La cautela salva la vida
El miedo impide vivir
Nos aplasta
Nos recuerda que no somos dioses
La cautela salva la vida
El miedo impide vivir
Nos aplasta
Nos recuerda que no somos dioses
Vivo fuera del tiempo
Así no viaja mi cuerpo hacia la tumba
No se hunde mi sol
No envejece mi Dios
Tengo ojos que miran en la noche
Estos ojos míos tienen nariz y genitales
Bendicen y Golpean
Son gentiles, bruscos, a veces eternos
Les gusta robar
No engañan
Se cierran después de besar
Una ciudad crece en mi alma
Hay tres lunas en mi noche
Mi amigo el Lucero ríe desnudo
y la tierra es azul en mi rostro
hermana de bosques
cuerpo exterior
ahora mi hogar y pronto mi tumba
El ser humano es una estrella que vota
Animal parado en dos pies
Cuerpo que lee
Partícipe de una gran conversación
Carne atravesada por emociones
Cuba era grande en la bandera del partido.
Cabía en el corazón de los pueblos
Excedía su cielo
Habitaba en millones de conciencias
Cuba era y no era
Superaba bloqueos y zafras
Desembarcos y escuelas
Viajes secretos
Sus ojos de fuego en selvas de América
Bella, estaba escrita en papel roneo
Fumaba grandes habanos
Era joven antes que tirana
Esperanza antes que tristeza
Sueño, antes que vértigo y fuego.
El tiempo ha perdido sus lunes
y esas horas de Selene
rechazan las madrugadas
besan sin rubor
Lloran cuando alguien dice martes
La luz está callada en mi alma
Sonríe con dulzura
Arropa silencios
Habla en mis sueños
Escribe futuros en mi sangre
Los domingos son para morir
aunque el mundo olvide que fuimos primavera
señores de la tierra
jóvenes fecundando las tormentas
El mar ha dejado marcas en mi cuerpo
Hay una gran línea azul en mi nombre
Trazos de espuma en mis mejillas
Sal y humedad sobre mi tumba
Pertenecemos a las estrellas
Cruzamos sus ciclos
Habitamos sus luces
Volamos serenos sobre esta esfera
Donde tú vas, allí está la ternura
Tropiezas pronto con el Canelo
La gratitud de la tierra
Pasos del sol
La amistad azul del silencio
En la tierra, huesos
Sólo vestigios de sonrisas
Carcajadas
La estatura solar de lo humano
En la tierra, huesos
El nombre de un padre
Cierto espacio de luz
El templo en que nacen nuestros sueños.
Este territorio de luz
es nuestro hogar
el libro que leen los cielos
nuestra raíz de alegría
la casa que formamos sobre el mar
Tienes memoria de mi piel
y habito en tu tibieza
existo en tu claustro
vuelo y canto desde tu ser
Vamos a la Universidad de Chile
Al centro de nuestro espíritu
Nuestra sala de soñar
El taller en que nace el futuro
He visto las manos verdes del mar
Sus largos brazos golpeando mis ventanas
Entrando lentamente a esta sala
Besando los muebles y mi cuerpo
Todo en la hora mágica del atardecer
Al fin y al cabo, la tierra nos mira
Usa los ojos de las machis
Sus sortilegios de números
El poder del Canelo
La fuerza y el misterio de la sangre.