Ayún posee templanza de bosque.
Respira un azul de volcanes.
Asoma sus ojos entre copihues.
Llama reinas a las hadas.
Tiene en el pangui un hermano.
Pinda y Chinkoll posan en sus hombros.
Juntos buscan caídas de agua.
Despiertan al Canelo.
Prueban la sangre del maqui.
Roban al día su luz.
En niño marca la tierra.
Divide así mundos.
El tiempo.
Frontera imaginaria del ser.
Así sus manos construyen el viento.
Sus ojos alcanzan estrellas.
Su cuerpo lleva signos de ancestros.
Y su espíritu circula en el mar.
El mundo también está en su alma.
Le dice buenas tardes desde un poema.
Aplaude sus primeros pasos.
Viaja en tortas de su abuela.
Vuelca su alfabeto en Ayún