Son sólo unos meses
y han transcurrido
mil o diez mil años.
Yo nunca supe odiar a nadie.
Pero compañeros de armas
y alumnos
me llamaron traidor
devoraron mi cielo
agrietaron mi cuerpo.
Mi esposa ha llamado en vano
a la puerta de occidente.
El templo de arquitectura
está destruido.
La palabra se ha perdido.
Mis manos que levantaron a tantos
ahora enfrentan el silencio.
Todas las voces están siendo violadas
y yo escribo al interior de mis camisas
buscando a mi esposa y mis hijos
buscando conservar su alegría
sus colores
su consuelo.
Mi cuerpo no resiste otros golpes
pero crezco en el amor de los míos
vuelo sobre la aurora
existo en mis nietos
el pensamiento
la luz que fecunda nuestros sueños.
Poema construido en base a las cartas Alberto Bachelet durante su prisión y a la artesanía que desarrolló durante su encierro.
La imágenes provienen de la Revista Austral de Ciencias Sociales.
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