Imagine el Uno
En su centro, Carola Jamett
Ovillada como eje del Universo
Pensando raíces y coronas
Extendiendo su amor
Recibiendo el abrazo y el cruce de los mundos
Allí, en el lugar sin tiempo
Mientras lee, medita y sueña
Imagine el Uno
En su centro, Carola Jamett
Ovillada como eje del Universo
Pensando raíces y coronas
Extendiendo su amor
Recibiendo el abrazo y el cruce de los mundos
Allí, en el lugar sin tiempo
Mientras lee, medita y sueña
Tengo muchos abrazos por repartir
Unos con perfume de naranjas
Otros junto a la sal del mar
Muchos vendrán en mañanas de sol
Los habrá nocturnos y salvajes
O templados
en tardes de chimeneas y velas
Me alegran palabras y números
El verde de la lechuga
Fuego en Monasterios
La sombra como nombre de la noche
¿A dónde vas cuando sueñas?
O dejas nacer el poema
Antiguo comadrón de luces
Venerable escultor
Hombre a cargo de tus miedos
Cierro los ojos y soy
Viajo en la mirada del Universo
Recibo mar y tibieza
Sueños de mi hija
Palabras trazadas con silencio
El cerebro sirve:
no sólo para pensar
Posee antenas hacia estrellas
Explica - Asiente - cuestiona
Tiene lazos con cada célula
Danza en emociones
Apagas el ruido y se llena de amor.
Imagina que tienes la franquicia de Dios
Las llaves
Propiedad sobre los libros
Las noticias
Tantos caminos que llevan a Roma
Soy porque juzgo
Tengo conciencia y analizo mis actos
Respeto los juicio de otros
Me enriquezco con las voces del mundo
Subí Recreo con mi hija
Luego bajé a esta primavera
Los ojos de mi padre
Esta noche de luces
La ciudad herida y con hambre
Mi madre está hecha de luz
Niña traviesa
Maestra
Ser con trenzas de oro
Viene ella a darme leche
A cuidar mi nombre y mis sueño
Cambiar mis pañales
Limpiar mi nariz
Navegar conmigo en bañera celeste
Alicia está hecha de verdades
primos extensos y alegres
abuela Luisa
damascos en exceso
Vladito esta meando en la leche
¿Cómo es el corazón de Isidora?
Creo que lleva e una caja de música
Animales
Idiomas que habla su espíritu
En afán de sentirse valorada
Todo crece en el cielo
Nuestra música
El sexo
El fuego que mece los cuerpos
Tu boca que guarda mis besos.
La noche también tiene sus ritos
La ciudad con su traje de fiesta
Nuestro Zeus jugando en los cielos
Mis ojos hacia occidente
Los niños riendo antes de dormir
Votaré apruebo con la mano del corazón
Confiando en la gente de esta tierra
Afirmando lo indígena y lo femenino
El derecho al sol
Sagrada noción del trabajo
Todo el énfasis a la escuela
Que vuelva el poder a nuestro pueblo
¿Qué escribirás sobre tu tumba?
Ojalá tus padres no llenen el silencio
Y pase sencilla tu ausencia
Sin lluvia en las miradas
Sin la sombra y el frito del luto
Encontré tu nombre tirado en la basura
Aquella mirada encendida
Algunos días en la playa
El verano que fue nuestro
Luego pasó un ángel
Recogió tu nombre y lo puso en los cielo
Llevó tu mirada a su pecho
Vivió nuestros días de playa
Fue el verano, el mar y tu cuerpo.
Mis rodillas dicen que estoy cansado
Hablan de la ciudad dormida
El amor distante
Los amigos guardados en pantallas
Cierro los ojos y me calmo
Escucho los gritos del viento
La miel en mi nombre
El mar sembrado en mi ventana
Mi padre, el hijo de Rita Díaz y yo, viajamos a Santiago.
Visitamos un Centro de Extensión de la Universidad de Chile
Era una mañana soleada y hermosa
Había hemeroteca y unidades cilíndricas alargadas
que exhibían videos científicos.
El hijo de Rita era aún niño y fue el primero
en descubrir la imagen
Era una filmación del cerebro humano
Precisamente el de un moribundo
Desde el centro del cerebro
fluía un material de color blanco.
En la parte superior se aglutinaba
figurando un hombre delgado con sombrero
El sombrero del mago
La lemniscata
Poco a poco, salía ese energía hacia el exterior
El cosmos
La conciencia mayor que nos forma.
Luego subimos a la hemeroteca
Allí estaba mi madre y le contamos la maravilla.
Después, desperté del sueño.
Hay muertos recordando esta vida
Huérfanos en laberintos de sueños
Energías desplegadas en libros
Esparcidas en carreteras
Fronteras de uno y otro mundo
Lugares cargados de infancia.
Nada queda en mis ojos
Pero el día crece
Arranca sus raíces
Devora los nombres de la muerte
Vuelca su tormenta en la noche.