Almorzamos temprano con Dionysos
Terraza sobre el Mediterráneo
Mantel blanco
Copa de vino
Queso de cabra y pepinillos
Su pantera con pintas respirando muy tranquila.
Era moreno y de sombrero blanco
Camisa alba
La barba corta y poblada de canas
El día azul, tibio y despejado
Luego, la lancha, también blanca
Acercamiento de piratas
El amor de Dionysos los transmuta en delfines
Criaturas que nos cuidan y acompañan
Nuestro destino, la isla de Naxos
Allí, sobre la arena, muy triste
Ariadna se lamenta y llora
Nuestro dios la escucha
Desde el alto sol a la primera estrella
Ella recuerda, habla y sana
Él regala su atención
y al amarla, la libera
A la mañana siguiente, el me habla de su niñez
Su madre devorada por el fuego
Su extraño nacimiento desde Zeus
Me mostró su primer dado
Relató sus jornadas de rayuela
Su educación con los titanes
Su segunda purificación por el fuego
Luego desperté, sin haber hablado de bacanales.
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