La moras han dejado
su espléndido color
sobre las bocas
y las manos de los niños.
El poderoso sol de febrero
los ha llenado de vapor
agua sobre piedras verdes
extensas caminatas sobre la tierra.
Pronto juegan a bañarse desnudos
alumbrarse de estrellas
abrochar humitas
construir veleros
aumentar su luz.
Fueron varios estíos de ensueño
caballos perdonando a las olas
días lentos y celestes
pequeños besos sin prisa
tardes perfectas de mar.
Y de pronto la ausencia.
Los estudios traen otros amigos
otros veranos
otros placeres.
Él aprende cine y música.
Ella prospera en los números
busca novias y novios
compra y vende hoteles
hospitales
ingeniosos fondos de inversión.
Ella vive en reflejos
extensos viajes
demasiados inviernos
hasta que sus manos
vuelven a llenarse de moras
y busca el retorno
los labios de su amigo
el agua creciendo en las piedras
tardes riendo en el mar.
Una mañana lo llama
y responde su esposa
pasan un sábado juntos
almorzando habas y cebollas
hablando de Renoir y los 400 golpes
jugando a esconderse de los tres niños
devorando moras por la tarde
mordiendo los labios
antes de empezar a llorar.
La obra de Liebermann proviene de http://pintomosos.cl
3 comentarios:
que bucólico y nostálgico poema has pintado Gonza, es precioso
me recordaste un montón de años (cuando fui niña)
Un abrazo y felicitaciones
Coincido con Elisa. Es un poema cargado de nostalgias...de las buenas!
Muy lindo poema, Gonzalo.
Abrazos.
la obra es excelente, y demás está decir que el texto también... como decís, es el reflejo de un viaje, o quizás de algún invierno..
abrazos
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