Se que sentiste el gemido de la muerte,
probaste la humedad del río turbio,
huiste al derrumbe de los cuerpos,
llegaste al ataúd del silencio.
Pero despertaste enredada entre cables,
robada a otro mundo,
abrazada a tus creencias,
rodeada y rodeada de sol.
Regresaste a disfrutar la belleza,
elevada de sueños,
responsable de ti misma,
efectivamente madre.
Regresaste para liberarte de la infancia
y respirar el amor,
dejando las fronteras sin luz,
saliendo del árbol que encierra,
la constante insolencia del deseo,
el espantoso peso del yo.
Poema dedicado a una mujer renacida que aún viste de negro.
1 comentario:
que miterioso...quien será esa mujer??
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