Hoy es un día importante
Mi enamorada tiene la primavera en su nombre
El sol la mira y se sonroja
Hay viento
La risa de Patricia
Tu arte en chocolate y frutillas
Hoy es un día importante
Mi enamorada tiene la primavera en su nombre
El sol la mira y se sonroja
Hay viento
La risa de Patricia
Tu arte en chocolate y frutillas
He calculado que un poema
debe ser tan lento como la aurora
siempre con veloces destellos
palabra sobre voz y tambor
bastones marcando los ritmos
la carne preñada de cielo
rayitos antes de la muerte
La noche lee y estudia
Me besa en la frente
Sopla sobre las olas
Deja su ropa en la silla de este cuarto
Pasa desnuda a formar mi alegría
En qué ciudad está el amor?
Lo he visto en Curicó
Celeste sobre nuestro puerto
Verde y azul en Recreo.
He visto sus anillos y sus sombreros
Su cajón de esmeraldas
El libro que estudian su ojos
El poema de sus mejillas
Cierta lagartija sobre su nombre
Y en todas partes
su ciudad me abraza
abre sus senderos colmados de cisnes
presenta el bosque de sus coros
tropieza entre el silencio y la luz
Los dioses han llegado a nuestras mentes. Escalan raíces neuronales. Observan el mundo en nuestros ojos. Sienten la humedad de la tierra. Han comenzado a abrazarse. Ríen cuando nuestros cuerpos se aman.
Estoy aquí para degustar tu voz
Subirla a mi boca
Sentirla reír en la noche
Pronunciar tu certezas
Incluir tus certezas en mi viaje.
Ven a despertar en mi nombre
pues hundiré mi ego en tu rostro
y crecerá mi año en tu cuerpo
nuestro roce de sal
el viaje que intuye tu ángel
Así el aire hablará en nosotros
Y mis zapatos seguirán tu rumbo
insistiendo en el color de tus ojos
tus heridas de cocina
las ideas que juegan en tu sangre
Nadie se quedará sin victoria
Habrá libertad para todos
La sombra besará a su luz
y el árbol llenará de frutos nuestra casa.
Es que mi hogar será tu casa
Volveremos a abrazarnos
A conversar la extensa noche
traspasados por la palabra
libres en el recuerdo
felices al reír con el presente.
Las rocas rugosas
presentan las arrugas de un rostro
Los ojos grandes
La trompa y la boca de un elefante
Entre las heridas de la piedra
fluye agua
un líquido cuajado de sol
el espíritu del bosque
ahora bañando los cuerpos
Poco a poco nos vamos desnudando
El agua nos acaricia y complementa
Femenino y masculino se tocan
Aprietan
Fluyen en la corriente
Mudan la distancia en amor.
Pero otro espíritu nos alcanza
Uno en otra dinámica
Traje de baño en una pieza
La diversión del agua
Se termina aquí la desnudez
Creo en las primeras cosas y en el aire. Hierro que pesa en mis sueños. El bosque. Tierra dormida. La lluvia. Cien años de paz.
Creo en el rubor de la mente. Nuestro Lucero. Barco de argonautas. Medea y su fuego. Mi hija. El hijo entre mis ojos y su nombre.
Caminamos con Isidora
Anduvimos relajados
por la cintura de Recreo
Nos detuvimos por helados
en el Reino de Fresia Parra.
El mío tenía bayas del bosque
El suyo, distintas variedades de verde.
La niña disertaba sobre Leyes de Mendel
Distinguía cuicos de pitucos
Surfeaba segura en modismos ingleses
Conversamos de un libro nuevo
Ella a cargo de las imágenes
El cómic
Zaga de aventuras
en catedrales y novelas
El ángel sigue sentado en la escalera
Cree intimidarme con su espada y cree bien
Tal vez tenga que esperar a que duerma
y tobarle las llaves
No sería el primer ladrón en los cielos
Ni el primer ángel caído por emprender su sueño.
Recibí documentos
importantes relativos a un viejo cliente
Le escribí y
resultó que estaba preso en Israel
Viajé de
inmediato, con un solo bolso por
equipaje
Llegué a una
cuidad calurosa y de gente morena
La cárcel se
parecía al hospital de La Ligua
Me dirigí a
una gendarme y hablaba castellano con el tono de Chile.
Me permitió
entrar a la Cárcel
Pasamos
junto a un puesto de comida, en que destacaba una amplia variedad de humitas
Seguimos por
escaleras y edificaciones hasta llegar a una zona en
ruinas.
El único preso allí era mi cliente, que jugaba
ajedrez solitario, peinado a la gomina, vestido con chaqueta azul y pañuelo al cuello.
En la sala
sin techo, los muros extensamente horadados, a modo de grandes ventanales, dejaban ver un
gran canal que cruzaba una ciudad llena de vida y de edificios más altos que los
venecianos, sofisticados, con la
apariencia del 1900.
Por el canal
comenzó a acercarse una balsa sobre la que pronto divisé a dos niños rubios que
reían en traje de baño, mientras se desplazaban por la rápida corriente.
Yo
estaba absorto y conmovido por el
paisaje, tanto, que no sentí el agua que llenó la habitación hasta que mojó mi único
traje y mi bolso con los documentos.
Mi cliente
se alteró por el incidente, yo pensé en comprar nueva ropa y desperté.
Imagino peldaños
Un ángel sentado y fumando
Halcones girando en los aires
Una hilera de penitentes
En lo alto la puerta del verano
El ángel me abraza
Susurra la clave secreta
Números que abren la puerta
Airbnb
Tú lugar en el monte sagrado
Sobre el Lucero, Bolivia
Más allá la selva
Tempestades y Lagos en el cielo
Multitud de naciones
El sol circulando sin fronteras
La Luna, nuestra hermana, nos contempla
En una pausa de la peste
El patio Andaluz
Mi hija y mi hermana
Los trabajos de noviembre
El año en que extrañamos abrazos.
Trabajo en ser feliz
Recibo el sol en mi cuerpo
Me dejo besar con alegría
Voto contra la soberbia
Escribo tus piel en mi memoria
Respiras con fuerza
cuando piensas mi cuerpo
acercarse a tu nombre
y sospechas mi sangre
deseando tu noche
mi piel hiriendo tus límites
suavidad
confluencia
eterno momento del Uno
episodio y destino
la palabra nosotros gritando
alarido del tiempo
dioses cruzando este siempre