Rector, recién llegabas y desplegaste tu ira.
- Salope llamaste a una madre-
A patadas, rompiste una puerta.
A gritos, impusiste el dolor.
Luego pediste disculpas
arreglarse para seguir el camino
cuidar el futuro del hombre
mantener apariencias
perdonar el desliz.
Algunos asintieron como lacayos.
Todos, erradamente, nos quedamos.
Elegimos los valores de la escuela.
Laica enseñanza.
Pensamiento en tradición de Voltaire.
Democracia expresada en el salón.
Pero la ira caminó hacia los niños
y devino en plaga
violencia reprochada como invento
extrañas ardides infantiles
grandes campeones de mentiras
ternura tramando un complot.
En gran parte es mi falta.
La razón no admite indulgencia.
Hace siglos leí a Brecht.
Sabía que el abuso contra uno
es ataque contra todos.
Sabía que tras la puerta golpeada
estaba el siglo llorando.
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