Vivíamos unos días en Paris
hospedados en un jardín interior
lugar en que no funcionaban
los prodigios digitales
y la madera reemplazaba
las rocas, el cristal
el cemento.
Un día visitamos casas inundadas
lugares recuperados
por el agua y la arena
ruinas habitadas por niños
antiguas máquinas de escribir
Juzgados abandonados
ancianas vestidas de negro.
De pronto miro el río
y observo gigantescas serpientes
gruesas como cerdos
larguísimos oleoductos de carne
ocultando sus principios
rompiendo como lanchas
la superficie del agua
buscando devorar pequeños monos
que habitaban entre niños
y escombros
la extraña playa en la ciudad.
Miro en el radio de mis ojos
veo a Sofía muy cerca de los simios
y por un instante la confundo con Isidora
hasta que mi hija llama desde cerca
y huyo con ella en mis brazos
llevando en mi alma
los cuatro celestes años de Sofía.
Las imágenes, surgidas de Wikipedia y todohistoria.com, corresponden a la ciudad belga de Ypres, destruida durante la Primera Guerra Mundial.
1 comentario:
Fantástica elección onírica, con la mochila llena de imagenes, cargada de matices dramáticos...
Son un conjunto de versos muy potentes y decidores, amigo.
Las imagenes...no requieren palabra alguna.
Hablan por si mismas.
Abrazos grandes.
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