Alargando la vida,
acercando distancias,
innovando técnicas:
hemos hecho breve el tiempo,
imposible el encuentro,
tocar las manos,
mirar a los ojos,
disfrutar el encuentro.
disfrutar el encuentro.
Agrietando el lenguaje,
hemos herido lazos,
demolido redes,
aislado cada esfera.
El poema, entonces,
debe hablar de nosotros,
Nuestro Barrio, Nuestro Gremio,
Nuestra Escuela, El Club,
El Sindicato, Nuestros Proyectos.
Comprender
que somos ramas del mismo árbol,
tribu marchando en
el bosque,
seres liberados del oro,
hermanos del aire,
libres en este Planeta de Agua.
El propósito diario será conversar,
escuchar con tiempo y dulzura,
hablar desde el afecto y las razones,
amar la diferencias,
preferir el abrazo al discurso.
Ayer, tres millones y medio de ciudadanos le pedimos a Michelle Bachelet que presida nuestro país por cuatro años y que lidere cambios estructurales en educación, tributación y régimen constitucional.
La votación demostró que nuestras organizaciones sociales están debilitadas. y que millones de chilenos se sienten lo suficientemente ajenos a la vida en comunidad como para quedarse en su casa y no sufragar, pese a la relevancia de los cambios propuestos.
Esa falencia, no es sólo un punto más en la agenda de los gobernantes, es un fuerte llamado de atención a cada persona, en el sentido de levantar organizaciones, configurar redes, fortalecer nuestras comunidades.
Educadores, artistas, trabajadores sociales, tenemos la primera responsabilidad en ese campo. El país necesita que lo abracemos, que los escuchemos y conversemos con Él.
La fotografía proviene de este sitio.
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