La niña me enseña a vivir
Mide la distancia entre sus sueños
Alegra mis tareas
Es un sol que me dice papá
La niña me enseña a vivir
Mide la distancia entre sus sueños
Alegra mis tareas
Es un sol que me dice papá
Has creado mi postre a fuerza de besos
y yo lo devoro como chocolate
recojo su crema que nutre mi boca
frutillas que sobresalen
flores de mazapán y fuego
Imagina que eres otro Gonzalo
Uno que camina sobre el aire
Capitán librado a los vientos
Papá del invierno
Taxista con sombrero de plumas
En los 100 cantos encontre el secreto
10 por 10 igual 100
Las 10 piedras de la tretratkys
Con diez triángulos construyo el decaedro
En su interior el Lucero
Amanece la estrella
Beatriz iluminando el texto
Fulgura el zafiro
En la imagen, la firma del poeta
Ain Sof no abre la puerta
No admira el olor de los damascos
Más que ciego, no percibe
No castiga , no enseña
Ni siquiera bebe café mientras fuma
Puedo afirmar que no tengo alma
sólo tiempo y sangre
unos cuadenos con frases
estrellas que forman mi noche
Alicia en cielos que cantan
El tiempo usaba pantalones cortos
Había flores en las ciudades
Abundaban los veranos
Había lagartos en el campo
y prisioneros secretos
pensaban en sus hijos
y evitaban el llanto
antes de entregar su calma
Sobre Valparaíso, el poder del sol
Su beso que brinca 11 minutos
Mi cuerpo que es su carne
Igual que el bosque y la lluvia
Bendita piedra de fuego
Punto que miraron mis ancestros
Alma de Luz
Padre de rayos
Ser en la cabeza del mundo
Hay ciudades en mi alma
Una capital en mi hija
La Cordillera con el nombre de mi madre
Escuelas que llamo papa
Varios ríos que llevan a la aurora.
Salgamos a buscar la ciudad
Abrir la puerta del sol
Cruzar ríos de personas
Alzar alegrías
Romper 7 o 10 espejos
Caminar con el agua hasta las pestañas
Lo descifré Sandro.
Gritaste que tu trabajo no es engaño
Eres creador de verdades
No otro mago del fraude
A más de 500 años,
te agradezco la conversación.
Tu trabajo elocuente
El colorido fraude luce albo y sin pintar
Virgilio lanzó su cuerda
y tú no necesitas artilugios
paños de Turquía
Los colores vitales del estafador
En el libro del cielo las estrellas se separan
Pero tú no has marchado
Regresamos sobre rocas de cemento
cenamos fajitas inventadas
y volviste a tejer tus preguntas
tu montaña de cantos
el viento de alegrías que soplas sobre el mundo
El día en que recién casada
llegaste a Florencia,
todas las cosas tomaron nuevo nombre.
Los mercaderes abandonaron sus negocios,
hombres consagrados abandonaron su Fe
y los marineros renunciaron al mar
.
Tu rostro iluminó estandartes de campeones,
se hizo sol en los sueños
e invadió el hacer de los pintores
que buscaron, con pinceles, imitar tu luz
y borrar tu temprana muerte.
.
El más conmovido fue Sandro Botticelli
que vió en ti: Alegría,
Venus, Primavera y Flora.
Años después y en virtud de testamento:
los huesos del artista miran para siempre los vuestros.
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Mi navidad tiene trenzas de sol
Me lleva en los brazos
Hace gatitos en los vidrios
Me defiende con su alma
Respira
Abraza
Es mucho más que la palabra mamá.
En la franja nuestro castillo
Las sucesivas fortalezas
Manzana que madura en el viento
La espada de Homero
El prado que mira nuestro sol
En una servilleta : los nombres del cielo
Todo el rojo de tus labios
Mi bandera blanca
Nuestro mapa de viaje
Agua tuya
El rayo que lanza mi estrella
En la puerta del horno se quema el sol
y gritan inocentes los condenados
millones respirando los gases
cavando tumbas
atendiendo asesinos
antes de caer degollados
consumidos por el fuego
desnudos y completamente humanos
Es de buena suerte pagarle a los poetas
Invitarlos una copa de sangría
Cierto almuerzo con parrón y vino tinto
Un pasaje sencillo a a la mitad del cielo
A este solsticio
A la palabra compromiso
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