agua derramada en las quebradas
limones creciendo en los jardines.
Se llevaron las manos del viento
cielo cayendo como un río
humedad de la ropa y de la carne.
Este texto conversa con la poeta brasileña Cecilia Meireles en:
Infancia
Se llevaron las rejas del balcón
desde donde la casa se avistaba.
Las rejas de plata.
Se llevaron la sombra de los limoneros
por donde rodaban arcos de música
y hormigas rojizas.
Se llevaron la casa de verde tejado
con sus grutas de conchas
y sus vitrales de flores empañadas.
Se llevaron a la dama de viejo piano
que tocaba, tocaba, tocaba
la pálida sonata.
Se llevaron los párpados de antiguos sueños,
y dejaron solamente la memoria
y las actuales lágrimas.