
Jimmy el Popular,
se ha quedado sin patente,
veinte años de su taller carpintero,
deben salir de este Recreo.
Ya no habrá más sillones
descansando elegantes
sobre las veredas,
los tapices
vaciarán sus colores
en otro cielo,
las pequeñas herramientas
dejarán de enseñar a las maderas.
Pronto cerrará
la peluquería de don Carlos,
la tienda de verduras,
la Lavandería
de calle Habana,
la última
zapatería del barrio.
Los pequeños comercios
y sus mínimos precios
ya no pueden pagar
las rentas y los impuestos,
las cotizaciones,
los libros,
las frecuentes multas.
Ahora recuerdo mi sueño
de enero,
el barrio habitado
por restoranes de diseño,
las copas brindando,
las calles exclusivas
para motos y bicicletas.
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