Las cosas han perdido su letra h
es un cambio radical en la istoria
nos an urtado alegrías
oy que no existen éroes
sino umanos onestos y sencillos
almirantes de sus sueños
erederos y dueños del viento
Las cosas han perdido su letra h
es un cambio radical en la istoria
nos an urtado alegrías
oy que no existen éroes
sino umanos onestos y sencillos
almirantes de sus sueños
erederos y dueños del viento
Que no falte Carlita en nuestra mente
y nos llegue su alegría en este instante
su fuerza color amaranto
sus ideales tan altos
la persistencia de su fuego sobre la tierra
El sol corrió por mi cuerpo
A mi madre la cargué en sueños
Fui mar y viento
Elegí el café y los huevos
Abracé a mi hija
Crucé un portal entre las rocas
Que linda es mi hija
Habla las verdades que yo no digo
Oficia de atleta
Maga
Experta en cortesías.
Presencia del amor sobre la tierra
Te siento dormir
Más allá, el océano y los barcos
Nuestro padre sol
La ciudad que cada día se marcha
Ocurre entonces nuestro parto
La división de las aguas
Tanto miedo al futuro
Jóvenes contra viejos
La ciudad contra el campo
Un nicho de sombras para la esperanza
Dicen que es el orden
y sin embargo es el dinero
fondos de emergencia
moneda circulante
sólo el hambre impulsa a levantarse y votar
El dinero y ese miedo a quedarse sin empleo
Cierre de la tienda
La Faena
El restorán
Reemplazo por obreros extranjeros
No conozco la guerra
Sólo el zumbido de balines sobre mi testa
El taladrar de helicópteros
Piedras y palos contra los vidrios
Solamente
soñé contigo
Tu piel la
palpé en un éter de nombres
Cenamos
juntos varias noches
A nuestros
pies, la pantera de Baco
Aroma a
café en la ciudad
Arriba, la
luna y nuestra estrella.
Nuestro ser
esencial
Ese que gira
en otro plano:
se abraza
en forma cuántica,
vota y no vota
bebe el
yogur de Krishna
prueba el pan
de Jesús
viaja a
otro Londres
a otras islas
griegas
bucea en la
M
camina
hacia las torres de Arezzo
busca a Tales
de Mileto
Soñé
contigo,
mientras mi
luz habita en tu cuerpo
y en los
ojos de Buda
milagros de tu libro
tus proezas
de cocina
las cien
reglas de la casa
Carola
sobre el mar
Su atril de
lectura
Chocolates bajo su almohada
Isidora
liberada en tu lenguaje
Y aquí en
el plano de las esencias
En este
pequeño Aleph
Nos unimos
a Beatriz y Raquel
Somos la
fuerza del amor
nuestros
ancestros
sol permanente
núcleo
que anima el paraíso.
No se mueven los nombres de las cosas
Pero mueren si nadie los invoca
O se borran sus letras en la piedra
y se extingue el lenguaje en que anidan
Provoco al sol
Apunto a su reflejo lunar
Huyo a catacumbas
Desvío sus rayos
Le lanzo humo
y él, impasible,
sigue creciendo en mi carne
Te recuerdo leyendo en la playa
Ansiosa, la primera vez que pintaste tus labios
Disfrutando la sal que rodea la cerveza
Elevando volantines
Usando la máquina de coser de tu madre
En otros años,
vas cruzando el crepúsculo con tu bicicleta
orinando entre las rosas
nadando desnuda junto al volcán
espíritu azul de nuestro lago.
Cuidado con el Buin
Lleva bayonetas aceradas
Almuerza en el Bavaria
Lanza nuestra Luz al Río Maipo
Cuidado que ahora sonríe
y habla de Cristo
valores de familia
peso de la noche
y del invierno
Ser hijo y papá, que gran alegría
Llevarlos gigantes en mi alma
Abrazarlos
Cruzar el cielo
en que ellos respiran
Tras los superhéroes Gay,
Ella me preguntó por el Palacio Carrasco
¿Lo recuerdas Gonzalo?
Y tú, ser del futuro
Alma de hologramas
Viajera entre tantas mentes
Un ramo de rosas rojas
Elemental como tu fuerza
Ramo de espíritus y nombres
Oleaje de ideas
La tierra y el fuego sobre tu mesa
Tus manos han pintado mi boca
Han conseguido el rubí que dejaste en mi carne
Y embistes contra el lienzo y mi rostro
Como si aún pudiera tocarte
y rendir mi luz a tu nombre
La niña se deja querer
Mide su tibieza en mi tibieza
Ma llama papá
Acepto el rayo de sus ojos
La acaricio con el alma de mi madre
El invierno es nuestro hogar
Allí tiene raíces el hombre
Gobierna la noche
La Tierra ha perdido su nombre
Descansa bajo las piedras del río
Me pesa el domingo en los hombros
Y caigo desde el cielo hasta mi nombre
O menciono las montañas que me aguardan
El fuego del inverno
La caja en que ríen nuestros sueños
Este sábado, Vanessa,
la cuna de su hija
los trabajos del tiempo
la morada del otoño
nuestro libro de luz
la tímida aurora
Buscar mi lugar en el mundo
Inclinar la suerte
Defender al domingo y a los días desnudos
Ser la palma y la quebrada
Delgada lluvia
Horizonte riendo en un cajón
Hacer del abrazo mi propia primavera
Cenar crepúsculos
Bendecir tu boca con mis besos
Perdonar hasta que duela
El perdón es nuestro Ser en Dios
La edad de la razón
fue temprana y azul
¿temprana?
¿llegó alguna vez?
¿ de qué razón hablas?
La edad de la razón
fue cerezas y luz
biblioteca
libro de ciencias
trabajos del hombre sobre sí mismo
¿No fue aquella época de guillotinas?
Excesos de Lombrosio
Luz de Hiroshima
El liceo encerrando a los niños.
La Patria exige primaveras
Igualdades
Canciones como normas
La bella fraternidad de amanecer
Hola Gonzalo
Gracias por los diamantes y la lluvia
La manzana rallada
Lecturas
El teatro
Tantos momentos con mamá
Jornadas de cariño con tu hija
En día de muertos
La palabra
El viaje de la voz anterior
Palpar con el espíritu
Ceder tu cuerpo a las estrellas