La ciudad pule su nombre
Regresa la risa a estos jardines
En la terraza champaña
Musaka y zanahorias
en medida justa
Una sandía roja para la paz
La ciudad pule su nombre
Regresa la risa a estos jardines
En la terraza champaña
Musaka y zanahorias
en medida justa
Una sandía roja para la paz
Confío en el aire y nuestros cielos
Quiero que me devuelva tu rostro
Me acerque a la fiesta de tu risa
Y pasemos juntos los inviernos
Hija y padre unidos
Uvas del mismo racimo
Dos gotas de un río infinito
Escribo interrogantes
y forman una columna efervescente
Luego anoto respuestas
que viajan rápido
a parir nuevas preguntas
más jóvenes
más delgadas
más cercanas a las estrellas
No hay fronteras en la muerte
Los ángeles
no guardan allí sus skates
y la hembras desnudas
que allí pululan
son sólo reflejos
anticipos de madres
que parirán la luz
Dame un peligroso silencio
y bésame bien
Deja que tu luz
atraviese mi cuerpo
y anida tu rostro en mi piel
Yo escribiré en el cielo
tus ojos de niña
El telar de tu sonrisa
Tus manos que borran los nudos
Tu mente que vuelve a rezar
Varios monstruos
habitaban mi noche
Asediaban cuerpos femeninos
Mentían
Robaban el tiempo
Ultrajaban la dulzura
Perseguían la esperanza
Hubo entonces agua y luz
Poderoso fuego
Paso valiente por la muerte
Deseo de persistir
Sentimiento de hermandad
El sol brotando en las montañas
Me gustas
Eres la que cuida el invierno
Maestra
Dulce en tus colores turquesa
Espíritu que bulle
Nombre del sol en mi centro
Eres mi alma y mi tiempo
Cielo que escribe mis sueños
Ángel bordando mi nombre
Agua de piedras y montañas
Espíritu
Mi antigua casa en tu vientre
Cada día devoro el mundo
Mis labios derraman océanos
Cimas de altas montañas
Roqueríos erectos
Ciudades de barro
Planicies
Caravanas
Pirámides invertidas
Ejércitos de tanques
Largas brigadas de elefantes
Por la noche, prosigo con la Luna.
Mamita:
Hoy dibujo mi alegría en tu nombre
Y me acerco hasta abrazar tu dulzura
El imperio de tu piel
El viaje de tu luz por los cielos
Lo que encima queda es la memoria
Tu cuerpo abrigado sobre la terraza
Nuestro viento
Tantas y tantas preguntas
La vida persiste en los ostiones
Aves sumergiéndose en las olas
Fabiola en el arbusto de besitos
Día de andares y sabores
La ciudad caminas obre el mar
Alguien nos espera en Tombuctú
Quizá los santos del Islam
Libros que escribieron otros siglos
Aquellas manos de la arena
Oro dormido en el Níger
La Corona de Mansa Musa
La rosa verde de África
Siempre hay un día para abrazar a Chaucer
Pensarlo nevegando
Escribiendo después del trabajo
Enriquecido por pequeños sobornos
Peligrosa vida en la Corte
Arte de atender a los Reyes
Tengo diez nombres para mundo:
Agua
Hogar
Tercer barrio del sol
Patio de todos
Roca de Vida
Nave espacial
Gran casa redonda
Planeta de aves y árboles
Capital de los nombres
Bella madre en el cielo
En mis horas un día de piedras
El sol clavado en las paredes
Tu vestido rojo como bandera
Negroni en Asamblea de los Soviets
El mundo bajo el suelo de mis letras
Siempre hay tiempo Gonzalo
Huesillos y mote en tu verano
Tu bella esposa
Estrellas espiando en la ventana
Hay tiempo compañero
El sol uy la lluvia pasan por tu rostro
Tu hija te abraza
En café de visita desde la altura
Hija, toma tu libro de luz y sigue adelante
Endereza ríos con tus brazos
Vive en una ronda de sonrisas
Quédate siempre en mi abrazo
Fluye como el agua y el aire
Has dormido junto al mar?
Yo lo hice
Y pasó la muerte a nombrarme
con sus tijeras de mango verde
Pero muy arriba.
las estrellas,
me soñaron.
A mis Capitanes:
Perdida Jerusalem, id por el mundo.
Buscad las antipodas de Sión
Las costas que visitó Ulises
El monte que muestra el horizonte
Allí levantareis nuestro templo
7 signos habrá en vuestra frente
De de cada uno de ellos seréis purificados
El sol despertará en vuestro centro
Y en ese campo de luz habrá Fuerza de Amor