“INICIACIÓN Y POESÍA”
Manifiesta Gonzalo Villar, vate de larga trayectoria reflejada en múltiples
publicaciones, en su Exordio del Libro “Iniciación y Poesía”, que nos convoca
esta tarde de primavera en Valparaíso:
“Espíritu, abre las puertas de este Templo. Acércate al lugar en que trabajamos.
Tú serás obrero, herramienta y piedra. Tú serás viajero, ser levantándose desde la
Tierra, uno de los corazones del universo”
De esta manera el poeta, un brillante abogado, nos ofrece su lírico lenguaje y nos
conduce, guiado por el misterio de su pluma, hacia el conjunto formado por el
“Primer Viaje” del cual quiero exponer una estrofa de “Respeto”, el poema con que
comienza este libro “Iniciación y Poesía”:
”Mi respeto para el que muere y renace.
El que vence su cuerpo,
el que triunfa en la lid.”
Así voy recorriendo página tras página este hermoso volumen, plagado de “hadas,
magos, faunos, seres de agua y múltiples duendes de luz” una y otra vez, desde
que lo recibí, y aquí me encuentro en estos mágicos momentos transfundido de
emociones e inspiración en este Templo cultural, frente a este selecto público en
el que se mezclan iniciados y profanos. Debo confesar que para mí la poesía
constituye un misterio difícil de develar y que es posible nunca lo logre pese a mis
Debo confesar, además, mi emoción al verme sentado entre poetas y hablando
de poesía, tema del que jamás hablo: yo vivo la poesía, y con ella vibro en un
ritual íntimo que desarrollo atenido sólo a lo que ocurre entre el poema y yo: una
comunión espiritual que ensancha la vida y aquieta el espíritu.
Esa circunstancia en mí se niega a ser expresada fácilmente; me cuesta
organizarla en un discurso, en un texto, y más aun en una presentación. Es como
el trabajo masónico silencioso y anónimo, que representa un largo, interminable,
tortuoso y sinuoso trazado por el que camino incansablemente, sin lograr alcanzar
jamás el descanso reparador que significa llegar al final del sendero.Dicha
circunstancia sólo habita en la soledad de uno tí, eleva tu espíritu, te enriquece
y abre opciones, ya que sólo la compartes contigo mismo. Por ello el repaso
cuidadoso de las líneas de cada poema, una y otra vez y con la mente inmersa no
sólo en el lenguaje del poeta, sino que en el fondo filosófico de sus ideas, de sus
sueños, de su reflexionada irrealidad, me lleva a soñar en un mundo donde reinan
el amor y la fraternidad.
Así, inicio el “Segundo viaje” empapado de los sueños de Gonzalo quien nos
dice en “Bienvenida”:
“Entré a la sala y mi estrella estaba desnuda
avergonzada de su cuerpo perfecto
sirviendo dos copas de vino
celebrando el inicio de la muerte”
Es más, en “Energía oscura” nos conduce por la nada y la energía, en una
especie de contradición vital, que nos indica claramente hasta donde quiere
llevarnos con la lectura de sus palabras, dejando que nuestra imaginación que
interprete :
“La nada está llena de energía
No sólo vértigo y silencio de piedras
No sólo infinitud de la noche
No sólo ausencia de amor”
Vuelve el poeta a inquietarnos con sus versos cuando nos habla de la muerte, la
que negamos y la que rehuimos olvidando aquello de “la vida nace de la muerte”
En este segundo viaje aparece una vez más la fuerza ritualística de la Masonería
en sus diversos poemas; aparece Aleph, el Sol, Apolo, Dafne y la Serpiente.
Continúa y finaliza el Segundo Viaje con menciones a diversos hermanos y
referencias a la Augusta Orden.
Llegamos al Tercer Viaje, el último y definitivo, en el que nuestro poeta, Gonzalo
Villar, plasma magistralmente su esencia masónica en “Siete Veces Siete” del que
remarco:
“Benditos los seres de sombra,
porque a ellos se dirige la aurora,
las buenas palabras del día,
la luz en que viaja el amor”
Continúa el poeta urdiendo su trama lírica, ritualística, espiritual y terrenal cuando
dice en “Trabajos del hombre sobre sí mismo”:
“Me tejo y me destejo
entrego
olvido
perdono y busco mis perdones
borro mis tristezas con la lluvia
duermo bajo la piel de un poema
aprendo observando las arañas”
En este Tercer Viaje llegamos al climax del poemario, en el cual el poeta nos
conduce por la muerte y el dolor, por la vida y la alegría, por la fraternidad y el
amor. Ejemplo de ello está en “Rito Fúnebre”, que dice:
“Dos operarios vestidos con uniforme amarillo y blanco, llegaron hasta
el ataúd y lo ataron con una cinta de regalo.
Todos subimos sobre la caja y comenzamos a cantar himnos que
saludan a la vida, un piano trajo la Apassionata y muy pronto el hielo
se desprendió del hielo, hasta dejarnos a todos flotando sobre el rio,
buscando un sitio para la muerte, un hogar para tanta pena.
Cantamos hasta que gano el silencio y el agua regreso al océano,
heredando los llantos y el viento”
Debo sentirme agradecido no sólo por el hecho de estar esta tarde de primavera
con vosotros rindiendo un homenaje al iniciado poeta porteño y efectuando el
lanzamiento de “Iniciación y Poesía”. Siento que esta tarde he crecido, que mi
espíritu ha progresado, que mi mente está más clara. Gracias por tus versos;
gracias hermano por tus temas.
Agradezco a don Luis Riveros por la oportunidad que me ha brindado al
solicitarme lo representara en este acto. No tengo ni su verbo ni su estilo; él
enseña, yo he venido a aprender. Eso soy, un Aprendiz, que espera mejorar.
Debí haberme excusado con don Luis Riveros: pero mi curiosidad poética pudo
más y aquí estoy para tratar de hablar con coherencia sobre esta obra, y
ustedes deberán disculparme si cometo algún error o despropósito llevado por mi
entusiasmo y deseos de aplaudir más que de comentar los versos.
Debo hablar de un hombre al que quiero porque es mi hermano y respeto porque
es poeta al que descubro ahora con la misma admiración con que he descubierto,
a otros autores capaces de volcar sus sentimientos y emociones..
Me pregunto ¿cómo serán los alegatos en el foro de este abogado-poeta?
Siempre me preguntaré por la “fórmula”, el secreto de Gonzalo Villar frente a la
gente, a sus hermanos, a sus parientes, a sus amigos, y ante sí mismo.
La respuesta la encuentro en su poesía, y su poesía me hace ver mejor al hombre
y al masón; pero al mismo tiempo siento más impenetrable el misterio del que
bebe, en el que se mueve, del que obtiene su fuerza y su fragilidad.
He librado, con la obra de Gonzalo frente a mis ojos, diez mil batallas que he
perdido una a una. Cada poema me proyecta hacia un mundo de extrema fantasía
que me inquieta y me entusiasma, y mi pluma vibra por comenzar a escribir y
traspasar a ustedes la magia de los poemas de Gonzalo Villar. Así he logrado
derrotar al silencio reflexivo en que me han dejado sus versos cuando he intentado
descifrar esta poesía que sabe viento, a soledad, a añoranza, a vida y a muerte.
Me desarma Gonzalo Villar; me deja sin habla. Como me han dejado mudo antes
otros insignes escritores masónicos. Para mí, que soy un poeta amateur, éstos
se me presentan en tropel cuando leo a Gonzalo Villar: Me siento asimismo
desarmado, perplejo, enmudecido. Esto me potencia, me entusiasma y me
energiza, y me permite a la vez, expresarles el sentimiento que me inspiran los
poemas iniciáticos de este valor de nuestras filas.
Así, esta tarde es para mí otra iniciación, pues acabo de morir para renacer
renovado ante la pluma de Villar. Su arte ha tenido el efecto formidable de
reafirmar mi visión de la poesía y de la Orden Masónica como vehículos de
perfeccionamiento humano. Gracias Gonzalo por tu arte; gracias hermano por tu
amor a la Orden y tu dedicación inclaudicable a sus principios.
Gracias a los presentes por la paciencia que han tenido al escucharme.
Valparaíso, a 9 días del mes de octubre del año 2013
La fotografía es de Jorge VIlla.
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