Su pequeño país nunca ganó una batalla
pero en todas ellas brilló un guerrero temerario
Xil Silveiros Exterior
hombre vestido de Arlequín
espadachín y arquero
ser de picas y dagas
invisible a pesar de sus colores
Al retorno de cada excursión
su pueblo nunca habló de derrotas
sólo de las hazañas de Xil
la jerarquía y el número de sus víctimas
cartas y presentes a cada viuda
las medallas que rechazó
su constante negativa a visitar las Iglesias
vestir el gris de reglamento
probar la comida del cuartel
La mujeres peregrinaban a su casa
y él les permitía compartir el café del desayuno
leer sus sueños en voz alta
conversar sobre libros y obras de teatro
cantar para él, antes de dormir
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