Lo que no olvido es el poder de tu alegría
La temporada de risas
Licores rosados en tu alma
El cielo brincando en tu sonrisa.
Lo que no olvido es el poder de tu alegría
La temporada de risas
Licores rosados en tu alma
El cielo brincando en tu sonrisa.
Caminé bajo la lluvia
Antes del amanecer el cielo se caía
Soplaba húmedo sobre Recreo
Rozaba mi rostro
Elegía vivir en mi cuerpo
Querido Hermano Juan, la primavera ha estado haciendo su trabajo
El viento ha raído las banderas
La tierra ha sancionado a tus huesos
Pero vienes creciendo desde el silencio
Regresas tronando y silbando
Un hombre con sus piernas sobre el cielo
Le expliqué a la muerte sus opciones
-Prefiero esperar, me contestó
Y mi alma regresó desde lo alto
Con una carta de Elías para los juanes
.
La carta decía:
"El cielo reside en construir la justicia"
No entiendo lo que dice la primavera
Pero escucho el rumor de su canción en el bosque
La siento nacer en mi carne
Percibo las raíces agrietando la tierra
y empujando mil colores hacia la patria que sueña
Estamos piel con piel
Sólo un rayo de luna cruza entre nosotros
Hace un último esfuerzo y rebota en el espejo
Lo justo para atraparlo con ojos ojos
Y apretarte aún más
Hasta silenciar su ímpetu de plata
Todos somos dioses hasta que la muerte demuestre lo contrario
y Melilla se rinda ante la estrella del sur
oz y martillo mediante
día de pascua
los maderos de la cruz aún son arbustos en el bosque
Eres luna llena
crepúsculo
brillante lucero
lluvia de estrellas
cometa milenario
galaxia encendida en lo alto
chispa en el inicio de todo
Lo que me salva es tu mirar
La acción de tu piel en mi alma
Este impulso de agosto
Mi hija durmiendo tras la pared
Somos mamíferos que aman la sal
Seres adictos a su sabor
*
Nuestros abuelos salaron el futuro
Hundieron sus cristales en las carnes
La llevaron para cruzar el tiempo
y de paso nos ataron a ella
a sus pequeñas piedras transparentes
joyas en el alma de cada plato
En el edificio citerior
dos hombres tomados de la mano
escuchan a Vivaldi
otro tiempo se ha iniciado
un brío de luz
crece en nuestro lazo de unión
Rosalía Cid como Gilda y Nikoloz Lagvilava como Rigoletto
Cuida a la hija del otro, buen Rigoletto
pues al respetar a esa Gilda
cuidas de la tuya
y haces girar el amor
Despliega tu energía de primavera
Enciende las estrellas
y sirve primero al amor
pues así se extiende tu espíritu
En mi barco, la tarde
Brizna y llovizna
Nuestro mar antes de enfadarse
Nuestra proa eligiendo su destino
Tengo mi manta blanca
Allí marcaré el rostro de mi madre
Los aromas de mi hija
La mañana vestida de cielo
Mi carne está cruzada por el sol
Es el sol
Una pelusa en el fuego
Un destello de conciencia en la luz
Yerro al pensar que me escuchas
Aunque sigo hablando en tu cuerpo
Palpito en tu noche
Voy desde el sur hasta el viento
Lo que ayer era tuyo
Hoy es mi vida que crece
Tu tibieza en mi nombre
El ser con tu sangre y mis sueños
La brisa es tibia
El cielo ya muestra a Venus
Abro para ti la puerta
y un largo pasillo
abrigado por maderas y cristales
presenta nuestros nidos.
*
Allí descansan mujeres
viven la música
escuchan cuentos
conversan
tejen
abre sus ojos al andar de las estrellas
beben hierbas que sus madres bebieron
*
Te muestro mis libros
Los cuadernos de cada paciente
Sus dibujos
El relato de mis manos
sintiendo sus cuerpos
bañándolas
peinándolas
ejerciendo el misterio del abrazo
*
Entonces reconoces me reconoces
No fue necesario pasar a mi huerta de jazmines
Ni exhibir mis telas blancas
Ni mis ojos heridos por la pena
*
Me reconoces y guardas mi secreto