La horas hablan en el primer día de clases
los edificios lucen su cemento ajeno
su multitud de anteojos y orejas
overoles y campanas
el tiempo gobernando nuestros días.
Las horas hablan y mienten
hay madres esperando en las plazas
alimentando libros y palomas
besándose con novios de manos azules
esperando el regreso de las sonrisas.
Las horas hablan y estorban
sobran las corbatas y
las chombas lanudas
las medias estiradas
el viento girando entre las piernas.
Sobra el primer día de clases y sus listas
los nombres de los nuevos compañeros
el saludo neutral de la maestra
los semáforos separando nuestras vidas.
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