La copa está mostrando sus colores,
desplegando el olor de las moras,
la presencia del chocolate,
los límites serenos de la madera.
Están también tus manos sagradas,
la primera luz en tus brazos,
tu alma descifrando un cigarro,
un poema cayendo en tus labios.
La copa está quebrada y sin vida,
vacía de todo recuerdo,
astillada en momentos de ternura,
castrada como aquella memoria.
Poema dedicado a mi esposa.
La imagen es de Dominique Haucmant y proviene de http://frombelgiumwithlove.blogspot.com
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