis mañanas,
los postres con naranjas,
miel de palma, azúcar quemada.
Grabo miradas de mi hija,
la observo hacer “el árbol”
en sus días de yoga,
la escucho decir “un besito”,
“tengo que taparme la boca”,
“papá, gracias por el regalo”
Mi retrato representando el rol de Próspero, es un regalo de Pía Gómez.
30 de julio de 2010
Brujo de Chiloé
Me comporto como un mueble.
un zancudo, un yoghurt,
hablo claro con las zanahorias,
obedezco a los zapatos,
me baño en gotas de rocío,
bebo rayos del primer sol,
siempre doy el primer beso.
Tengo un teléfono rojo,
soy obispo de Quicaví,
robo a las almas en pena,
enfado al Imbunche,
me convierto en Tue Tue,
felino, mosca,
ratón
que bebe saliva
y aplica su magia a las rosas.
Soy fuerte y antiguo
como la madera de una Iglesia,
me abrigo con ponchos
tejidos por viudas,
siempre miro las estrellas,
pongo mi rostro
en el humo de los cigarros,
viajo en dardos invisibles,
jamás ataco a los pobres,
nunca salgo de un círculo encendido.
Vivo en los bosques del Pacífico,
bajo los manzanos silvestres,
en los túneles del metro,
las alcancías de los niños,
los dedales de las abuelas.
La imagen proviene de este sitio.
El sitio "Memoria Chilena" nos informa sobre el célebre juicio a los brujos de Chiloé en el siglo XIX.
29 de julio de 2010
Rudolf Hess
Alejandría está a dos saltos de Berlín y de Londres,
así como el macedonio está a un paso de Federico
y del Virrey de la India.
Hay una biblioteca que tiene puertas hacia las tres
urbes, mientras los espías y los traidores
van llevando luces y engaños de un lado a otro.
Comienza el siglo de las bombas y las mujeres,
mientras el temor de los dueños
tiene el rostro de labriegos y obreros
que atacan palacios, bancos y gobiernos.
Los generales de Berlín,
los mismos que enviaron a Lenin contra el Zar,
propugnan la guerra con Francia
y la revancha de todas las revanchas.
En cambio, los camisas negras
prefieren el combate en el Este,
un espacio para repartir granjas
y acabar con los soviets,
sus empresas colectivas,
su ejército de obreros, judíos y sargentos.
Los espías rojos, azules
y pardos, comienzan su labor
de guiños y fintas,
infiltrando y dejándose infiltrar,
combatiendo y ayudando a combatir.
Los británicos tienen un hombre
en Münich, el hijo de una inglesa
radicada en Alejandría,
trabaja para la Corona
desde el año catorce
cuando dejó las islas para
volar pequeñas misiones
en las ruidosas
máquinas del infierno.
Tras el armisticio,
le ordenan unirse
a los cuerpos sombríos de Alemania,
la Sociedad de Thule,
las fuerzas de choque
contra la Joven República Soviética
de Baviera,
contra de la Democracia de Weimar,
contra bolcheviques, hebreos y masones.
Se hace amigo de Hitler
y le sigue en todas sus andanzas,
juntos intentan un golpe de estado en Münich,
fracasan y comparten la prisión,
juntos escriben “Mein Kampf”,
se convierten en dos caras
del mismo furor,
dos armas del mismo guerrero.
Derrotado en su intento
de remitir el fuego hacia Oriente,
Rudolf Hess consigue clemencia en Dunkerque
y luego tiene su jornada de oro
al definirse la operación Barbarroja,
sacando el centro de la guerra
de los cielos de Londres.
Sin embargo,
ya en la mira de la GESTAPO,
la noche siguiente al bombardeo
del Parlamento Británico,
Inglaterra necesitaba de los Nazis
un gesto de fractura,
Rudolf recibió el mensaje pactado
y tomó un bimotor Messerschmitt
- último invento de la guerra -
para pilotearlo en la oscuridad,
como buen James Bond de blanco y negro,
hasta el Palacio del Duque de Hamilton
en la fantasmal y nórdica Escocia.
En Berlín dejó una carta al Führer,
describiendo su viaje como un intento de paz
y un llamado a los atlantes arios de Albión.
Aunque reconociendo los riegos de la aventura,
permitía declararlo loco si algo salía mal.
Y así ocurrió,
la inexistente oferta de paz fue rechazada,
el pueblo Ruso tuvo que asumir
la sangre y el esfuerzo de la batalla
y el gran agente Rudolf
pagó con 40 años de prisión y drogas
sus servicios ocultos al Monarca.
Aunque un informe médico
dice que el hombre de Spandau
fue un doble, un amnésico
con el cerebro lavado por los fármacos,
aislado de la familia y del mundo,
encerrado en su vacío,
asesinado en su exclusiva celda,
último prisionero
de su propia guerra.
La imagen proviene de este sitio. En la foto se aprecia como Hess, organizador de los Juegos Olímpicos de 1936, acompaña a Hitler al estadio.
28 de julio de 2010
Magaly en la Feria de "El Belloto"
Hablemos de Geometría
- dijo Magaly-
mientras ordenaba
una pila de zapallos
en la feria de “El Belloto”.
Eran apenas las seis de la mañana
y la mujer de 30 años
se sanaba entre verduras y gritos
de sus varios años
de estadía en el laberinto.
Había sobrevivido
gracias a su capacidad de silencio
o mejor dicho:
su habilidad de de huir a otro lenguaje,
vestida de rojo, verde y celeste,
viendo telenovelas con los toros,
fumando a escondidas con el Minotauro.
Mientras yo pensaba en su epopeya,
ella se explayaba sobre π
y su búsqueda del cuadrado imposible,
comentaba sobre los viajes de Orfeo,
disertaba sobre el sentido
de las pirámides y las rosas.
Ella hablaba
y su cabello comenzó a tender
una escalera hacia el cielo,
un espiral rubio
que se empinaba sobre las nubes
y las capas del alma,
una línea hacia el centro,
un lazo entre ella
y el buen sol.
Los zapallos, las uvas
y los niños,
abrieron su ojo especial
para observar todo esto.
Incluso algunos
subieron por la escalera
y bajaron luego de varios días,
helados como una noche de estrellas,
con luz en las manos
y con los mismos ojos gatunos
de Magaly.
La imagen proviene del facebook de Magaly Cisternas.
27 de julio de 2010
hambre
¿Cómo leen los hambrientos?
¿Cómo perdonan?
¿Cómo mueren de amor?
Recuerdo un comedor popular en Buenos Aires,
el hombre que comió los huevos azules,
Carla caminando desnuda sobre la mesa,
lo que aprendimos de los hambrientos,
el grito de sus ojos,
el latido gris de su pena.
Recuerdo la gente comiendo de la basura,
compitiendo con perros y roedores,
muy cerca de las grandes tiendas,
el obelisco, los restoranes,
el lugar en que se entregan las ostias.
Recuerdo que nunca he tenido hambre,
ni siquiera un tarro de neoprén en mis manos,
pero la lluvia no deja de caer sobre mi cuerpo
y me acecha la miseria de los barrios,
los niños vendiendo monos,
el frío aplastando mis lamentos.
La imagen proviene de este sitio
26 de julio de 2010
un poema para cada sol
Llevo 214 días escribiendo un poema para cada sol,
incluso en las jornadas de terremoto y muerte.
¿Que he obtenido con ello?
la extensión de los temas,
el ensayo de excluir los puntos y las comas
a la manera ruda de Apollinaire,
los poemas gay y lésbicos,
los gritos de barricada,
religiones y misterios,
almas de amigos,
diálogo con el cine y la pintura,
con objetos del hogar,
frutas y colores,
inventos de cocina,
hembras de la vanguardia,
Shakespeare,
rosas que crecen en Palestina,
lazos de mi propia boda.
Descubrí sentidos en mis sueños,
conexiones con Beatriz,
bosques en el alma de Isidora,
disparos en Stalingrado,
reacciones de miedo,
pudor y alegría en mis lectores.
Escribí mirándome en vuestros espejos,
aprendiendo del silencio y del aplauso,
del rechazo y la polémica,
del ejercicio de completar y sumar,
haciendo evidente que somos uno,
miles de gotas en el mismo mar.
Recorrí laberintos de mi alma,
usé poemas como dardos,
me detuve en los santuarios,
abusé de vuestra luz
y vuestra paciencia,
tropecé con ángeles y un árbol azul,
jugué naipes con los toros,
hilé historias de tango,
abracé a mis abuelos,
conversé con mis muertos,
no olvidé el amor.
incluso en las jornadas de terremoto y muerte.
¿Que he obtenido con ello?
la extensión de los temas,
el ensayo de excluir los puntos y las comas
a la manera ruda de Apollinaire,
los poemas gay y lésbicos,
los gritos de barricada,
religiones y misterios,
almas de amigos,
diálogo con el cine y la pintura,
con objetos del hogar,
frutas y colores,
inventos de cocina,
hembras de la vanguardia,
Shakespeare,
rosas que crecen en Palestina,
lazos de mi propia boda.
Descubrí sentidos en mis sueños,
conexiones con Beatriz,
bosques en el alma de Isidora,
disparos en Stalingrado,
reacciones de miedo,
pudor y alegría en mis lectores.
Escribí mirándome en vuestros espejos,
aprendiendo del silencio y del aplauso,
del rechazo y la polémica,
del ejercicio de completar y sumar,
haciendo evidente que somos uno,
miles de gotas en el mismo mar.
Recorrí laberintos de mi alma,
usé poemas como dardos,
me detuve en los santuarios,
abusé de vuestra luz
y vuestra paciencia,
tropecé con ángeles y un árbol azul,
jugué naipes con los toros,
hilé historias de tango,
abracé a mis abuelos,
conversé con mis muertos,
no olvidé el amor.
cumpleaños de mi padre
Mi padre estaba al pie de una montaña blanca,
le rodeaban sus nietos y sus hijos,
mi madre,
los rayos de un cielo de invierno,
sus amigos más cercanos,
las naranjas que maduran en el frío.
Recordé entonces una mañana extraviada,
él de 30 años,
llegando a casa de sus padres,
mi abuelita lo sienta en su regazo
y lo mima como a un pequeño niño.
Isidora que tiene la mirada
y las sonrisas de nuestra historia,
lo observa apagar los fuegos de su torta
y aplaude abrazada a Victoria,
conectando los hilos de la alegría,
los ritmos de las estaciones,
la presencia constante de la luz.
Regresamos
y el tesoro,
que ha hecho un dibujo para su abuelo,
viene durmiendo sobre mi pecho,
roncando con la fuerza de sus dos años,
extenuada de sus correrías,
inocente de tanta ternura.
25 de julio de 2010
nuestra fiesta
¿Lo recuerda?
usted que votó para que no sigan los mismos,
para que no sigan robando,
para acabar con las puertas que giran,
porque recibió diez mil pesos
por poner un cartel en su cielo,
porque nadie reconoció sus grandes méritos,
porque ellos saben de economía,
porque el otro indultó a un narco,
porque al fin y al cabo
todo da lo mismo
y es uno el que tiene que trabajar
y sacarse la cresta.
¿Recuerda señor y amiga de viaje
cuál era el slogan de la campaña?
¿Cómo era la frase contra los delincuentes?
Acaso: ¿Se les acabó la fiesta?
Ah, pobre país sin colores,
sin crepúsculo, sin estrellas,
ahora se abre la reja de septiembre
y los espectros comienzan su fiesta,
porque la tortura es sólo un juego,
una forma de defender a Cristo,
las Haciendas, los columpios,
una buena rebaja en los impuestos.
Señor y querida lectora,
hablemos a calzón quitado,
usted pidió el indulto en su voto,
pidió medallas y honores para la DINA,
el ocaso de los volantines,
el exterminio de los libros,
la paz de los malls y el dinero,
el olvido y el otoño de los tiempos.
Vaya y dígaselo a su conciencia,
piénselo cuando vea jugar al Colo Colo
cuando mire el festival
en el Canal del Presidente,
cuando queme este poema,
cuando vuelva a votar por nuestros dueños.
Vaya, no tema,
dígaselo a las viudas
que visitan tumbas en el aire,
a los hijos que imaginan a sus padres,
a las víctimas que votaron por Piñera.
Dígaselo,
total el tiempo lo borra todo,
al final es uno el que tiene que sacarse la cresta,
uno el que vota,
uno el que gobierna su fiesta.
Gonzalo Villar// contribución a 100 poemas contra el indulto
usted que votó para que no sigan los mismos,
para que no sigan robando,
para acabar con las puertas que giran,
porque recibió diez mil pesos
por poner un cartel en su cielo,
porque nadie reconoció sus grandes méritos,
porque ellos saben de economía,
porque el otro indultó a un narco,
porque al fin y al cabo
todo da lo mismo
y es uno el que tiene que trabajar
y sacarse la cresta.
¿Recuerda señor y amiga de viaje
cuál era el slogan de la campaña?
¿Cómo era la frase contra los delincuentes?
Acaso: ¿Se les acabó la fiesta?
Ah, pobre país sin colores,
sin crepúsculo, sin estrellas,
ahora se abre la reja de septiembre
y los espectros comienzan su fiesta,
porque la tortura es sólo un juego,
una forma de defender a Cristo,
las Haciendas, los columpios,
una buena rebaja en los impuestos.
Señor y querida lectora,
hablemos a calzón quitado,
usted pidió el indulto en su voto,
pidió medallas y honores para la DINA,
el ocaso de los volantines,
el exterminio de los libros,
la paz de los malls y el dinero,
el olvido y el otoño de los tiempos.
Vaya y dígaselo a su conciencia,
piénselo cuando vea jugar al Colo Colo
cuando mire el festival
en el Canal del Presidente,
cuando queme este poema,
cuando vuelva a votar por nuestros dueños.
Vaya, no tema,
dígaselo a las viudas
que visitan tumbas en el aire,
a los hijos que imaginan a sus padres,
a las víctimas que votaron por Piñera.
Dígaselo,
total el tiempo lo borra todo,
al final es uno el que tiene que sacarse la cresta,
uno el que vota,
uno el que gobierna su fiesta.
Gonzalo Villar// contribución a 100 poemas contra el indulto
24 de julio de 2010
Daniel y Valentina
Daniel es silencioso
como un cuaderno de música,
frecuenta bares antiguos,
escribe en “Tres Párrafos”,
investiga sobre Miguel Enríquez,
los fuegos de la “Divine”,
los atentados a nuestros
hermanos travestis,
el ir y venir de los gatos
con las platas de nuestro pueblo.
Matilde y Manuel
se llaman sus hijos,
niños que crecen justos
como el alma de sus padres,
tomando el cristal de las primaveras,
el fuego de los inviernos,
la parte azul y granate
de los árboles
y las cordilleras.
Su esposa se llama Valentina
y estudia el espíritu de los niños vejados,
las fracturas del infierno
y los efectos del mal sobre la pureza.
Mas cuando llega casa,
abre las botellas de leche,
peina los rulos de Manuel,
besa los ojos de Matilde,
enciende el alma de Daniel.
En la imagen, Daniel, Valentina y Manuel, en los ojos de Joaquín Vallejo.
23 de julio de 2010
Federico Santa María Carrera
Federico Santa María Carrera
vio de lejos a Porfirio Díaz,
en veleros dio la vuelta al mundo,
estuvo en Japón y en Ceilán,
siempre fue un Carrera orgulloso,
estudió los modales de la betarragas,
huyó de la guerra del pacífico,
se opuso a Balmaceda,
predijo los movimientos del salitre,
fue lanchero y comerciante de frutas,
fundó la Marina Mercante,
odió los billetes sin respaldo,
defendió la grandeza del oro,
promovió el Banco Central,
dos veces compró toda el azúcar de Europa
y vendió esos cristales como diamantes,
hasta sentarse sobre un océano de millones,
vivió en Paris por cuarenta años,
incluso en tiempos de la Gran Guerra,
cuando ayudó a crear un hospital
y se abstuvo de lucrar con la muerte,
usó tacos para verse más alto,
creyó en la educación,
perdió fortunas en el acero
y en el Expreso de Oriente,
amó a los Estados Unidos,
la democracia
y los espíritus de la música,
no quiso a su única hija,
dejó su riqueza a Valparaíso,
al desvalido meritorio
y los proletarios de este sur,
confiando en Edwards y en Van Buren,
gran adversario de los frailes,
amigo de los Matta y los Gallo,
aunque su sobrino se opuso a don Pedro
y pedió por dos mil votos el año 38
luego de la matanza del seguro obrero
y de Violeta cantando en el Estadio Nacional.
La imagen proviene del sitio de la Universidad Técnica Federico Santa María.
22 de julio de 2010
Un Siglo de la Logia Independencia
Un siglo,
cientos de hombres
golpeando las puertas,
levantando sus espadas,
bebiendo el mismo cáliz,
hiriendo sus mandiles,
viajando al centro de la tierra,
libres como el aire,
mínimos y equivalentes
ante la gran conciencia,
hijos de la misma luz.
Seres fulgurantes como estrellas,
obreros de todas las bellezas,
misteriosos como un símbolo,
humanos como el error y la pena,
grandes enemigos de la miseria,
discretas luces de esperanza,
guardianes de solsticios,
educadores,
almas y manos de paz.
Múltiples rostros de Hiram,
bosque de acacias
donde descansa el perseguido,
se talla el futuro,
se escucha,
se abraza,
se escucha,
se conserva y difunde el amor.
Poema dedicado al prmer siglo del Taller Independencia de Valparaíso.
La imagen es de Sebastián Utreras.
21 de julio de 2010
Conversando con Neruda sobre Stalingrado
Stalingrado
Antes de Hiroshima y de Vietnam,
Troya ocurrió en el siglo XX
se hizo fuerte en las orillas del Volga
cuando los gigantes mandaron
millones al fuego
entre el hielo y el humo de Stalingrado.
Fueron los escorpiones
en busca de pozos y haciendas
y un ejército sin rifles
opuso su miseria y su invierno
a los pesados tanques,
las orquestas,
las divisiones de sombras,
las camisas fascistas,
el imperio de la muerte.
Nunca el ser humano valió menos,
se hizo número, piedra, slogan,
objeto de una bala,
símbolo, propaganda,
charco de vísceras
sobre la tierra.
Dos millones de muertos
y hay que seguir contando,
civiles rehenes de la guerra,
Armagedón en el Cáucaso,
hebreos exterminados,
hombres fusilando
a los que retroceden
y a los que fallan.
Allí los relojes cambiaron
de tiempo,
el viento perdió
su aliento de alambres,
sus cruces de hierro,
sus noches de antorchas.
Muy pocos salieron de aquel infierno
y nunca salieron,
quedaron combatiendo en la ventanas,
disparando desde los techos,
ahorcando niños,
engañados por tiranos,
sumisos o fanáticos,
mientras el mundo veía Casablanca
o leía poemas en Ciudad de México.
Los generales sobrevivieron,
esa fue su condena,
mientras que bajo el cemento,
las rocas y el hielo,
yace una ciudad muerta,
los patios de nadie,
los muelles, los tractores,
los feroces combatientes.
Nunca hubo tanta vergüenza,
tanto honor sin sentido,
tan terrible victoria,
tanto fuego en el cielo,
tanta mentira en las frentes.
Canto a Stalingrado
Escrito por Pablo Neruda mientras se libraba la batalla
y pegado en grandes carteles sobre los muros de Ciudad de México.
En la noche el labriego duerme, despierta y hunde
su mano en las tinieblas preguntando a la aurora:
alba, sol de mañana, luz del día que viene,
dime si aún las manos más puras de los hombres
defienden el castillo del honor, dime, aurora,
si el acero en tu frente rompe su poderío,
si el hombre está en su sitio, si el trueno está en su sitio,
dime, dice el labriego, si no escucha la tierra
cómo cae la sangre de los enrojecidos
héroes, en la grandeza de la noche terrestre,
dime si sobre el árbol todavía está el cielo,
dime si aún la pólvora suena en Stalingrado.
Y el marinero en medio del mar terrible mira
buscando entre las húmedas constelaciones
una, la roja estrella de la ciudad ardiente,
y halla en su corazón esa estrella que quema,
esa estrella de orgullo quieren tocar sus manos,
esa estrella de llanto la construyen sus ojos.
Ciudad, estrella roja, dicen el mar y el hombre,
ciudad, cierra tus rayos, cierra tus puertas duras,
cierra, ciudad, tu ilustre laurel ensangrentado,
y que la noche tiemble con el brillo sombrío
de tus ojos detrás de un planeta de espadas.
Y el español recuerda Madrid y dice: hermana,
resiste, capital de la gloria, resiste:
del suelo se alza toda la sangre derramada
de España, y por España se levanta de nuevo,
y el español pregunta junto al muro
de los fusilamientos, si Stalingrado vive:
y hay en la cárcel una cadena de ojos negros
que horadan las paredes con tu nombre,
y España se sacude con tu sangre y tus muertos,
porque tú le tendiste, Stalingrado, el alma
cuando España paría héroes como los tuyos.
Ella conoce la soledad, España,
como hoy, Stalingrado, tú conoces la tuya.
España desgarró la tierra con sus uñas
cuando París estaba más bonita que nunca.
España desangraba su inmenso árbol de sangre
cuando Londres peinaba, como nos cuenta Pedro
Garfias, su césped y sus lagos de cisnes.
Hoy ya conoces eso, recia virgen,
hoy ya conoces, Rusia, la soledad y el frío.
Cuando miles de obuses tu corazón destrozan,
cuando los escorpiones con crimen y veneno,
Stalingrado, acuden a morder tus entrañas,
Nueva York baila, Londres medita, y yo digo "merde",
porque mi corazón no puede más y nuestros
corazones
no pueden más, no pueden
en un mundo que deja morir solos sus héroes.
Los dejáis solos? Ya vendrán por vosotros!
Los dejáis solos?
Queréis que la vida
huya a la tumba, y la sonrisa de los hombres
sea borrada por la letrina y el calvario?
Por qué no respondéis?
Queréis más muertos en el frente del Este
hasta que llenen totalmente el cielo vuestro?
Pero entonces no os va a quedar sino el infierno.
El mundo está cansándose de pequeñas hazañas,
de que en Madagascar los generales
maten con heroísmo cincuenta y cinco monos.
El mundo está cansado de otoñales reuniones
presididas aún por un paraguas.
Ciudad, Stalingrado, no podemos
llegar a tus murallas, estamos lejos.
Somos los mexicanos, somos los araucanos,
somos los patagones, somos los guaraníes,
somos los uruguayos, somos los chilenos,
somos millones de hombres.
Ya tenemos por suerte deudos en la familia,
pero aún no llegamos a. defenderte, madre.
Ciudad, ciudad de fuego, resiste hasta que un día
lleguemos, indios náufragos, a tocar tus murallas
con un beso de hijos que esperaban llegar.
Stalingrado, aún no hay Segundo Frente,
pero no caerás aunque el hierro y el fuego
te muerdan día y noche.
Aunque mueras, no mueres!
Porque los hombres ya no tienen muerte
y tienen que seguir luchando desde el sitio en que caen
hasta que la victoria no esté sino en tus manos
aunque estén fatigadas y horadadas y muertas,
porque otras manos rojas, cuando las vuestras caigan,
sembrarán por el mundo los huesos de tus héroes
para que tu semilla llene toda la tierra.
NUEVO CANTO DE AMOR A STALINGRADO
Pablo Neruda
Yo escribí sobre el tiempo y sobre el agua,
describí el luto y su metal morado,
yo escribí sobre el cielo y la manzana,
ahora escribo sobre Stalingrado.
Ya la novia guardó con su pañuelo
el rayo de mi amor enamorado,
ahora mi corazón está en el suelo,
en el humo y la luz de Stalingrado.
Yo toqué con mis manos la camisa
del crepúsculo azul y derrotado:
ahora toco el alba de la vida
naciendo con el sol de Stalingrado.
Yo sé que el viejo joven transitorio
de pluma, como un cisne encuadernado,
desencuaderna su dolor notorio
por mi grito de amor a Stalingrado.
Yo pongo el alma mía donde quiero.
y no me nutro de papel cansado
adobado de tinta y de tintero.
Nací para cantar a Stalingrado.
Mi voz estuvo con tus grandes muertos
contra tus propios muros machacados,
mi voz sonó como campana y viento
mirándote morir, Stalingrado.
Ahora americanos combatientes
blancos y oscuros como los granados,
matan en el desierto a la serpiente.
Ya no estás sola, Stalingtado.
Francia vuelve a las viejas barricadas
con pabellón de furia enarbolado
sobre las lágrimas recién secadas.
Ya no estás sola, Stalingrado.
Y los grandes leones de Inglaterra
volando sobre el mar huracanado
clavan las garras en la parda tierra.
Ya no estás sola, Stalingrado.
Hoy bajo tus montañas de escarmiento
no sólo están los tuyos enterrados:
temblando está la carne de los muertos
que tocaron tu frente, Stalingrado.
Tu acero azul de orgullo construido,
tu pelo de planetas coronados,
tu baluarte de panes divididos,
tu frontera sombría, Stalingrado.
Tu Patria de martillos y laureles,
la sangre sobre tu esplendor nevado,
la mirada de Stalin a la nieve
tejida con tu sangre, Stalingrado.
Las condecoraciones que tus muertos
han puesto sobre el pecho traspasado
de la tierra, y el estremecimiento
de la muerte y la vida, Stalingrado
La sal profunda que de nuevo traes
al corazón del hombre acongojado
con la rama de rojos capitanes
salidos de tu sangre, Stalingrado.
La esperanza que rompe en los jardines
como la flor del árbol esperado,
la página grabada de fusiles,
las letras de la luz, Stalingrado.
La torre que concibes en la altura,
los altares de piedra ensangrentados,
los defensores de tu edad madura,
los hijos de tu piel, Stalingrado.
Las águilas ardientes de tus piedras,
los metales por tu alma amamantados,
los adioses de lágrimas inmensas
y las olas de amor, Stalingrado.
Los huesos de asesinos malheridos,
los invasores párpados cerrados,
y los conquistadores fugitivos
detrás de tu centella, Stalingrado.
Los que humillaron la curva del Arco
y las aguas del Sena han taladrado
con el consentimiento del esclavo,
se detuvieron en Stalingrado.
Los que Praga la Bella sobre lágrimas,
sobre lo enmudecido y traicionado,
pasaron pisoteando sus heridas,
murieron en Stalingrado.
Los que en la gruta griega han escupido,
la estalactita de cristal truncado
y su clásico azul enrarecido,
ahora dónde están, Stalingrado?
Los que España quemaron y rompieron
dejando el corazón encadenado
de esa madre de encinos y guerreros,
se pudren a tus pies, Stalingrado.
Los que en Holanda, tulipanes y agua
salpicaron de lodo ensangrentado
y esparcieron el látigo y la espada,
ahora duermen en Stalingrado.
Los que en la noche blanca de Noruega
con un aullido de chacal soltado
quemaron esa helada primavera,
enmudecieron en Stalingrado.
Honor a ti por lo que el aire trae,
lo que se ha de cantar y lo cantado,
honor para tus madres y tus hijos
y tus nietos, Stalingrado.
Honor al combatiente de la bruma,
honor al Comisario y al soldado,
honor al cielo detrás de tu luna,
honor al sol de Stalingrado.
Guárdame un trozo de violenta espuma,
guárdame un rifle, guárdame un arado,
y que lo pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
para que sepan, si hay alguna duda,
que he muerto amándote y que me has amado,
y si no he combatido en tu cintura
dejo en tu honor esta granada oscura,
este canto de amor a Stalingrado.
Antes de Hiroshima y de Vietnam,
Troya ocurrió en el siglo XX
se hizo fuerte en las orillas del Volga
cuando los gigantes mandaron
millones al fuego
entre el hielo y el humo de Stalingrado.
Fueron los escorpiones
en busca de pozos y haciendas
y un ejército sin rifles
opuso su miseria y su invierno
a los pesados tanques,
las orquestas,
las divisiones de sombras,
las camisas fascistas,
el imperio de la muerte.
Nunca el ser humano valió menos,
se hizo número, piedra, slogan,
objeto de una bala,
símbolo, propaganda,
charco de vísceras
sobre la tierra.
Dos millones de muertos
y hay que seguir contando,
civiles rehenes de la guerra,
Armagedón en el Cáucaso,
hebreos exterminados,
hombres fusilando
a los que retroceden
y a los que fallan.
Allí los relojes cambiaron
de tiempo,
el viento perdió
su aliento de alambres,
sus cruces de hierro,
sus noches de antorchas.
Muy pocos salieron de aquel infierno
y nunca salieron,
quedaron combatiendo en la ventanas,
disparando desde los techos,
ahorcando niños,
engañados por tiranos,
sumisos o fanáticos,
mientras el mundo veía Casablanca
o leía poemas en Ciudad de México.
Los generales sobrevivieron,
esa fue su condena,
mientras que bajo el cemento,
las rocas y el hielo,
yace una ciudad muerta,
los patios de nadie,
los muelles, los tractores,
los feroces combatientes.
Nunca hubo tanta vergüenza,
tanto honor sin sentido,
tan terrible victoria,
tanto fuego en el cielo,
tanta mentira en las frentes.
Canto a Stalingrado
Escrito por Pablo Neruda mientras se libraba la batalla
y pegado en grandes carteles sobre los muros de Ciudad de México.
En la noche el labriego duerme, despierta y hunde
su mano en las tinieblas preguntando a la aurora:
alba, sol de mañana, luz del día que viene,
dime si aún las manos más puras de los hombres
defienden el castillo del honor, dime, aurora,
si el acero en tu frente rompe su poderío,
si el hombre está en su sitio, si el trueno está en su sitio,
dime, dice el labriego, si no escucha la tierra
cómo cae la sangre de los enrojecidos
héroes, en la grandeza de la noche terrestre,
dime si sobre el árbol todavía está el cielo,
dime si aún la pólvora suena en Stalingrado.
Y el marinero en medio del mar terrible mira
buscando entre las húmedas constelaciones
una, la roja estrella de la ciudad ardiente,
y halla en su corazón esa estrella que quema,
esa estrella de orgullo quieren tocar sus manos,
esa estrella de llanto la construyen sus ojos.
Ciudad, estrella roja, dicen el mar y el hombre,
ciudad, cierra tus rayos, cierra tus puertas duras,
cierra, ciudad, tu ilustre laurel ensangrentado,
y que la noche tiemble con el brillo sombrío
de tus ojos detrás de un planeta de espadas.
Y el español recuerda Madrid y dice: hermana,
resiste, capital de la gloria, resiste:
del suelo se alza toda la sangre derramada
de España, y por España se levanta de nuevo,
y el español pregunta junto al muro
de los fusilamientos, si Stalingrado vive:
y hay en la cárcel una cadena de ojos negros
que horadan las paredes con tu nombre,
y España se sacude con tu sangre y tus muertos,
porque tú le tendiste, Stalingrado, el alma
cuando España paría héroes como los tuyos.
Ella conoce la soledad, España,
como hoy, Stalingrado, tú conoces la tuya.
España desgarró la tierra con sus uñas
cuando París estaba más bonita que nunca.
España desangraba su inmenso árbol de sangre
cuando Londres peinaba, como nos cuenta Pedro
Garfias, su césped y sus lagos de cisnes.
Hoy ya conoces eso, recia virgen,
hoy ya conoces, Rusia, la soledad y el frío.
Cuando miles de obuses tu corazón destrozan,
cuando los escorpiones con crimen y veneno,
Stalingrado, acuden a morder tus entrañas,
Nueva York baila, Londres medita, y yo digo "merde",
porque mi corazón no puede más y nuestros
corazones
no pueden más, no pueden
en un mundo que deja morir solos sus héroes.
Los dejáis solos? Ya vendrán por vosotros!
Los dejáis solos?
Queréis que la vida
huya a la tumba, y la sonrisa de los hombres
sea borrada por la letrina y el calvario?
Por qué no respondéis?
Queréis más muertos en el frente del Este
hasta que llenen totalmente el cielo vuestro?
Pero entonces no os va a quedar sino el infierno.
El mundo está cansándose de pequeñas hazañas,
de que en Madagascar los generales
maten con heroísmo cincuenta y cinco monos.
El mundo está cansado de otoñales reuniones
presididas aún por un paraguas.
Ciudad, Stalingrado, no podemos
llegar a tus murallas, estamos lejos.
Somos los mexicanos, somos los araucanos,
somos los patagones, somos los guaraníes,
somos los uruguayos, somos los chilenos,
somos millones de hombres.
Ya tenemos por suerte deudos en la familia,
pero aún no llegamos a. defenderte, madre.
Ciudad, ciudad de fuego, resiste hasta que un día
lleguemos, indios náufragos, a tocar tus murallas
con un beso de hijos que esperaban llegar.
Stalingrado, aún no hay Segundo Frente,
pero no caerás aunque el hierro y el fuego
te muerdan día y noche.
Aunque mueras, no mueres!
Porque los hombres ya no tienen muerte
y tienen que seguir luchando desde el sitio en que caen
hasta que la victoria no esté sino en tus manos
aunque estén fatigadas y horadadas y muertas,
porque otras manos rojas, cuando las vuestras caigan,
sembrarán por el mundo los huesos de tus héroes
para que tu semilla llene toda la tierra.
NUEVO CANTO DE AMOR A STALINGRADO
Pablo Neruda
Yo escribí sobre el tiempo y sobre el agua,
describí el luto y su metal morado,
yo escribí sobre el cielo y la manzana,
ahora escribo sobre Stalingrado.
Ya la novia guardó con su pañuelo
el rayo de mi amor enamorado,
ahora mi corazón está en el suelo,
en el humo y la luz de Stalingrado.
Yo toqué con mis manos la camisa
del crepúsculo azul y derrotado:
ahora toco el alba de la vida
naciendo con el sol de Stalingrado.
Yo sé que el viejo joven transitorio
de pluma, como un cisne encuadernado,
desencuaderna su dolor notorio
por mi grito de amor a Stalingrado.
Yo pongo el alma mía donde quiero.
y no me nutro de papel cansado
adobado de tinta y de tintero.
Nací para cantar a Stalingrado.
Mi voz estuvo con tus grandes muertos
contra tus propios muros machacados,
mi voz sonó como campana y viento
mirándote morir, Stalingrado.
Ahora americanos combatientes
blancos y oscuros como los granados,
matan en el desierto a la serpiente.
Ya no estás sola, Stalingtado.
Francia vuelve a las viejas barricadas
con pabellón de furia enarbolado
sobre las lágrimas recién secadas.
Ya no estás sola, Stalingrado.
Y los grandes leones de Inglaterra
volando sobre el mar huracanado
clavan las garras en la parda tierra.
Ya no estás sola, Stalingrado.
Hoy bajo tus montañas de escarmiento
no sólo están los tuyos enterrados:
temblando está la carne de los muertos
que tocaron tu frente, Stalingrado.
Tu acero azul de orgullo construido,
tu pelo de planetas coronados,
tu baluarte de panes divididos,
tu frontera sombría, Stalingrado.
Tu Patria de martillos y laureles,
la sangre sobre tu esplendor nevado,
la mirada de Stalin a la nieve
tejida con tu sangre, Stalingrado.
Las condecoraciones que tus muertos
han puesto sobre el pecho traspasado
de la tierra, y el estremecimiento
de la muerte y la vida, Stalingrado
La sal profunda que de nuevo traes
al corazón del hombre acongojado
con la rama de rojos capitanes
salidos de tu sangre, Stalingrado.
La esperanza que rompe en los jardines
como la flor del árbol esperado,
la página grabada de fusiles,
las letras de la luz, Stalingrado.
La torre que concibes en la altura,
los altares de piedra ensangrentados,
los defensores de tu edad madura,
los hijos de tu piel, Stalingrado.
Las águilas ardientes de tus piedras,
los metales por tu alma amamantados,
los adioses de lágrimas inmensas
y las olas de amor, Stalingrado.
Los huesos de asesinos malheridos,
los invasores párpados cerrados,
y los conquistadores fugitivos
detrás de tu centella, Stalingrado.
Los que humillaron la curva del Arco
y las aguas del Sena han taladrado
con el consentimiento del esclavo,
se detuvieron en Stalingrado.
Los que Praga la Bella sobre lágrimas,
sobre lo enmudecido y traicionado,
pasaron pisoteando sus heridas,
murieron en Stalingrado.
Los que en la gruta griega han escupido,
la estalactita de cristal truncado
y su clásico azul enrarecido,
ahora dónde están, Stalingrado?
Los que España quemaron y rompieron
dejando el corazón encadenado
de esa madre de encinos y guerreros,
se pudren a tus pies, Stalingrado.
Los que en Holanda, tulipanes y agua
salpicaron de lodo ensangrentado
y esparcieron el látigo y la espada,
ahora duermen en Stalingrado.
Los que en la noche blanca de Noruega
con un aullido de chacal soltado
quemaron esa helada primavera,
enmudecieron en Stalingrado.
Honor a ti por lo que el aire trae,
lo que se ha de cantar y lo cantado,
honor para tus madres y tus hijos
y tus nietos, Stalingrado.
Honor al combatiente de la bruma,
honor al Comisario y al soldado,
honor al cielo detrás de tu luna,
honor al sol de Stalingrado.
Guárdame un trozo de violenta espuma,
guárdame un rifle, guárdame un arado,
y que lo pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
para que sepan, si hay alguna duda,
que he muerto amándote y que me has amado,
y si no he combatido en tu cintura
dejo en tu honor esta granada oscura,
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