Como en México,
los zapatos de la novia eran rojos.
La niña que acompañaba a Camila
llevaba Luna plateada en sus zapatos
y un anciano Arlequín,
vestía múltiples colores sagrados.
En el comienzo existió un balcón
incendios asediando la ciudad
brisa acariciando nuestros rostros
música en el amor de Camila
su padre dichoso y fotografiando.
Jazmines, rosas y naranjas
observaron la ceremonia
hubo también un damasco
y niños desplegando su alegría.
Luego vino el círculo
semilla, espigas, ánfora
nuevamente Rut
rosa augurando nueva vida
cristal roto
humanos sonidos
el viejo Cantar de los Cantares.
En tanto, las conversaciones.
Carolina más allá del Sinaí
sus hijos en otro idioma
sus padres atrapados por la distancia.
Luego, neurociencia,
mente observando pinturas,
política, banderas,
el mercado.
Imagine un artefacto
dibujando de colores tus deseos,
distintas emociones,
clima electoral
amor, científicamente demostrado.
Más tarde
Lacan y la maternidad
terraza superior
escenario de barcos y estrellas
cesárea y cultura del engaño
espléndida matrona y sus verdades
morfina y niños naciendo drogados.
Alta noche y hablamos de fraternidad
lazos de unión y compromiso
Pía en su amplia sonrisa
Beatriz radiante
más alta que en mis recuerdos
más feliz que en mis sueños
bellamente buscada por el ramo.
Última conversación con Camila
y María Magdalena
pequeño secreto del balcón
mi ausencia el siete de mayo
la novia y su día más feliz.
Cierro el poema
pensando en Ricardo
firme bondad de su compromiso
alegrías que regala a Camila
fraterna acción de sus hermanos.
Es mi día más feliz dijo Camila, su padre y una pintora lo registraron.
Algo de todo lo vivido, logré conservar en mis palabras.
En la fotografía, tomada de
www.villatoscana.cl se aprecia la terraza en que conversamos sobre cesáreas.