30 de marzo de 2010

Templo





"Tu, Señor, has dicho que habitas en la oscuridad.

Pero yo te he construido un templo para que lo habites,

un lugar donde vivas para siempre".

Rey Salomón.






Si mi templo se llena de amor,

los ángeles comienzan a cantar  su alegría,

mi hija es más dichosa y más libre,

los luceros hablan con sus gestos de siempre,

los búhos se detienen y me miran a los ojos,

con la mirada de Orfeo, con su mismo arte.


Mi templo tiene ventanas altas y ovaladas,

rocas curvas y húmedas, musgos,

laberintos formados por música,

goteras sostenidas y transparentes,

mosaicos rojos y blancos,

horizontes que respiran entre las piedras.


En mi torre siempre es sábado

y no hay cadáveres bajo el pavimento,

ni colores ni raíces ni candelabros,

nada que sea material,

aunque tenga luz de estrellas

o posea flores de manantial.



En mi casa, siempre hay bodas,

siempre están los abuelos leyendo sus libros,

jugando cartas, cocinando,

comiendo yoghurt en las mañanas.


Siempre están los niños en sus triciclos,

los obreros de la Tribu de Dan,

los amantes junto a sus lámparas,

solos en su profunda alegría,

sus rostros llenos de lágrimas,

los cuerpos con barro de  chocolate.


En mi casa, todos duermen dentro de un sueño

y creen que despiertan a escribir poemas

y construir nuevos templos

que caben en una botella verde,

hecha con fibras de sueños,

cristales que los duendes regalan

a los gatos y a los conejos blancos.


La botella que me regaló Cony,

hace mil cumpleaños,

antes de que abriera la puerta azul de mi templo

y descendiera por la escalera de caracol

hacia el lugar oscuro

en que nacen las trompetas

y duermen dioses de otros sueños,

con otros abuelos

y otras bodas que son las mismas

que ocurrieron en mi alma.


Mi templo está en la Luna,

en un lugar que fue un océano

y una cárcel

y un plano lleno de jardines.


Mi templo está en lo oscuro,

donde está la Luz que no brilla,

al otro lado de la escalera,

junto a mi Padre,

en su casa,

allí donde siempre estoy.









Las imágenes de hoy, todas de Marc Chagall, están encabezadas por las puertas del cementerio y enlazadas se encuentran los vitrales de de las doce tribus de Israel. (también hay vitrales al final).

El artista nos dijo "Para mí, el vitral de una iglesia es la pared transparente que separa mi corazón del corazón del mundo. Un vitral parece sencillo: materia, luz. Para una catedral o para una sinagoga es lo mismo: algo místico entra por la ventana".

Los vitrales fueron creados para la sinagoga del Centro Médico de la Universidad Hebrea de Hadassah (Jerusalén).

2 comentarios:

esteban lob dijo...

Hola Gonzalo:

Tras leerte, pienso que tu hija es privilegiada al estar inserta en un mundo de sueños, sin distracciones negativas.

Saludos.

José Antonio Fernández dijo...

Un templo muy acogedor nos pintas. Bueno sería que todos los templos, sobretodo los físicos fueran así de firmes.
Un saludo.

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