Duermes en mis brazos, hija.
y nuestro sol surge de lo oscuro,
mi cuerpo vuelve a crearse,
alumbrado por tu pulso,
la calma, el océano
y el propio aire
que enciende tu vida.
Me llamas padre, Isidora.
y todos los caracoles envidian mi alegría,
mi suerte de gran principiante,
mis manos huntadas de cera,
mi última lluvia de Octubre.
Incluso la Luna se hospeda en mis ojos
y el viento cobra nueva existencia,
acude a nuevos jardines,
comprende mejores sombras,
define una fiesta de nubes.
Nombras la tierra, hija.
y vienen mariposas a mirar tu boca,
tus manos bañadas de barro,
tigres cuidando tu dicha,
estrellas sembrando en tu rostro.
Te enfadas, mi encanto.
y de ese rayo nace tu risa,
peces que vuelan en la tarde,
tortugas con lentes,
frascos de tomates,
oleajes de verano
La fotografía es de Joel Sartore y proviene de National Geographic
Poema dedicado a Isidora, mis ahijados y mis sobrinos.
4 comentarios:
Que hermosas palabras y que bello poema.
Besos
nela
que foto más bella
la modelo es preciosa!!!
y el poema es una canto delicioso lleno de ternuras quedas
Felicitaciones
besitos de luz
buen inicio de semana:)
Hola!!!!
Que bellas palabras, en estos días he leido de todo en los blogs, pero estas palabras me llegaron al alma....
un abrazo de oso.
Simplemente dulce! Gracias por esto!
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