Hoy he visto el otoño
Inscribió campanas
en mi tiempo
lo sentí en mi piel
fue el viento
que cruzó por mi nombre.
Hoy he visto el otoño
Inscribió campanas
en mi tiempo
lo sentí en mi piel
fue el viento
que cruzó por mi nombre.
Nunca más sin ellas
y no faltará agua
en la raíz de este siglo
bendición a nuestros niños
cerezas , humitas y libros
Hay un sexo sentido
entre nosotros
y cabe en él este invierno
la calvicie del silencio
cierta hierba azul
una herida de placer
cierta piedad del trayecto
En parte alguna del mundo
soy del todo extranjero
me abrazan hunos y guaraníes
mis nobles hermanos de Santa Cruz
gigantes de Benarés
aquellos que veneran el respeto en Holanda
mi familia en Saint Cecile Lodge
los nuestros en Cadet y Puteaux
benditos sufís en Estambul
los talleres de Olga Maturana Santelices
la Casa del Sol en Sevilla
Esa multitud de lugares
en que me esperan herramientas
una copa bendita
y el fuego permanente del hogar.
En esta casa mi suerte
El poema de tu piel
Nuestra noche estrellada
Un intenso azul
que deja y retira sus truenos
Quiero nuestro invierno
abrazo de tu pubis
calor en la noche del tiempo
tu lengua ligada a mi ternura
Te regañan los semáforos
Habla de ti el sábado
El cinco de diamantes
La mano izquierda de un hombre mudo
Te castiga un elefante sabio
Un niño calvo lee tu mente
Un niño llamado Juan
con guantes y reloj de oro
La serpiente habla en tu nombre
También los conejos ricos
El fantasma de la leche en polvo
La lengua verde de un sargento
No hay sentido en la ternura
en el beso
esta soberbia
aquello escrito en el dorso de un silencio
la espada de azúcar y regaliz
Mas la razón tiene su imperio
Defiende a la ciudad contra estos vientos
Transforma el mundo
Nos levanta de la mierda
Expresa y celebra nuestra Luz.
No hay sentido en la ternura
Al menos es difícil descifrarlo
pero la razón nos guía al cariño
y aprendemos a confiar desde la cuna
celebrando leche y abrazos
durmiendo bajo el nombre de mamá.
Tengo al cielo
durmiendo a mi lado
rescata mi piel su ternura
y un trueno enseña su nombre
su esencia eléctrica
el bosque que incendian tus ojos.
Llega el jazz a Recreo
Nos besamos entre Bird
y champaña
La noche
lleva desnudos sus pechos
El mar enviste contra el otoño
La luna ha vuelto a llorar
No niego la primavera
Pero la encierro en mi poema
Hasta que estalle de verde
y la pronuncie el sol
Mo mueres
pues la tierra recoge tu sangre
y quedan tus nietos benditos como estrellas
el libro que plantó tu sonrisa
la escuela que pagaron tus medallas
el recuerdo y la memoria
de los que aún te nombran
Bendigo mi origen, el sol
Los cisnes que tejieron la lluvia
El poema de los nombres
La Luna, que heredará mi ternura
Acarreo rocas y extraigo metales
Cada jornada saco piedras del abismo
con mis ojos las trituro
y las llevo al fuego de mi alma
Vuelvo cada día y hay nuevas rocas
pesadas y fuertes como torres
monstruos de invasión continua
ladrillos tejidos de palabras
folios
sombras volcadas en papel
¿Conoces el destino?
¿Hay allí una serpiente mordiendo su cola?
Un pueblo ondeando sus banderas
La eternidad del silencio
o sólo el Amor extendiendo su presencia
Disque su teléfono invisible
Marque el número de su Maestro Interior
Trama misteriosa de conciencias
Sala en que el yo
danza en la torre de todos
y arden los siete pilares del cielo
Hace tiempo que Giusseppe Verdi
golpea mi puerta
Llega con vinos y quesos
mas sus ojos paridos por el viento
esos que lloraron y amaron por todos
Al salir una estrella
le presento a Gershwin y Duke
El se ríe, y luego llora
Después me habla de Italia
sus campos gobernados por la aurora
aquellos magnolios plantados por sus manos
amistad entre luz y belleza
En la profunda noche
solloza
piensa en su música agrietando tristezas
fustigando tiranos
elevando emociones
alentando el pensamiento
Antes de irse
estudia a Billie Holiday
me deja un abrazo en morse
habla de mujeres prohibidas
brinda por la libertad que crece
sube al cielo de John Coltrane
Mi acrobacia consiste
en zigzaguear seco entre la lluvia
claro, como un Maradona imposible
electrón de ojos turquesa
partícula de un plano escondido
capitán de viajeros astrales
Mi acrobacia
aquella única que cuenta
la aprendí huyendo de maridos
asido a la rama que oculta el abismo
parado sobre diez cabezas de un tigre
caminando sobre un gato egipcio
volando hacia el Padre
como la fe de un inocente
Mi caída
la que ahora presumo
causó un agujero en el ser de este mundo
y pasé de un infierno a otra tumba
herido por mi propia ternura
alma girando en el éter
tiempo ajeno al tiempo
noche herida en su pubis
mi fuego buscando otra piel
Envío mi ternura a tu alma
y te llamo, niña, hija
estrella encendida en mi nombre
sueño del último fuego
Carola Jamett luce una araña en su centro
Al occidente, Vargas la llaman.
Yo la nombro esposa
Esfera y refugio de luz
Alma con raíz en la lluvia.