
Luis de la Cortina vivió a pesar y a causa de su osadía.
Peleó en Cordón Cerrillos hasta agotar sus municiones.
Se entregó para evitar el suplicio de su hermano.
Superó torturas y años de prisión.
Mas todo su poema fue alegría.
Risa de Santiago.
Bohemio enamorado.
Niño en complot de Colliguay.
Padre entre muchas tempestades.
Bendito banquero del pueblo.
En su ternura, nos contó la campaña de 1970.
Recordar nombres antes de cada pueblo.
Arte de dormir sentado.
Lazos entre yoga y política.
Pero el cáncer buscó a Luis.
Devoró próstata y huesos.
Se ensañó con su risa.
Venció su cuerpo más no su fuerza.
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