Partir luego de vivir en abundancia
abrazar miles de veces a la madre
beber luz en grandes libros
hacerse invencible en la música
ver crecer a los hijos
apoyarlos en lo simple y lo complejo
conversar noches y siglos
ser en el otro por el cariño
besar en la frente
regalar el vino.
Hiciste bien las cosas Enrique
marchaste en jornada de equinoccio
primera luna de otoño.
Te despidieron:
hijos radiantes de amor
y cientos de gentes del pueblo
mientras el astro del día
levantaba su rostro sobre cordilleras
y su mirada hacía sagrada nuestra sala
humilde galpón del Bautista
Iglesia de Jesús en barrio obrero.
Nicaragua esquina Pedro Aguirre Cerda.
Gardel surgió desde el viento
para despedirte
y tu hija se hizo palabra
mientras la gente aplaudía
no tu silencio de ahora
sino tu vida de fuego
no tu silencio de ahora
sino tu voz de consuelo.
La primera y la tercera fotografías surgieron desde mi propia cámara.
La de Enrique y su hijo Diego proviene de la página de Radio Valentín Letelier.
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