Caminábamos de madrugada, rumbo a la ciudad de la paz y mis hermanos vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz.
Pedro se acordó, y me dijo : 'Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado y respondí: 'Tengan fe en Dios. Yo les aseguro que el que diga a ese cerro: ¡Levántate de ahí y arrójate al mar!, si no duda en su corazón y cree que sucederá como dice, se le concederá.
Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán.
Y cuando se pongan de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que su Padre del Cielo les perdone también a ustedes sus faltas.
Elévense y sean como Dios, espíritus llenos de caridad y misericordia.
Vosotros, colmados de luz, poseéis el basto poder del amor.
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