Le temo a María González.
Se del olisbo que guarda en su cartera
Imagino su peso sobre sillas o almohadones
y la busco con mis manos
hasta rozar sus pezones
comprender su cintura
extender sus pasiones
extender sus pasiones
recoger sus violetas.
pero a veces la traspaso
fingiendo un descuido
y salgo de ella más húmedo
hambriento
deslumbrado
buceando en el azul de su fuego.
Este texto conversa con la poeta ecuatoriana Aleyda Quevedo Rojas en:
El ansia de ser
traspasada amorosamente
rompe los sentidos y turba mi noche
Es poco lo que alcanzo rozando la almohada
Hacer caballito en el sillón suave tampoco engaña
y deambulo por los pasillos de la casa
con los senos al aire y el cabello peinado
divina Safo coronada de violetas
dolencia de amor
el “olisbo” del padre Aristófano
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