De pronto me he convertido
en abogado imprescindible.
Los obispos me confían sus
haberes.
Los Ministros se detienen a saludarme.
Vendo mis horas
como sandías y
huevos de semana santa .
Me sorprendo
abandonando el mediodía
dedicando siglos
a trámites y estudios.
Temo volverme gordo
cauto
cauto
bienhablante
desmedidamente conservador.
Temo volverme otro.
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