27 de julio de 2010

hambre






¿Cómo leen los hambrientos?

¿Cómo perdonan?

¿Cómo mueren de amor?



Recuerdo un comedor popular en Buenos Aires,

el hombre que comió los huevos azules,

Carla caminando desnuda sobre la mesa,

lo que aprendimos de los hambrientos,

el grito de sus ojos,

el latido gris de su pena.


Recuerdo la gente comiendo de la basura,

compitiendo con perros y roedores,

muy cerca de las grandes tiendas,

el obelisco, los restoranes,

el lugar en que se entregan las ostias.


Recuerdo que nunca he tenido hambre,

ni siquiera un tarro de neoprén en mis manos,

pero la lluvia no deja de caer sobre mi cuerpo

y me acecha la miseria de los barrios,

los niños vendiendo monos,

el frío aplastando mis lamentos.




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2 comentarios:

La Dame Masquée dijo...

Muy hermoso escrito sobre un drama que no quiere irse de este mundo, y sigue golpeando con fuerza y amenazando incluso con regresar a aquellos lugares de los que el esfuerzo habia logrado desterrarlo. Da la impresión de que el hambre siempre ganará la batalla, por muchos ejercitos que reclutemos.

Feliz tarde

Bisous

Luz dijo...

Que el arte siga siendo la herramienta capaz de revelar verdades.

En relación al viaje... sabes cómo concluye?

Será correcto decir que le robe mi foto de perfil, de face a un "amigo"?

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