Nuestro hermano de
Valdivia[1]
José Camilo Henríquez
González
Sacerdote y Fraile de
la Buena Muerte
Estudia y vive en Lima
desde sus quince años
Allí está siendo
interrogado por la inquisición
Ha leído “Emilio” y
“Cándido”
Predica el contrato
social
Hay sospechas de su
unión a los obreros de paz
Aprende con cada golpe
una lección de libertad
Encendida la primavera
de 1810
Unió su lámpara a
nuestra aurora
Retornó a Chile
y aguijoneando a los
patriotas
exclamó: ¡Hasta cuando
pensáis!, ¡Resolved![2]
Coherente, no vaciló
en tomar un palo
y encabezar la
muchedumbre
que ayudó al Batallón
de Granaderos
a repeler el Motín de
Figueroa
aquel uno de abril de
1811
Ese año
redactó la proclama de
Quirino Lemáchez
había que marcar
nuestro rumbo
fijar bandera de
combate
recalcar que no somos
esclavos
que tenemos derecho a
libertad y alegría
a una Constitución que
nos proteja
y defienda la majestad
de nuestro pueblo
Su sermón con ocasión
de la apertura
del Primer Congreso
Nacional
selló la unión entre
Democracia y Derechos Humanos:
«Existe una justicia
inmutable e inmortal
anterior a todos los
imperios;
y los oráculos de esta
justicia
promulgados por la
razón
y escritos en los
corazones humanos,
revisten de derechos
eternos»
Pronto la guerra se
llevó a su propio hermano
en las trincheras de
Rancagua
y él buscó refugio en
Mendoza
Dejando atrás su
“Aurora de Chile”
Su cargo de Diputado
El luto de su familia
Años después regresó
para hacerse cargo de
la Biblioteca Nacional
impulsar las luces
lautarinas
ser el espíritu de la
Logia Aurora
Presidir el Senado de
la República
Se describió a sí
mismo como
fraile, brujo, masón y
carrerista
Doña Trinidad Gana lo
acompañó en su existencia
Recibió su herencia
Conservó sus secretos
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