Mi nombre ha muerto
Sus vocales caen y se derraman
La G se borra
Mi única a retorna a ser un toro.
Mi nombre ha muerto
Sus vocales caen y se derraman
La G se borra
Mi única a retorna a ser un toro.
Mi delito es nombrar
Me apropio de las cosas
Las designo con voces nuevas
Llamo Druna al sol
Arruz a este silencio
y Sísimo a Dios
Mi crimen es la palabra
Perdí un tigre hecho de letras griegas
Las letras puras de un burdel
Mis viejas imágenes fenicias
Tu tejes y yo me voy desnudando
Me desgrano
Pierdo mi tinta y mi sangre
El semen que aún no gasto
Dejo mi calor sobre la tierra
Tu tejes
y mis palabras se van borrando
pierden su color mis ojos
adelgazo
quedó convertido en un instante
Mi origen está en la luz
pasé como rayo entre mis padres
crecí en sus miradas y en sus nombres
respiré sus besos
estuve con ellos cuando eran niños
Bajamos de la montaña a Roberta
Palestina besando a México
Había canela y manzana en el vino
Atunes erguidos sobre paltas
Risa de Isidora
Alegría sentada en la mesa
Baba Ghanoush siempre tan coqueto.
En la Luna, poseo mi propio cráter
Tengo una ventana hacia la Tierra
y otra hacia el infinito
Bebo copas que flotan
duermo a dos metros del cielo
observo nuestros mares y montañas
intuyo el rumor de las ciudades
dejo que el cielo cruce por mi cuerpo
Nací en Argentina
Era mediodía en tono menor
Fui parido sobre un caballo
Minutos antes de la gran Luna
Rostro de luz sobre la pampa
El pibe de oro contra Inglaterra
Nací en la mesa de Borges
Era la mañana de un primer viernes
Fui parido en Café Tortoni
Soy la Avenida de Mayo
Nuestra casa en Presidente Perón
Los carros rojos del Subte
Nací en librerías de Corrientes
Huelo a tinta y a teatro
Soy el bife chorizo
Tintos de Mendoza
La sala en que hicimos teatro
Dulce de leche cuando te beso
Pasas con perfume de alegría
Niña de números y ecuaciones
Bendita nadadora nocturna
Leona del poridge
Espíritu con gafas y dulzura
Incluso el silencio me llama
Sabe de mi amor por tu cuerpo
Tu líquido deseo
El pulso y el grito de tu gozo
Que vengan las matemáticas
y limpie su razón nuestra sangre
que vengan y simplifique
calculen
midan
desentrañen misterios del cielo
deduzcan las leyes del tiempo y la luz
Cruje el mundo mientras cae
Llora
Piensa que todo pudo ser mejor
Respira antes de estallar
El nombre de mi niña
está hecho de viento
y ella huele a sol
rito ancestral
águila nueva
voz interior de un poema
El verbo creció cantando
Desde niño pensó, leyó y escuchó
Anduvo en bicicleta
Mondó naranjas
Recibió la lluvia en su rostro
Mágico, calzó zapatos voladores
Besó la tierra
Elevó sus ojos a la ternura
Ascendió montañas
Eligió sembrar la belleza
Aprendió, comprendió y enseñó
Regaló sus bienes
Lloró, perdonó, rió a carcajadas
Protegió a perseguidos
Fue en el principio la Luz
Soy rehén de primaveras
Tengo julepe
Extraño la lluvia
La sonrisa de tía Myrtha
El sol que abriga mi infancia
Andrés y Felipe fueron apóstoles
Grecia va erguida en esos nombres
Michael y Brian del siglo primero
Signos de invasión cultural
*
Maravillas del Mediterráneo
La Ley de Moisés se extiende a los gentiles
previa autorización de las salchichas
y las grandes fiestas del sábado
Has sido vendaval y locura
Bendita poeta
Templo Sagrado
Gentil nadadora
Brillante entre postres
Reina de alcahofas
Corazón del coro
Espíritu que habla en italiano
¿Fui alguna vez completa quietud?
¿Una no entidad'
¿La mismísima nada?
No, no es mi fuente la quietud
Tengo raíces en el sol
Soy el pequeño higo
de un árbol milenario
mirada de tantos abuelos hacia el cielo
eco de explosiones estelares
Hoy me encontré en Plaza Simón Bolívar
Mi yo niño, llevaba un pantalón corto celeste
y una polera de rayas blancas y azules
Yo mayor, vestía de caballero
Zapatos rojos
Terno azul claro
Unos barquillos tostaditos en la mano
"Te esperaba, me dijo el niño"
mientras tomó la mitad de los barquillos
y sus ojos bañaron de agua
aquellas mejillas morenas.
" Aprendí la ruta"
dije con la voz quebrada
y comenzamos a caminar de la mano
por calle Yungay
Este texto conversa con Rabindranath Tagore en:
El último trato
Una mañana iba yo por la pedregosa carretera,
cuando espada en mano, llegó el Rey en su carroza.
"¡Me vendo!", grité. el Rey me cogió de la mano y me dijo:
"Soy poderoso, puedo comprarte." Pero de nada le valió su poderío
y se volvió sin mí en su carroza.
Las casas estaban cerradas en el sol del mediodía
y yo vagaba por el callejón retorcido
cuando un viejo cargado con un saco de oro me salió al encuentro.
Dudó un momento, y me dijo: "Soy rico, puedo comprarte."
Una a una ponderó sus monedas. Pero yo le volví la espalda y me fui.
Anochecía y el seto del jardín estaba todo en flor.
Una muchacha gentil apareció delante de mí, y me dijo:
"Te compro con mi sonrisa." Pero su sonrisa palideció
y se borró en sus lágrimas. Y se volvió sola otra vez a la sombra.
El sol relucía en la arena y las olas del mar rompían caprichosamente.
Un niño estaba sentado en la playa jugando con las conchas.
Levantó la cabeza y, como si me conociera, me dijo:
"Puedo comprarte con nada." Desde que hice este trato jugando, soy libre.
A mi izquierda la primavera
A la derecha, los ojos del invierno
La manos arrugadas del tiempo
El año con su mascarilla y su muerte
A mi izquierda, los jóvenes y su canto
Pañuelos verdes de mujeres
Los kultrunes
Una bandada de tue tue
Las jóvenes gaviotas de Recreo
Mi hija precisa de abrazos
Conversaciones
El sol detenido en su ventana
Su derecho a cantar cada mañana
Mi hija busca
Elije el amor del otoño
El sermón de la montaña
La nariz helada del invierno